Por el Reino

《11》

Christopher rie junto a Nana, ambos se encontraban en la cocina haciendo las famosas galletas que Zabdiel amaba desde siempre.

—No creo que sepan igual a las tuyas Nana—comentó el castaño.

—Tal vez sepan mejor.

—No lo creo, tus galletas son muy sabrosas.

Nana sonrió—. Zabdiel tiene suerte de tenerte—Christopher sonrió—. En realidad el reino tiene suerte de tenerte.

—¿Por qué?—pregunto curioso mientras echaba chispas de chocolate a la mezcla.

—Casi nadie era feliz hasta tu llegada, el rey de Jesús volvió a sonreír y hasta su enfermedad mejoró—el castaño sonrió, el rey lo había tratado como un hijo desde su llegada—. Zabdiel se ve enamorado y feliz, además su relación con el rey ya no es tan tensa.

—Tal vez las cosas hubieran sido así, aún si yo no estaba aquí.

—No lo creo príncipe Christopher, el que usted esté en este reino hace a todos demasiado felices.

—Nana podes decirme Christopher o Chris.

—Esta bien—ambos continuaron con su tarea.

Zabdiel ingresó a la cocina y le pidió a su Nana que no lo delatara, camino cuidadosamente y rodeó la cintura del castaño dejando un beso en su cuello.

—¡Zabdi! No hagas eso, me asustaste—Chris brinco en su lugar e hizo un puchero.

—Lo siento amor pero fue divertido—el rubio sonrió y su cabeza descansó en el hombro de Christopher, éste se sonrojo al escuchar el nuevo apodo salir de los labios del mayor—. ¿Que están haciendo?

—Galletas—contestó la mujer mayor—. Éste niño de aquí—señalo al menor—. Quiso aprender a hacer mis famosas galletas.

—Mi niño, Nana, yo solo puedo decirle niño—la mujer sonrió divertida y Zabdiel dejó un beso en la mejilla de su esposo—. Mío.

—Tonto y posesivo rey—Chris murmuró.

—Soy tu torpe y posesivo rey.

—Para mi desgracia—bromeó el más bajo.

—Auch—soltó la cintura del castaño y se toco el corazón fingiendo estar dolido.

Christopher y Nana rieron por lo dramático que podía ser Zabdiel en algunas ocasiones. El ojimiel metió sus galletas al horno y Nana salió de la cocina dejando al matrimonio solo.

—¿Así que casarte conmigo es una desgracia?—Christopher sonrio y Zabdiel lo agarró de la cintura, acercó sus rostros y rozó sus labios—. Mi niño bonito.

Christopher quiso juntar sus labios pero Zabdiel no lo permitió—. ¿Zabdi?

—No voy a besarte hasta que aceptes que soy tu rey.

—¿En serio?—el rubio asintió—. ¿Quien parece un niño ahora?

—Vamos Chris, solo tenes que decirlo—volvió a rozar sus labios y el ojimiel suspiró—. Sé que queres besarme amor.

—Sos mi tonto y posesivo rey—Zabdiel sonrió y junto sus labios con los del más bajo, Chris acarico el cabello del más alto mientras se estremecía en sus brazos porque como Zabdiel lo besaba con destreza.

El mayor sonrio y sus manos tomaron la cintura del más bajo, lo subió a la mesa de la cocina y su boca se separo de la del ojimiel.

—Te ves tan precioso en este momento—Christopher río y tiro del cuello de la camisa del más alto y lo acercó a él, desabrochó los primeros botones y su boca comenzó a dejar besos en el cuello del contrario dejando unas cuantas marcas.