Encuentros con la verdad

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SARAH:

Mi respiración se escuchaba un tanto agitada por lo que acababa de escuchar, mi pulso se aceleró un  unas ganas incontrolables de darle un beso a ese imbécil me atacaron, pero no podía eso solo me haría quedar como una grandísima idiota, voltee la vista para no mirar esos ojos suyos que tanto me gustaban y la encontré estaba exactamente atrás de nosotros y comencé a retorcerme para alejarme de esa cosa, le di u  gran empujón y casi salgo corriendo.

-Tranquila solo estaba jugando.- su cara se veía llena de confusión.

-Corre por favor no quiero estar cerca de esa cosa.- lo jale del brazo con toda la fuerza que tenía.

-¿Qué cosa, pero que te pasa?- me detuve para explicar un poco las cosas ya que no podía ver a la abeja cerca de nosotros.

-Si te cuento juras no reírte.- lo amenace.

-Depende.- dijo cruzándose de brazos.

-Es enserio júralo.- le levante el dedo pequeño para que lo entrelazara con el mío haciendo de esta manera que lo prometiera.- es que – me mordí el labio nerviosamente.- le tengo fobia a las abejas.- soltó una enorme risa y no se contuvo en agarrarse el estómago para no caer, sin más le propine un golpe en la cabeza.

-¿Eso porque fue?- se sobo sin dejar de reír.

-Tramposo lo prometiste.- me adelante.

-Lo siento, es que es enserio la ruda gritona le tiene miedo a una simple abeja, no tiene sentido alguna.- me abrazo por los hombros, su maldita colonia hacía estragos en la zona lógica de mi cerebro volviendo locas a mis hormonas a su paso -¡Por dios huele tan bien!-.

-Tiene sentido si no sabes si eres alérgico o no.- le saque la lengua un acto muy maduro de mi parte.

-Está bien sin más burlas, todo por eso te voy a contar algo vergonzoso de mi okay.- acepte de todas formas sería bueno saber algo más de Sam tal vez podría usarlo a mi favor, cuando creí que no podía ser tan tonto y despreciable de lo que ya era salió con un comentario tan tonto como este.

-Le tengo miedo a pie grande.- susurro en mi oído, le di otro golpe y se solté de su brazo siguiendo mi camino un poco indignada, pero bueno que se  creía si le había dicho la verdad es porque creía que dentro de tanta porquería humana podía caber un poco de objetividad pero ya veo que no.

-Adiós abejita.- grito desde la puerta de la entrada, maldito negué con la cabeza y le dedique el dedo medio.- pero si me amas nena.

-Quisieras pedazo de idiota.- grite más cabreada que hace un raro, pero que este chico si sabe cómo hacerme enojar solo un segundo cerca de él y son como una especie de loca bipolar.

Cuando llegue a casa mama ya se había ido a su trabajo, subí corriendo a mi habitación para inundarme de letras cuando mi celular comenzó a sonar.

Que tengas buena tarde abejita.”  Era un mensaje de Sam pero que este no se cansa acabo de llegar a mi casa y ya quiere estar encima molestando.

Pero sí parece que el enamorado es otro (por cierto jódete)” respondí severamente, a los dos minutos su respuesta no esperada ni deseada (aunque tal vez deseada un poco si a si le llamas gritarle al teléfono por una respuesta) llego.

Respóndeme una cosa”

“Depende” conteste.

Primero promete que contestaras con la verdad” - ahora que se traerá este entre manos- pensé.

“Si ya como sea apúrate que ya quiero irme a leer”

“¿Te gusto?” su pregunta me tomo por sorpresa, las manos me sudaban por el que contestar – Tal vez me sentía a traída a el de alguna forma, pero así como gustar no creo digo ni siquiera lo conozco.-

Enamorada del malDonde viven las historias. Descúbrelo ahora