CAPÍTULO 33

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Kagome se encontraba disfrutando de la calidez que la manta le proporcionaba a su cuerpo, pero de un momento a otro frunció un poco el ceño al sentir un sutil toque en su rostro, acción que con algo de pesar la saco un poco de su adorado sueño.

- ¿Aun seguirá durmiendo Kagome-san? - Susurró cierto pelinegro sin dejar de acariciar la mejilla de su pareja - El sol ya salió -

- Cinco minutos más - Murmuró somnolienta al mismo tiempo que tapaba su cabeza con la manta.

Ante ese gesto Giyuu no pudo evitar dibujar una sonrisa divertida, así que como el buen novio que era la dejaría descansar un poco más, después de todo ella era la que más lo necesitaba.

Después de vestirse salió de la habitación con mucho sigilo para dirigirse a la cocina a preparar algo de desayunar, no sin antes enviar con Kuro un mensaje a los Rengoku para avisarles que irían a recoger a las menores al mediodía.

- ¿Me preguntó que le gustara a Kagome-san? - Murmuró para sí mismo en cuanto inspeccionaba la gaveta - Creo que con eso podre prepara algo decente -

Tomioka se puso manos a la obra, se movía de un lado para otro con tal soltura en la cocina, era como si realmente viviera ahí, estuvo tan concentrado en su labor que el tiempo pasó en un parpadeo.

Tan abstraído estaba en su labor que no era consciente de la espectadora de cabellera azabache, la cual se había despertado en cuanto el delicioso aroma de la comida llego a su habitación, haciendo que se levantara para ir a investigar.

- Buenos días Giyuu - Rio un poco al ver como el ojiazul la miraba con sorpresa - Me alegra saber que te sientas con la confianza de moverte en mi cocina -

- Buenos días Kagome-san - Respondió un poco más repuesto - ¿Cuánto tiempo lleva ahí de pie? - Preguntó mientras se limpiaba las manos con una toalla y se acercaba a ella.

- Aproximadamente una media hora - Contestó mientras lo abrazaba, siendo gratamente correspondida - Estabas por poner el té -

- Espero no le moleste mi atrevimiento por haber utilizado su cocina sin tan siquiera preguntarle -

- No te preocupes por ello Giyuu, a decir verdad, es un muy lindo gesto de tú parte - Lo besó suavemente en los labios tras decir eso - Ya que debería haber sido yo quien preparada el desayuno y evitarte a ti la molestia de hacerlo -

- Para mí no es ninguna molestia Kagome-san, es un gusto para mi poderla atender de vez en cuando - Como respuesta recibió otro beso de la ojidorada - Por cierto ¿Cómo se encuentra? - Cuestionó algo preocupado, cosa que enterneció a la mayor.

- Creo ya habíamos zanjado el asunto anoche - Expresó de manera juguetona mientras dirigía sus manos a la oscura cabellera de este y jugar con ellos - Solo tengo una pequeña molestia en mi parte baja, nada de qué preocuparse - Vio como el chico la miraba dudando un poco de sus palabras - Amor, deja de estar de paranoico y mejor comamos antes de que el desayuno se enfrié -

Tras darle un último beso al menor, la Taisho se dirigió a la mesa para degustar la sopa de miso, el arroz frito y el té rojo que su amada pareja había preparado, mientras que este solo la miraba negando con la cabeza y con una gran sonrisa en su rostro.

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Ha transcurrido aproximadamente un mes desde que la azabache y el pelinegro habían tenido su primer momento de intimidad, de la cual ocurrieron un par más gracias a una que otra misión en conjunto. En si todo transcurría de lo más natural y tranquilamente posible, bueno, hasta ese preciso momento.

En esa mañana Tomioka fue emboscado junto a su amigo no por uno, ni dos, sino por cuatro personas, grupo conformado por dos Pilares y dos ExPilares, siendo nada menos que Kyojuro, Obanai, Shinjuro y para sorpresa de los chicos, Urokodaki.

HACIA UN NUEVO MAÑANA (FINALIZADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora