El bórax del rompimiento.

146 2 0
                                    

Lo que la madre de Sam le dijo la noche pasada no se me fue informado, se les veía un tanto preocupados pero los ceños fruncidos de disgusto estaban ahí.

Luego de que lo reprendieran por alguna cosa le mandaron a llevarme a casa, gracias a todos los bebes alienígenas del mundo estaba tan enojada que no me obligo a hablar, el camino fue rápido y sin más llegue a mi casa y me di un baño.

                                   ************************************

La cabeza me reventaba sentía que en cualquier momento me iba a explotar y mis sesos saldrían disparados por todas direcciones, sin embargo me las arregle para cubrirlo.

Hoy era mi primer día de entrenamiento, Michael me había visto manejar una hora antes de que llegara Sam para mi mala suerte, no sabía que él estaría aquí, el día anterior llame en la noche a Tom para confirmar una nueva cita, me mando por correo la dirección, junto con información adjunta. Mi tarde estaba entre aprender a ser más rápida y poder controlar el manejo del auto.

-No creo que sea necesario todo esto.- dijo Sam con los brazos cruzados frente al pecho. Un gesto que había adoptado unos días para acá.

-Es totalmente necesario, a menos que desees que tu novia pierda el control y salga a darse contra una pared.- dijo Michael bajando de su auto.

No tenía ganas de hablar cada palabra que ellos decían me golpeaba brutalmente y usar mi propia voz era aún peor.

Después de la fiesta en casa de Sam llegue a la mía ya que tuvo cosas que hacer regresamos antes, en cuanto puse un pie en la bañera para darme un rápido duchazo y evitar un resfriado mayor ya tenía escurrimiento y dolor de cabeza.

-Mira las vueltas son un poco difíciles si no consigo dominarlo, pero de ahí en fuera pisar el pedal no es gran esfuerzo.- dije hacia Michael, que estaba frente a mí, la sensación de ser invencible se apodero de mi desde el instante en que tome el volante y me dijeron que pisara a fondo, si bien no fui tan rápida como mi contrincante, logre llegar solo un metro detrás de el algo que no todos habían hecho a la primera.

-Sigo sin estar de acuerdo.

-Bueno eso no importa, después de todo quien debe dar el consentimiento soy yo.- dije aun molesta por lo de esa noche.

Era un poco estúpido seguir peleados con eso pero ninguno había llamado al otro para pedir disculpas ni mucho menos, sinceramente el hecho de que Sam no confiara en que le seré fiel me molestaba y me lastimaba al mismo tiempo, porque no solo estaba pensando que lo dejaría por cualquiera si no que sería capaz de meterme con alguien de su propio equipo.

Sam se acercó más a mí y me tomo del brazo jalándome de nuevo dentro de la cochera.

-Suéltame.- dije forcejeando.

Paramos.

-¿Qué te traes ahora?- pregunto tosco sin dejar de apretar mi brazo.

-Yo nada, sin embargo tú no dejas de decir la misma tontería.- reproche.

-Así que velar por tu seguridad es una tontería.

-Disculpa pero llevo toda mi vida cuidando de mi misma, no es como si de pronto necesitara guardaespaldas.- me solté en cuanto aflojo la mano.

Su rostro solo estaba rojo por el enojo, llevábamos cuatro días sin vernos ni hablarnos y esta no era una buena manera de empezar.

-Mira no tengo ganas de pelear, yo solo he venido a entrenar y si no te apetece ayudarme puedo pedirle ayuda a Tom.- señale la puerta para que se fuera.

Enamorada del malDonde viven las historias. Descúbrelo ahora