treinta y dos : decisiones

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El clima era templado cuando Isabella llegó a la calle del departamento de Alejandro. Creía que una lluvia se venía, entonces mientras más rápido llegara el chico, mejor.

No tardó en llegar, claro está, y para la mala suerte de Isa, se veía guapísimo en su abrigo negro.

- No estabas bromeando cuando decías que tienes poco tiempo.

Alejandro le dirigió una mirada antes de cerrar la puerta del coche que lo había traído.

- Mi avión se va a las seis.

Eran las cinco y cuarto.

Isabella tomó una bocanada de aire antes de hablar.

- ¿Por qué te vas a Londres?

- Porque quiero.

La castaña miró el suelo con una mueca.

- ¿Y cuánto tiempo te vas?

Alejandro pasó una mano por su cabello, frustrado.

- No lo sé. Lo que resta de mi vida, probablemente.

- ¿Y qué hay de nosotros?

A Isabella le pareció que él se ponía a pensar, pero no fue así porque le contestó casi de inmediato.

- ¿Qué hay de nosotros?

Ella, en cambio, si pensó en su respuesta.

- ¿De acaba así... Nada más?

- No hubo nada que terminar.

Isabella lo miro a los ojos, sintiéndose profundamente herida.

- ¿Por qué... Por qué actúas tan frío?

Alejandro sonrió, sarcástico.

- No actuó, yo soy así.

La cosa era obvia aquí: Alejandro si estaba actuando, y muy bien con tal de darle frente a las cosas. Isabella había pasado por allí, sentía empatía por él, pero eso no le quitaba lo incorrecto. A pesar de que Isa había construido una barrera a su alrededor para enfrentarse a las cosas, nunca había herido a nadie, mientras que Alejandro sí. Él era un idiota. Y si no iba a responderle cuando le hablaba bonito, entonces le haría recordar sus constantes riñas que habían tenido en el instituto.

- Eres un verdadero idiota, ¿eh? - la cara de Alejandro primero fue de sorpresa, pero eventualmente cambió a 'Oh, claro, ya entiendo a dónde va esto' - Tienes una actitud nefasta frente a cosas tan mínimas... Cosas que ni importan.

Isabella lo miró a los ojos, furiosa.

- ¿Cómo te excusas? ¿Diciendo que tienes un pasado trágico? ¿Que tuviste que pasar por cosas horribles para ayudar a tu familia? - la chica lo señaló - ¿Pues adivina que? Hay muchísima gente como tú allá afuera, gente que pasa incluso por cosas peores y no son malas personas, porque ser un idiota es una elección.

Alejandro entonces pareció comprender mejor lo que Isa le decía, porque sí la estaba escuchando. Al final del día, eso le había prometido, escucharla.

- ¿Y sabes qué más es una elección? Dejar que alguien tan idiota como Miquel arruine nuestra relación - dice la chica, sintiendo su voz comenzando a perder potencia. Alejandro agachó la cabeza, arrepentido -. ¿Vas a ir a Londres a actuar como un idiota? ¿Vas a dejar que Miquel te arruine la vida? ¿Vas a decir que tu novia te engañó? Pues, no lo hice.

Isabella suspiro, dando un paso adelante para quedar más cerca de Alejandro.

- ¿Vas a poner una barrera a tu alrededor para que ya nadie sienta nada por ti? - la chica parpadeo, tratando de asustar a las lágrimas que se habían arremolinado en sus ojos - No lo hagas, es... Horrible por decir algo.

Alejandro no protesto cuando Isabella se le acercó hasta quedar mejilla a mejilla. Ella tenía la necesidad de abrazarle, de sentirle, de dejarle en claro todo lo que debía de decirle.

- Porque las personas necesitan de otras, Alex - dijo Isa finalmente, cerrando sus ojos ante la cálida piel de el chico. Lo tomó de la mejilla -. Yo te amo, y yo se que tú me quieres y que deberíamos de estar juntos.

Alejandro giro su cabeza hacia la de Isabella, obligándola a abrir los ojos. Ella lo miró con tranquilidad, una que él no había visto en tanto tiempo, pero en la que no reparo en ese momento. Isabella, por su parte, movió su nariz levemente contra la de Alejandro. Él la imitó.

- Dime que me quieres.

Isabella tenía las cosas claras: Ella sí se había enamorado de Alejandro, y le amaba con todo el corazón. Él tal vez no, y no lo culpaba, todo había sido fugaz pero hermoso de su propia manera. Él la quería, y eso era lo único que Isa debía de saber.

Por primera vez, el querer era lo suficiente para la chica.

Pero no pasó nada.

Alejandro respiro con fuerza antes de separarse de la chica de golpe. Isabella lo miró con el ceño fruncido.

- Tengo que irme - dijo antes de subirse al coche.

Isabella miró como el auto desaparecía a lo lejos, haciéndose pequeño. Suspiro, sintiendo el nudo en su garganta hacerse más grande.

Se dio la vuelta rápidamente antes de sacar su móvil, con el que llamó a Nora (la primera persona en la que pudo pensar, la verdad).

- ¿Nora?

- Isa, hola, ¿qué pasó?

- Es... Es Alejandro. Se ha ido.

- ¿Qué? ¿Cómo qué se ha ido?

La chica soltó un sollozo, tapándose la boca casi de inmediato. Comenzó a caminar al otro lado de la acera, dispuesta a irse a casa.

- Hemos terminado, se fue a Londres.

- ¿Qué?

- Vino en un coche, hablamos un poco, y se ha ido. Me escucho, hizo todo espantosamente bien... Y después terminó conmigo.

- Oh por Dios, Isa, lo siento mucho...

- ¿Estás en casa? ¿Puedo ir a casa...?

El hombro de la chica fue rápidamente sujetado por una mano mucho más grande a la de ella. Isabella giro con los ojos bien abiertos, y en cuanto vio que se trataba de Alejandro, una gran sonrisa se formó en su cara.

La chica dejó caer el móvil, y ni siquiera se dio cuenta, ya que estaba muy feliz. Alejandro la abrazo con todas sus fuerzas, después la tomó de la cintura y le dio un beso. Ella le correspondió, con una sonrisa en la cara. No les importo quien pasara por allí, esto era lo único que los dos siempre habían querido.

- Yo también te amo Bella.

La castaña dejó caer sus lágrimas mientras reía de felicidad. Alejandro la volvió a besar, un poco más breve, pero igual de intenso.

Esto era lo único que ambos querían, y a su vez, la mejor decisión que habían tomado.

perfectly wrong (skam españa; alejandro) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora