《16》

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Christopher se estiró y abrió sus ojos, observo a Zabdiel dormir pacíficamente y sonrió.

Grabo en su mente cada rasgo del rostro del mayor, se sentía afortunado por tenerlo en su vida.

—Amo cuando tus ojos solo me miran a mí—el castaño se sonrojo y río—. Sé que suena egoísta y tal vez lo sea pero estoy tan enamorado que la idea de perderte me aterra.

—¿Por qué me perderías?

—Por cualquier cosa amor, suelo ser muy idiota algunas veces—Chris asintió—. No quiero arruinar esto.

—No vas a arruinarlo, no voy a dejarte—beso cortamente los labios del contrario.

Zabdiel sonrió y volvió a besar los labios del más pequeño, sus manos rápidamente se dirigieron al la cintura de su esposo.

Christopher gimió al sentir la fricción entre sus erecciones. Sus manos tiraron del cabello del más alto cuando el beso comenzó a subir de nivel.

—Acabamos de despertar y ya quiero hacerte mío otra vez—el príncipe sonrió y subió al regazo del contrario, dejando una pierna a cada lado de la cadera del rubio.

Zabdiel gimió cuando Christopher comenzó a dar pequeños saltos sobre su erección, sus manos tomaron las caderas del menor y sus embestidas fueron más fuertes.

—¡Ah! ¡Si!—el menor mordió su labio cuando se corrió en el pecho del contrario.

Zabdiel giró dejando al castaño debajo suyo, lo embistió un par de veces y luego se corrió fuera del castaño.

—Amor, eso fue grandioso—Christopher sonrió y se levantó de la cama—. ¿A dónde vas?

—Necesito tomar un baño Zabdi—sonrió inocentemente—. ¿Me acompañas?

El rubio sonrió y cargó a Christopher hasta el baño, lo empotró contra la pared y junto sus labios en un lujurioso beso.

Nunca iba a tener suficiente de su niño.

(...)

Erick y Alexia se encontraban en la cocina preparando el desayuno, Nana los estaba ayudando y tenían una charla bastante agradable.

—Nana—Joel ingresó a la cocina y la mujer mayor le dio una sonrisa—. ¿Viste a Zabdiel? Tenemos que irnos.

—Tal vez esté en su habitación, aún no bajo a desayunar—el rizado asintió y salió de la cocina.

Alexia le dio una mirada a Erick pero éste no le prestó atención, la rubio rodo los ojos.

—Ignorarlo no va a hacer que tus sentimientos desaparezcan—susurró.

—No tengo sentimientos por ese principe mimado—termino de servir el café y Nana le sonrió.

—Ustedes son realmente muy buenos en esto, me alegra que estén aquí.

—Muchas gracias—continuaron con su tarea cuando un Joel bastante pálido ingresó a la cocina.

—Joel, ¿qué te sucedió?

—No queres saber Nana—tomo los huevos con tostadas que la mujer mayor le había entregado—. Ni siquera puedo desayunar, voy a matar a Zabdiel cuando lo vea.

—Joel, me estás asustando.

—Zabdiel y Christopher están en su luna de miel—la mujer río contagiando a los otros dos.

El rizado solo comió su desayuno, Richard ingresó a la cocina y Alexia le entregó varias bandejas con comida para todos los soldados.

El pelirrojo le agradeció y se fue nuevamente.

Por el ReinoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora