Capítulo 5: La Ceremonia

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—¡Aaaaaaaah! —grita Lucky entusiasmada mientras sale de su habitación— ¡Wonrei, Mamá, Papá!

—¿Qué pasa, hija? —dice Naimi preocupada cuando sale de su cuarto, abrochándose su bata de flores.

—¡Lo he conseguido! ¡Soy la número cincuenta y dos! —exclama y le enseña su libro—. ¡Wonrei, despierta! Wonrei es el número siete.

—¿A qué viene tanto alboroto? —pregunta Buenso ya en el pasillo.

—Lucky, vas a despertar a todo el mundo —la riñe Wonrei con una sonrisa cuando se reúne con ellos. Lleva un libro color lavanda en la mano.

—¡Eres el siete! —le grita y le muestra la lista de mamodos seleccionados que les han mandado a todos—. Estoy tan orgullosa de ti —le susurra mientras lo abraza.

—A ver esa lista —le pide su padre mientras coge el papel—. ¿Quién es el prime...? —Buenso se interrumpe sin acabar la frase.

—Sí, papá, Brago es el primero —le corrobora Lucky—. Al menos alejarse de mí le sirvió para algo.

—¿En que posición está Danny? —pregunta Naimi. Está claro que intenta cambiar de tema.

—El quince —le responde Wonrei.

—No está mal para el pequeño Danny Boy.

—Papá, que ya no es tan pequeño —se ríe Wonrei.

—Los festejos duran seis meses. La Ceremonia del Rey tendrá lugar cuando estos terminen en el patio del Palacio Real. Esa tarde habrá una fiesta exclusiva para los seleccionados y al día siguiente nos han citado en la Capilla del Altar Mayor para mandarnos al mundo de los humanos —les informa Lucky nerviosa. Habla tan deprisa que apenas se le entiende.

—No veo a Umi en la lista —se extraña su madre.

—Umi es una ardillita de biblioteca, no es buena en los combates cuerpo a cuerpo —le responde su hija.

—Yo tampoco fui al anterior combate —añade Buenso.

—Eras muy pequeño. Tu poder no se había desarrollado aún. A mí me mandaron de vuelta tras la primera lucha. También era muy niña. Aun así tuve suerte, mi amiga Leila nunca regresó. Por favor, prometedme que, al mínimo peligro, haréis que quemen vuestros libros para poder volver sanos y salvos a casa —les suplica a sus hijos.

Ellos la abrazan como respuesta.

Bajan a la cocina y Naimi se pone a preparar un desayuno muy especial para sus hijos. Apenas está listo cuando llaman a la puerta. Para sorpresa de nadie, Danny entra en la casa lleno de alegría, levanta a Naimi mientras le da un abrazo y le informa que es el número quince.

—Ya lo sé, hijo. Ahora déjame en el suelo —le pide entre risas.

—Danny Boy, ¿me quieres quitar a mi esposa? —le pregunta Buenso mientras se ríe—. A ver si te voy a poner a hacer sentadillas toda la mañana...

—Le hago mil si me las pide. Hoy me siento capaz de cualquier cosa. Ni siquiera me voy a enfadar por que me llame «Danny Boy» ¿Dónde está el número siete?

—En la ducha —le contesta Lucky cuando se reúne con ellos.

—Enhorabuena, pequeña —la felicita antes de darle un abrazo—. Sabía que lo conseguirías.

—No lo habría logrado sin vosotros.

Al cabo de un rato baja Wonrei que, al ver a su amigo, corre a abrazarlo.

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