A la mañana siguiente, Juan se despierta en la lujosa habitación para invitados que Sherry ha hecho preparar para él. La noche anterior, fue al hotel a recoger sus cosas y las de Lucky, acompañado de Albert, y las llevó hasta allí.
La habitación de Juan es muy espaciosa. La cama es de un tamaño y una calidad excepcional. Por la noche, dejó su ropa en el armario, que es tan amplio que piensa que podría meter su despacho en él. El libro de Lucky, su ordenador y las notas que tomó del viaje a Groenlandia los dejó en un escritorio que hay al lado de una de las dos ventanas. Mira los muebles con asombro. Son de madera maciza y tan bonitos que deberían estar en el Palacio de Versalles, por lo menos. Nunca había estado en un lugar tan lujoso y se siente un poco cohibido ante tanta ostentación.
Después de ducharse y peinarse en el cuarto de baño contiguo a la habitación, se viste, sale y llama a la puerta de Lucky.
—Lucky, ¿estás despierta? —No recibe ninguna respuesta, así que llama con más insistencia.
Cansado de esperar, abre con cuidado la puerta y asoma la cabeza. La habitación, muy parecida a la suya, está vacía. No hay señales de Lucky. La cama está sin deshacer y las bolsas continúan en el mismo sitio donde él las dejó.
Asustado, vuelve a su habitación y comprueba que el libro lavanda claro se encuentra en perfecto estado. Sigue encima del escritorio, donde ha pasado toda la noche. Suelta un suspiro y vuelve a salir camino al comedor. Baja las escaleras y se encuentra con el mayordomo.
—Buenos días, Albert, ¿sabes dónde está Lucky?
—Buenos días, señor Peña. La señorita Lucky ha pasado la noche fuera, en el jardín, junto al señorito Brago.
—Gracias —dice mientras sale corriendo de la mansión.
Llega al jardín y, dando la vuelta a la casa, encuentra a los mamodos abrazados en el mismo árbol donde los dejó Albert la noche anterior.
—¡Lucky! —le grita Juan muy serio mientras se aproxima a ellos—. ¡¿Se puede saber que estás haciendo aquí?! ¡¿Sabes el susto que me he llevado al no verte en la habitación?!
—Buenos días, Juan. Hemos pasado la noche aquí fuera. ¿Qué tiene de malo? —le responde la chica, algo confundida.
Los mamodos se levantan y se acercan para hablar con Juan.
—Desde que hemos llegado has sido una caprichosa. Sherry ha sido muy amable al acomodarnos en su casa y no te has molestado en entrar y pasar con ella ni cinco minutos. Ayer bien podría haber regresado solo al hotel, que no te habrías ni enterado —la reprende Juan.
—¿Se puede saber qué te pasa? —le responde Lucky algo molesta—. ¿Es tan difícil de entender que quiera pasar con Brago hasta el último segundo que tengo con él? Supuse que lo comprenderías. ¿Qué me quieres decir? ¿Que nos tenemos que marchar? Vale, pero al menos déjame que me despida, ¿o también te parece mal?
—Si ayer me hubieras escuchado, aunque hubiera sido una sola vez, sabrías que Sherry nos ha invitado a pasar unos días con ellos. Así que no te estoy pidiendo que te despidas. ¡Te estoy pidiendo que entres en la casa y le des las gracias personalmente por su generosidad! —la riñe todavía sin bajar la voz.
Lucky lo mira con los ojos muy abiertos y sonríe al oír sus palabras.
—¿Nos podemos quedar unos días? —le pregunta. Juan asiente con la cabeza—. ¡¡Gracias, gracias, gracias!! —exclama antes de colgarse de su cuello y besarlo en la mejilla.
Da un salto y se lanza sobre Brago que da una vuelta completa al recogerla.
—¡Podemos estar unos días juntos! —le informa antes de besarlo. Brago la abraza con fuerza.
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The Prettiest Star
FanfictionLa batalla por el trono en el mundo de los mamodos está a punto de comenzar y todos los posibles participantes se están preparando por si son los elegidos y mandados al mundo humano a luchar. Lucky, una joven mamodo que no está interesada en ser rei...