¿Alguna vez soñaste trasmigrar a tu novela favorita?
Para nuestro protagonista había dejado de ser un simple sueño pues al atragantarse y desmayarse, terminó ocupando el papel de un personaje importante de su novela favorita.
Pero para su mala suert...
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Lentamente abrió sus ojos.
Había sido el sueño más extraño que había tenido. De hecho él casi nunca recordaba sus sueños pero este que había tenido sin duda se sentía real.
En ese instante sintió una extraña corriente de energía recorriendo su cuerpo, era una sensación extraña, sentía un suave cosquilleo a la vez que sentía esa energía fluir por su cuerpo. Algo que nunca había sentido antes.
Desorientado volteó su vista al origen de donde provenía esa corriente de energía.
Un chico de unos veinte años de cabello oscuro con un par de mechones plateados estaba a su lado haciendo movimientos con sus manos que hacía que la corriente de energía fluyera en él. Solo que no era una corriente de energía sino una corriente de magia sanadora.
El chico vestía ropa holgada de color blanco y en su frente había un diamante azul con forma de rombo.
—¿Despertaste?— Dijo el chico abriendo los ojos al sentir que despertaba y dejando de transmitirle energía mágica.
¡Sin duda alguna su aspecto concordaba con la descripción de Renjun, el sanador personal del príncipe heredero!
Entonces había caído en cuenta que no había estado soñando y que realmente se encontraba en su novela favorita.
¡Pero estaba lejos de hacerlo feliz!
Si todo eso no había sido un sueño entonces significa que estaba en el cuerpo de Jaemin ¡El villano de la historia que moría cruelmente a manos del protagonista!
¿Pero por qué estaba dentro de esa novela? ¿Había muerto y por una mágica razón había sido transportado en el villano de la novela que acababa de leer?
¿¡En el villano!? ¿¡No pudo ser en alguien más!?
Casi sintió que se volvería a desmayar pero Renjun a su lado lo notó y de inmediato volvió a transmitirle energía mágica, logrando que no se desmayara aunque quisiera estarlo.
—¿Qué demonios te pasó?— Preguntó Renjun frunciendo el ceño—. Ayer estabas completamente bien pero hoy estuviste a punto de desmayarte por segunda vez.
No escuchó sus palabras, en cambio miró a su alrededor con una expresión extraña.
Se encontraba en una habitación completamente enorme de tonos cafés claros. Todo lucía costoso y elegante, la cama en dónde había estado acostado también era grande con mantas rojas con bordados dorados.
Su vista finalmente se detuvo en un espejo ovalado de casi un metro de altura que se encontraba a un lado de un gran guardaropas.
Quería estar alucinando.
Quería mejor haber muerto.
Por que sin duda alguna sabía que su real él había muerto tras ahogarse con un malvavisco.
