CAPÍTULO 39

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El silencio era algo incómodo, bueno, lo era para los dos varones que estaban sentados frente a una seria Kagome, quien a pesar de no decir ninguna palabra, era suficiente para que Giyuu y Sabito guardaran silencio.

El silencio era algo incómodo, bueno, lo era para los dos varones que estaban sentados frente a una seria Kagome, quien a pesar de no decir ninguna palabra, era suficiente para que Giyuu y Sabito guardaran silencio

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Estuvieron así un rato más, eso hasta que Sumiko halo a su madre para susurrarle algo en el oído, soltando un ligero suspiro en cuanto esta se alejó de ella, rompiendo el silencio.

- Ay muchachos, que voy hacer con ustedes - Expresó la azabache - Agradezco mucho su preocupación, pero deberían ser conscientes de que a veces uno necesita pasar tiempo a solas -

- Lamentamos mucho haberla molestado - Expresaron ambos Pilares mientras aun mantenía la cabeza mirando al suelo, pero la levantaron cuando escucharon reír a la mayor.

- Bueno, lo hecho hecho esta - Dirigió su vista a su hija - Sumiko, cariño, creo que a partir de ahora tendremos que ir a pie al templo, ya que no podemos ir los cuatro montados en Ranga -

Al escuchar eso, tanto Tomioka como Tsuyoi se colocaron de pie, acción que dejo muy extrañadas a las dos féminas.

- Eso no es necesario Taisho-san, nosotros podemos regresar a nuestra Finca - Expresó el pelidurazno mientras agitaba sus manos.

- Así es Kagome-san, no queremos causar más inconvenientes - Lo segundó el pelinegro - No queremos causarle más problemas -

La azabache no quería dejarlos, a pesar de que hicieron mal en venir a escondidas tenía que admitir que se había tomado el tiempo en hacerlo; estaba por volver a hablar cuando la peliburdea se le adelanto.

- Tal vez yo tenga una solución Okaa-san - Eso llamó la atención de los tres cazadores - Pero necesitare un par de tus talismanes para hacer lo que tengo en mente -

Sin vacilar, la ojidorada le entregó lo que la Hinoe le había solicitado, los tres Pilares miraban a la chica alejarse un poco de ellos para después escucharla silbar, un par de minutos después el familiar la Taisho apareció frente a ella, esta lo acarició con suavidad mientras le susurraba algo a su oído, recibiendo como respuesta una lamida del can, lo cual la hizo reír. Los mayores vieron como Sumiko escribía algo en los talismanes, colocó uno de ellos en la frente del lobo mientras el otro lo colocaba a un metro de este.

Ignorando un poco a las tres personas, la Kamado comenzó a recitar un matra mientras elevaba sus manos al frente, una en el can y la otra en dirección al otro talismán; una inmensa luz rojiza la cubrió a ella y a Ranga, cegando por unos instantes a su madre y los dos varones que la acompañaban.

En cuanto la luz se disipó, los adultos dirigieron nuevamente su atención en la ojirubí, dejándolos sorprendidos, bueno, una menos que los otros dos.

- He estado practicando este conjuro - Comenzó a hablar la menor - Como aun me falta mucho para que tenga mi propio familiar opte por esto - Acarició a los lobos que se encontraban a cada lado de ella - Creí prudente aprenderlo para casos como este -

HACIA UN NUEVO MAÑANA (FINALIZADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora