Sin haberse dando cuenta había comenzado alejarse de todos.
De Renjun, de los Reyes e incluso de Jeno.
A éste último lo evitaba a toda costa, quería mantenerse alejado de él porque de lo contrario le sería demasiado difícil tener que hacerle eso en la Casería.
Que sin darse cuenta ya faltaba menos de un mes y aún no estaba preparado mentalmente para eso. Se había mantenido siempre en su habitación, tratando de imaginarse los diferentes escenarios o palabras que le diría a Jeno cuando llegue ese momento.
"¿Realmente creíste que había cambiado? Todo este tiempo siempre te he odiado y despreciado, lamento haberte roto el corazón, Jeno" Eso sería muy cruel.
"No me odies por lo que te haré, esto será lo mejor para ti" Decirle eso sería muy malo porque Jeno debía odiar a toda costa a Jaemin.
Jeno lo buscó por ese tiempo pero Jaemin siempre se negaba verlo al igual que su cuerpo seguía debilitandose tanto que el Devorador de Almas ya no tenía la suficiente fuerza como para aparecer en sus sueños y Kun tampoco había aparecido desde esa vez.
El peliazul solo comía y entrenaba por las noches ya que era los únicos momentos en los que no se encontraba a nadie y tampoco quería responder a sus preguntas porque sí, todo eso le había afectado tanto que su piel blanca ahora era más pálida de lo normal, había bajado algo de peso y tenía unas ojeras más prominentes.
Esa noche, como todas las demás salió a entrenar ya que el insomnio solo le permitía dormir dos horas al día. Se dirigió al patio trasero del Palacio donde tenía su campo de entrenamiento.
Tomó su daga que era delgada y larga de aproximadamente diez centimetros, la cuchilla tenía bordados que le daban un aspecto muy elegante, la empuñadura era negra con detalles dorados que hacían juego a los bordados, sin duda era una daga muy preciosa y de las mejores.
Comenzó a practicar con uno de los árboles que tenía a su alrededor simulando ser un oponente y haciéndole cortes profundos al tronco.
Lanzó diferentes ataques, estaba tan concentrado y perdido en sí mismo que perdió la noción del tiempo hasta que tuvo que detenerse al sentir que estaba a punto de desplomarse. Apoyó su frente contra el tronco y respiró agitadamente tratando de tomar oxígeno, el sudor caía por su frente y cabello.
—Practiquemos un poco— escuchó a sus espaldas.
Jaemin al reconocer esa voz se giró para encontrarse con el rubio que estaba parado a un par de metros con la mirada en él y sus manos detrás de su espalda.
Vestía ropa abrigadora ya que comenzaban las temporadas frías en Neoland. Jaemin por su parte vestía un pantalón cómodo y una camisa negra, sin duda estar expuesto al frío de esa manera haría que su condición empeorara pero no le importaba porque no había nada peor que lo que tenía que hacerle a Jeno en la Casería.
ESTÁS LEYENDO
I'm (Not) The Villian | NoMin
Hayran Kurgu¿Alguna vez soñaste trasmigrar a tu novela favorita? Para nuestro protagonista había dejado de ser un simple sueño pues al atragantarse y desmayarse, terminó ocupando el papel de un personaje importante de su novela favorita. Pero para su mala suert...