CAPÍTULO 25

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- Tamayo-san ¿No cree prudente intervenir en esto? -

- Yo creo que no Kagome-san - Respondió la mayor con una sonrisa nerviosa - Cabe la posibilidad de que acabe completamente ignorada -

La azabache soltó un suspiro por la respuesta de la médico, mientras dirigía su atención a un peculiar grupo de chicos discutiendo entre ellos.

- Por millonésima vez Tomioka, mi hermana puede ir a la Sede montada en Ranga, no es necesario que la cargues -

- Claro que es necesario, soy su novio por si no lo recuerdas - Rebatió el ojiazul - A mí no me cuesta nada el hacerlo -

La ojidorada rio con nerviosismo al escuchar la pelea de los dos pelinegros; esa misma mañana la dueña de la casa le había comunicado que se cambiaría de ubicación, esto debido a que de una extraña manera Muzan la había encontrado.

La demonio le había sugerido regresar a la Sede, por lo que ella no se opuso, después de todo se sentía un poco responsable de ello; he aquí donde empezó el dilema. Giyuu inmediatamente se ofreció llevarla cargándola en su espalda, como era de esperarse un celoso Obanai se opuso, argumentando que la Taisho podría ir sin ningún problema sobre su familiar, tal parece que ambos olvidaban el hecho de la habilidad curativa de su hija.

- Tú no eres nadie para decirme que y no hacer - Tras esas palabras la Pilar se giró a ver al dueño de dicha voz - Solo Tamayo-sama es la única que tiene el derecho de hacerlo -

- Soy Tsuyoi Sabito, uno de los tres Pilares del Agua ¿Eso te parece poco? - Respondió el pelidurazno un poco arrogante - Así que deja de estar insinuándotele a Sumiko - Le exigió al peliverde mientras lo apuntaba con el dedo - Aléjate de ella -

Kagome dirigió su atención a su hija, la cual estaba al lado de Tamayo; esta tenía la cara completamente roja de la pena, ella sabía que a la menor le empezaba a atraerle el de ojos lavanda ¿Cómo lo supo? Pues la misma Mizunoto se lo había contado momentos antes de la pelea con Enmu.

Y por lo que ella veía el pelidurazno era reciproco con el sentir de la ojirubí, esa escena de celos era más que suficiente para comprobarlo. Sonrió con algo de diversión el como Yushiro seguía discutiendo con Tsuyoi, sabia de sobra que el demonio veía a su hija como a una sobrina, pero al parecer encontró un nuevo hobbie: Molestar al Pilar de haori blanco.

Esa mera idea logró que la ojidorada no pudiera ocultar una suave risa, llamando la atención de las otras dos féminas.

- ¿Qué les parece ir al comedor por una taza de té? - Sugirió la azabache.

- ¿Cree que no pase algo grave en nuestra ausencia Okaa-san? -

- No te preocupes cielo, en dado caso que se peleen siempre podremos sanarlos con nuestro reiki - Colocó un dedo sobre su barbilla - O en el peor de los casos, encerrarlos en una barrera espiritual -

- Tú no cambias Kagome-san - Expresó la demonio con gracia - Pero apoyo la idea ¿Qué dices Sumiko-chan? -

La mencionada miro por un momento el lugar en donde se encontraban discutiendo los chicos, quienes al parecer ignoraban por completo su presencia; gracias a eso ya tenía una respuesta a la pregunta de la mayor.

- Me parece bien Tamayo-san -

Con eso las chicas salieron de la ruidosa habitación, Sumiko ayudaba a su madre ya que aún no la trataba de la fractura en las costillas ¿La razón? La menor aun no recuperaba suficiente reiki para llevar acabo tal proceso.

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- ¡Esto esta delicioso! - La felicidad era palpable en ese tono de voz - ¡Usted siempre tiene un magnifico sazón en la comida Tamayo-san -

HACIA UN NUEVO MAÑANA (FINALIZADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora