CAPÍTULO 47

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En un punto diferente de donde la peliburdea se encontraba batallando con el líder de los demonios, se podía apreciar a una joven castaña buscando con desesperación entre los montes de escombros que había alrededor.

- ¿En dónde podrán estar? Se supone que deberían estar aquí - Expresó a la nada mientras continuaba con su búsqueda - ¡Shinazugawa-san, Tomioka-san! ¡Tokito-san, Iguro-san! ¡Tsuyoi-san! -

La chica guardó silencio para ver si obtenía alguna contestación, cuando estaba por volver a gritar al no recibir contestación pudo apreciar un apenas audible sonido; al saber exactamente de donde provenía corrió inmediatamente a esa dirección, en cuanto puso un pie al llegar apreció como un montón de maderos rotos eran lanzados con bastante fuerza.

- ¡Shinazugawa-san! -

Efectivamente, se trataba nada menos que el Pilar del Viento, el cual salía de entre los escombros sorprendentemente ileso, aunque claro, con una cara de pocos amigos.

- Ya vera esa mocosa lo que le hare en cuanto la vea, esto no se quedara así - Exclamó con suma molestia mientras examinaba el lugar - ¿Y tu quien carajos eres? -

La castaña estaba por responderle al peliblanco cuando a unos metros de éste otra pila de escombros se movía, para después ver salir a uno de los Pilares del Agua, que al igual que el primero también estaba ileso.

- Tú le tocas un solo cabello a Sumiko y te las veras conmigo, Shinazugawa -

- Ja, ni en tus más remotos sueños, Tsuyoi - Respondió el mencionado chico de forma retadora, olvidando por un momento a la joven.

- Ustedes dos pueden dejar de pelear, así parecen niños - Expresó cierto ojimenta, el cual apenas había salido de otro monte de escombros y a diferencia de los otros dos, presentaba uno que otro corte en su cuerpo - Compórtense como los adultos que son -

- Tokito tiene razón, en lugar de estar discutiendo deberíamos ver como se encuentra mi sobrina -

- ¿Y tú de donde rayos saliste? - Preguntó el ojiamatista en cuanto vio llegar al heterocromático junto al otro pelinegro.

- Del mismo lugar de donde saliste tú, idiota -

A Sanemi se le formó una muy notoria vena en la sien, estaba listo para abalanzarse al de menor estatura, cuando de manera indirecta el ojiazul se lo impidió.

- Taijira ¿Qué haces aquí? - La mencionada chica iba a responder cuando fue interrumpida por Shinazugawa.

- ¿Acaso la conoces Tomioka? -

- No puedo creer que no la recuerde - Fue el similar pensamiento que rondó por la cabeza de los cuatro Pilares ante la pregunta del ojiamatista.

- Shinazugawa, ella es la cazadora que nos dio los aretes que portamos - Respondió Muichiro con algo de fastidio - ¿Por qué crees que no tienes ninguna herida, idiota? -

- Cuidado como me hablas mocoso -

- Tranquilos, no nos desviemos del asunto - Intervino Tomioka - Bien Taijira ¿Dónde están los demás? -

- El resto de los Pilares se dirigió de inmediato a la Sede, al parecer una nueva horda de demonios comenzó a atacar la barrera de mi Ma... digo de Taisho-san - Se corrigió de inmediato antes de que alguien notara el pequeño desliz.

De lo que la castaña no se percató es que cierto Pilar de mirada menta lo había percibido, pero no se quiso adentrar más a ello, por el momento.

Un fuerte estruendo resonó por todo el lugar, seguido de una intensa luz rosácea, llamando completamente la atención de los cazadores.

HACIA UN NUEVO MAÑANA (FINALIZADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora