《1》

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Zabdiel se cubre con la manta de su cama al sentir el sol en su cara, no quiere salir de su habitación, prefiere dormir por el resto del día.

—Principe Zabdiel, su padre lo está esperando—el rubio suelta un bufido y sale de la cama, le sonrie amablemente a su nana.

Ella lo había educado desde pequeño, su mamá había fallecido durante el parto y su papá solo se encargaba de ser rey por lo tanto no tenían una buena relación o mejor dicho ni siquiera tenían una.

—¿Podes mentir por mi? Realmente no quiero verlo—habla mirando a su nana mientras busca ropa para cambiarse.

—Príncipe—Zabdiel la mira y la mujer suspira, sabia que no le gustaba que le dijera príncipe.

—Nana, sos como una madre para mi—la mujer sonríe—. No hace falta las formalidades.

—Hacelo por mi, él solo quiere hablar—negocia y el príncipe suelta un suspiro.

—No quiero ser rey, no con su estupida condición—recuerda y camina hacia el baño cambiándose de ropa rápidamente.

—Tal vez quiera hablar de otra cosa, el aniversario de la muerte de tu madre esta cerca—el rubio sale del baño, asiente.

Tiene la ligera esperanza de que su Nana esté en lo correcto.

Sale de su cuarto y camina hasta la gran sala, ingresa y su papá esta concentrado leyendo un libro, levanta la vista del mismo y una sonrisa se instala en su rostro.

—¡Zabdiel! Si viniste—el rubio solo asiente, lo hace por su Nana—. Toma asiento hijo—habla feliz el rey.

Zabdiel hace lo que su padre le pide—. Entonces, ¿para qué me llamaste?

—Necesito decirte algo importante—el ojicafe cruza sus brazos esperando a qu su padre continue hablando—. ¡Vas a casarte!

—¡¿Qué?!—pregunta confundido y molesto.

¿Casarse? No tenía intenciones de casarse, no con la pareja que su padre haya escogido.

—Te encontré un esposo perfecto, él realmente va a ayudarte a ser un gran rey—comenta mientras bebe de su jugo de naranja.

Zabdil frunce el ceño, ¿un chico?—No voy a casarme con un desconocido.

—Vamos a organizar un baile para eso—Zabdiel bufa molesto, su padre de caractrizaba por ser una persona bastante terca—. Sé que no te agrada la idea pero ya es momento de que tomes tu lugar como rey.

—Papá, necesito más tiempo—murmura—. Tengo asuntos que resolver.

—Ella va entenderlo—el rubio abre la boca y la cierra rápidamente—. Sé que te estás viendo con una chica Zabdiel pero desde el principio sabías que debías casarte con un príncipe para poder ser rey.

—¡Dijiste que tenia que casarme!—reclama—. Nunca dijiste que debía ser de la realeza.

—¿Pensaste en casarte con ella?—pregunta sorprendido, no pensó que esa mujer fuera con quien su hijo fuera a casarse.

—¡Si!—exclama—. La amo, no podes separarnos—comenta mientras su padre niega con desaprobación.

—Zabdiel, no puedo permitir esa unión—menciona—. Ella no es la indicada para ti.

—¿Por qué no es una princesa?

—Hijo, ella no es una buena mujer, solamente quiere poder y riqueza.

—No la conoces—acusa—Si me dejaras...

—Suficiente Zabdiel—interrumpe—. Vas a casarte con el príncipe Vélez.

Por el ReinoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora