LIV OR DIE

◖Capítulo 32◗

And it's alright
Calling out for somebody to hold tonight
When you're lost, I'll find a way, and I'll be your light
You will never feel like you're alone
I'll make this feel like home

Home - One Direction

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5 años atrás...

Las voces de mis padres discutiendo me interrumpen de la lectura escolar que me encargaron para mañana. 

"The Giver" por Lois Lowry es el libro que mi maestra de inglés nos asignó este mes y lo he disfrutado tanto como los textos que Adela me comparte.

Intento regresar mi atención al libro en mis manos pero sus altos gritos y escándalos llegan hasta mi habitación a pesar de tener la puerta cerrada.

Enderezo mi espalda sobre la silla frente a mi escritorio y permanezco quieta por un momento, con el objetivo de intentar percibir con claridad sus palabras, pero al no lograr descifrarlas con exactitud me veo obligada a salir de mi cuarto para que con pasos lentos, me acerque a la cocina.

Las suelas de mis tenis plasman delicadas pisadas sobre el elegante suelo de madera de mi hogar para así ocultar la llegada de mi presencia. Mi respiración poco a poco se acelera conforme me acerco a las fuentes de emisión del ruido.

Me escondo detrás de la pared para evitar que mis padres me encuentren espiando, pero aunque estuviera frente a ellos seguro me ignorarían debido a que desde que comenzaron con sus pleitos y conflictos me he convertido en alguien invisible para ellos.

Mi padre ha dejado de ayudarme con mis tareas escolares y ahora olvida visitar mi habitación por las noches para desearme dulces sueños. Mi madre no cuenta con la energía necesaria para cocinar y lavar mi ropa, ni ver películas conmigo, dejándome a cargo de las tareas que ella debería desempeñar.

No los culpo puesto que su interior debe estar sufriendo, pero pensé que su amor por mí sería más grande que su odio mutuo.

— ¡Estoy cansada de tus excusas! — Mi madre alza la voz para que sus palabras lleguen con mayor intensidad a los oídos de mi padre.

—Y yo estoy cansado de ti, ¡me tienes harto! — Mi padre le contesta. 

Su rostro se ha tornado rojo por el enojo en su persona y una vena en el centro de su frente se ha botado para denotar lo alterado que se encuentra.

—Parece que ya no puedo hacer nada en esta casa sin que me estés observando por encima del hombro—. Él continúa la discusión. Los primeros botones de tu camisa blanca se encuentran abiertos y su corbata roja aflojada sobre su cuello.

Mi madre gira los ojos. Lágrimas secas descansan sobre sus mejillas brillosas y su maquillaje escurrido deja una mancha negra en la línea de sus pestañas inferiores.

— ¿Ahora yo soy la del problema? — Le reclama, —Yo no soy la que sale a escondidas de mí para hacer quién sabe qué con quién sabe quién.

Los músculos en la quijada de mi padre se tensan, — ¿Quieres hablar de honestidad? Entonces confiesa qué estabas haciendo ayer en casa de tu amiga.

— ¿Qué tiene qué ver eso contigo? Tengo derecho a salir con quien me plazca—. Ella se mantiene firme a su postura. Su cabello oscuro cae sobre su espalda para despejar su rostro.

—Me sorprende que no logres entender lo controladora y mentirosa que eres, ¡eres un fastidio en esta casa! — Mi progenitor alza la voz otra vez mientras señala a mi madre con su dedo índice.