LIV OR DIE

◖Capítulo 48◗

I hope you be yourself and lose your friends
I hope they cut you off for shit you said
I hope you're miserable until you're dead

I Hope Your Miserable Until Your Dead - Nessa Barrett

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TAMARA

Me observo en el espejo del baño mientras amarro mi cabello en una coleta alta para despejar mi rostro de cualquier obstáculo que vaya a distraerme en unas horas.

Acomodo sobre mis piernas la ropa nueva que he recibido para intercambiarla de la vieja que he portado desde hace unos días. 

Leggings negros y una blusa deportiva del mismo color, el atuendo ideal para pasar desapercibida en esta ciudad.

Amarro las agujetas de mis tenis blancos para después echar un último vistazo a la superficie frente a mí para encontrar mi reflejo.

Ojeras pronunciadas y oscuras se marcan debajo de mis ojos para demostrar las pocas horas de sueño que he logrado conseguido por las noches. La palidez de mi piel indica lo poco que me he expuesto al sol debido a que estar encerrada es lo único que he podido hacer para mantenerme a salvo. Y la sed de venganza en mis ojos marrones me motiva a cumplir el último paso para liberar mi alma del enojo que cargo diariamente conmigo.

Salgo del retrete para entrar a su habitación, la cual luce tan pulcra y limpia que pareciese que su madre ingresa todos los días a él para asearlo hasta terminar con cualquier rastro de polvo.

Sus paredes son blancas, al igual que el edredón de su cama, su escritorio, sus muebles y hasta la tapa de su laptop comparten el mismo tono incoloro.

Me pregunto por qué se habrá sentido atraído hacia mí, pues represento todo lo contrario a lo que él pregona. Su vida está llena de bondad, transparencia y devoción a su religión, mientras que yo solo he venido a traerle problemas, sufrimiento y maltrato.

Me acerco a la mesa de noche junto a su cama para encontrar el texto de la Biblia sobre ésta. La tomo para acercarla a mis ojos y me percato del hermoso tinte dorado en las orillas de cada página, así como en los detalles de la portada.

Sonrío al pensar en Danna, quien siempre mantuvo un gran amor por la comunidad religiosa a la que pertenecía, tal como lo hace mi cómplice.

Aún recuerdo cuando ella me invitaba a las misas dominicales en su parroquia y su dulce voz al leerme los versículos de las sagradas escrituras durante las tardes después de la escuela.

Danna era la persona más inocente y buena que había conocido en mi vida, pero que pronto fue manchada por el pecado que destrozó toda la armonía y pureza que la caracterizó por tantos años.

Todos los días pienso en ella y en su brillante sonrisa, en la serenidad de su persona y en lo mucho que disfrutaba estar a su lado. Era prácticamente mi hermana, y el amor que sentía por ella era tan grande como su fe por Dios.

Que tristeza que su ente divino no pudo protegerla de lo que pronto se avecinaría para terminar con ella. Solo bastó con recibir un parpadeo de esos ojos verdes y palabras bonitas para hacerla caer en la tentación que la llevaría a su fin.

Giro el rostro hacia el costado al observar con el rabillo de mi ojo la puerta de la habitación siendo abierta, su mirada amplia cayendo sobre mí en cuanto me ve justo en la entrada del cuarto.

— ¿Qué estás haciendo aquí afuera? Pueden verte—. Susurra al cerrar la puerta, su voz angustiada y nerviosa.

—Tranquilo, tu padre se fue a trabajar y tu madre salió de compras, así que estamos solos en la casa—. Le aseguro para que deje su paranoia a un lado.