Otro problema mas.

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SAM:

Los nervios se me pusieron de punta de inmediato, el carro no era simplemente un lujoso auto más sino que le pertenecía a la persona que más despreciaba en mi vida. Como era posible que nos encontraran, no lose eso es lo peor del asunto.

-¿Qué sucede?- pregunto Sarah acomodándose en su lugar.

-Quédate y por lo que más quieras esta vez no me desobedezcas.-dije muy serio.

-Pero…- la deje a media frase.

Abrí la guantera y saque una pistola, la metí en el borde de mi pantalón y salí del auto poniendo los seguros correspondientes.

-Sam por favor no hables y sígueme.- dijo Tom muy nervioso, lo seguí al auto rojo donde afuera de la puerta me esperaba un hombre de porte fiero y ojos penetrantes, era alto y de una tez obscura como el carbón, en su mano derecha una pistola estaba bien agarrada.

-¿Qué carajo te crees para desaparecer y no reportarte Miller?- me pregunto el hombre de color que respondía al nombre de Michael, camino dos pasos más cerca de mí.

-Tenía cosas que hacer.- respondí fríamente parándome más derecho para imponerme.

-Como siempre he dicho eres un jovencito con muchos testículos, súbete.- me ordeno señalando con la pistola el interior del auto.

-No puedo.- dije nervioso.

-Me vale una verdadera mierda, tenemos un problema y  si no quieres que te lleve a la fuerza súbete ahora.

Me retorcí las manos por el miedo de dejar a Sarah sola en la carretera o peor aún que supieran que estaba aquí, daba gracias que hubiera sido Tom quien se acercara al auto, pero al parecer la situación se estaba poniendo mal ya que jamás en mi tiempo con Michael se había tomado la molestia de preocuparse por mi paradero.

-No iré a ningún lado.- conteste, acomode el arma para que no se deslizara.

-Me sorprendes Miller, ahora te sientes el poderoso.- soltó una risa macabra que me helo la piel.- súbete que nos vienen siguiendo.

-¿Pero quién?- pregunte ahora más asustado, podríamos dejar mi auto y subir al de Michael para hacer la finta de que paramos pero no detendría a nuestros atacantes por mucho tiempo.

-Es la gente de Pantera y no se ven muy contentos así que vámonos ahora.- si Pantera estaba metido en este lio ahora tenía sentido el porqué de la preocupación de Michael, ese hombre no era de fiar y  mucho menos era alguien de palabra.

-Pero hay un problema.- dije agachando a cabeza y señalando el auto.

La mirada de Michael se puso seria pensando que era lo que había hecho esta vez.

-No puede ser cuantas veces te he dicho que dejes de traer chicas contigo.

-Lo sé pero ella es importante.- suplique.

-Veré que hacemos, esperen un momento.- dijo nervioso saco el móvil de la chaqueta y marco un número, empezó a decir más cosas que no pude percibir pero tenía que ver con un cambio de planes de eso estaba seguro.-Tenemos que apresurarnos en cinco minutos estarán frente a nosotros, si nos adelantamos ahora tendremos dos minutos de sobra y será suficiente.

-Tom ve por la chica.- mi amigo obedeció la orden sacando a Sarah del auto inmediatamente.

-¿Qué carajo?- dijo esta cuando ya estuvo afuera.

-Suban.- ordeno Michael.

Mentalmente pedía para que las cosas fueran bien y no tuviéramos que toparnos con él o con su gente, pero si por alguna razón alcanzaban a ver a Sarah ahora estaría en graves problemas.

Enamorada del malDonde viven las historias. Descúbrelo ahora