Capítulo 14: Dulce amargo

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Lucky se despierta como nueva. Desde que está en el mundo humano, jamás ha dormido tan bien. La cama del hotel de Nuuk era bastante mala y el sofá de Juan dejaba mucho que desear. Eso sin contar las noches que ha pasado a la intemperie cuando estaba sola.

Se acerca a una de las ventanas y descorre las cortinas. Aún es de noche, pero ya no puede dormir más, así que la abre y se asoma. Brago está sentado con la espalda apoyada en un árbol. Al ver movimiento en la ventana de la chica, da un salto y se acerca al edificio. Trepa por la pared y se pone a la altura de Lucky.

—Buenos días —la saluda con una sonrisa—. Encuéntrate conmigo en la entrada.

Le da un beso rápido y se desliza de nuevo por la fachada.

Lucky se asea, se cambia de ropa y baja en silencio las escaleras hasta llegar a la puerta principal. Todo está en silencio, aún no se ha despertado nadie, ni siquiera el servicio. La mamodo nota mariposas en el estómago al recorrer la casa vacía al encuentro de su novio.

Sale al jardín y Brago está al final de la escalera con una rosa blanca en la mano.

—¿Es para mí? —pregunta Lucky con una sonrisa.

—Si la quieres, tendrás que quitármela —le responde Brago.

Lucky baja las escaleras e intenta coger la flor. Brago la esquiva con facilidad retirando la rosa de su alcance. Vuelve a acercarse a él mientras estira los brazos, pero Brago da una vuelta y Lucky ni siquiera lo roza.

Para el chico es más que un simple juego y no se lo va a poner fácil. La mamodo se lanza sobre él, que la elude con facilidad, y acaba tirada en el suelo.

—Como no me ataques en serio, te quedas sin flor —se burla.

Lucky se levanta y vuelve a la carga. Le hace creer que va a acercarse por la derecha pero, en el último momento, cambia la trayectoria. Brago se ha dado perfecta cuenta del engaño y la rehúye con una mano en el bolsillo.

El sol comienza a salir. Llevan ya un buen rato con la lucha y Lucky no ha conseguido ni siquiera rozarlo. La mamodo se está divirtiendo mucho, pero siente un poco de frustración ante sus fracasos.

—Estoy un poco decepcionado con tu entrenamiento. Esperaba algo mejor de Buenso —le reprocha Brago con desgana.

Lucky se lanza a por él de nuevo, pero Brago la vuelve a esquivar.

—Mi padre no me ha entrenado, no tiene paciencia conmigo. Es tan testarudo como yo. —Se lanza a la carga y falla una vez más.

—Entonces, ¿con quién has entrenado? ¿Con Wonrei? —le pregunta curioso. La elude de nuevo y hace que caiga al suelo.

—No, con Danny —le responde.

Brago se queda inmóvil y Lucky aprovecha para deslizar una pierna por detrás de las suyas y lo hace caer al suelo boca arriba. De un salto se tumba encima de él y le quita la flor.

—¡Ya es mía! —le dice con una sonrisa triunfal.

Oyen unas palmas. Se giran y ven a Albert aplaudiéndoles desde la escalera de la entrada.

—Magnífica lucha. Señorita Lucky, enhorabuena por su victoria. Les traigo el desayuno —les informa mientras les enseña una cesta que había dejado en el suelo.

Los mamodos se levantan y se acercan a él.

—Muchas gracias, Albert. Luego meteremos la cesta —le agradece Lucky.

El mayordomo hace una pequeña reverencia y vuelve a entrar en la mansión.

—Me lo he pasado muy bien —dice Lucky mientras empieza a comer—. Tenemos que repetirlo. Y más ahora que ya sé cuál es tu punto débil.

The Prettiest StarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora