CAPÍTULO 45

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Después de la reunión que Kagome le pidió amablemente al Patrón que solicitara, tanto ella como la peliburdea habían vuelto a la Finca de la ojidorada, ya que Tamayo y Yushiro se encontraban ahí, y con los que quienes tenía una seria platica pendiente.

La conversación de los dos demonios con la Pilar duró alrededor de una hora, después de ello fue el turno de Sumiko, quien en cierto punto de la plática reacciono de una manera algo violenta ante las palabras dichas por la mayor.

- No, no, no, me niego a hacer eso -

- Pero Sumiko...-

- De ninguna manera Okaa-san, me estas pidiendo demasiado -

Tamayo y Yushiro solo podían mirar la pequeña discusión que madre e hija tenían, aunque la fémina tenía intenciones de intervenir Yushiro se lo impidió, él más que nadie sabía que la azabache no cambiaría de opinión.

Además, ambos sabían que la idea que la Taisho le había expuesto a su hija podría ser la única manera de que el final de Muzan fuera un hecho.

- Tamayo-san, podría por favor usted y Yushiro dejarme a solas con Sumiko -

- Sí Kagome-san, no hay problema - Respondió la médico para después dirigir su atención en el peliverde - Vamos Yushiro -

- Claro Tamayo-sama, así aprovecho en darles una vuelta antes de que se despierten -

Sin más los dos demonios salieron de la habitación, dejando a las cazadoras solas; el tenso silencio cubrió completamente el lugar, eso hasta que Kagome se animó a romperlo.

- Sumiko, te necesito más que nunca, sabes muy bien que no puedo llevarlo acabo sin tu ayuda, eso es un trabajo de dos -

- ¿Y por qué precisamente usted? ¿Es que no hay otra manera? -

- Desgraciadamente no corazón, por más que busque otras opciones, esta es la única que tiene más probabilidades de funcionar -

- No creo ser capaz de hacerlo - Musitó mientras agachaba la cabeza - Mis poderes espirituales no están a su nivel -

- Por supuesto que lo están, de lo contrario no me estaría atreviendo a pedirte eso - Sin que la menor lo notara, está de un momento a otro se encontraba envuelta en los cálidos brazos de su madre - Yo mejor que nadie he notado lo mucho que has progresado -

La ojirubí no pudo contenerse más, por lo se aferró fuertemente al cuerpo de su madre, rompiendo en un llanto tan desgarrador que hizo que el corazón de la ojidorada comenzara a doler, haciendo que ella también abrazada con más fuerza a la Hanyou.

- Bus...busquemos otra forma Okaa-san - Gimoteó la Kamado sin dejar de abrazar a la mayor - O ideemos otro plan, cualquier otra cosa menos lo que sugeriste -

- Ya no hay tiempo, cielo - Respondió la azabache mientras rompía lentamente el abrazo - Presiento muy en el fondo de mi ser que esta misma noche Muzan volverá a moverse -

Sumiko no pudo hacer más que bajar de nuevo la mirada, las intuiciones de su madre tenía una exactitud casi aterradora, por lo que si decía que la pelea final sería esa noche, no debería para nada dudarlo.

La menor se sobresaltó un poco al sentir como las delicadas manos de la ojidorada se posaban en sus mejillas y le levantaban la mirada, topándose con la triste mirada de la mayor.

- Mi pequeño petirrojo, necesito que entiendas lo esencial que eres para mí - Acarició con un pulgar la mejilla de la Hinoe.

- Es que eso me hará sufrir mucho Okaa-san - Expresó con la voz algo rota - Demasiado -

HACIA UN NUEVO MAÑANA (FINALIZADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora