Capítulo 41

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Narra Emmanuel

Sonrió al ver a la chica tratando de poner torpemente la tienda de acampar, en cierto punto se ve muy tierna tratando de hacer algo que no sabe, sus expresiones de confusión y enojo solo me hacen reír, me gusta su ceño levemente fruncido tratando de entender todos las indicaciones y me encanta escuchar esas pequeñas maldiciones que por primera vez no son dirigidas a mi

—¿necesitas ayuda? - pregunto algo muy obvio haciendo que suspire de cansancio

—no, como verás ya casi termino - sonrió al ver como la tienda se cae justo detrás de ella - tal vez deberíamos ir a un hotel, es más fácil - niego

—sabes que todo no se puede arreglar con el dinero ¿verdad?

—¿cómo que no puedo arreglar todo con dinero? si le doy dinero a cualquier persona en este bosque tenlo por seguro que armara esa tienda o podemos ir a un hotel y ahorrarnos la picada de mosquitos y otros insectos

—no me refiero a eso si no que es mejor dedicarle tiempo a las cosas algunas veces - tomo su mano atrayéndola a mi - te enseñaré como hacerlo ¿te parece? - baja la mirada para luego asentir

—quiero que me enseñes

Después de unos minutos los dos terminamos de armar la tienda de acampar

—es hermosa y lo hicimos sin la ayuda de nadie - no pensé que le alegraría tanto hacer algo como esto

—¿este precio divertido? - Catalella asiente como una niña pequeña haciendo algo nuevo

—fue genial y lo hicimos sin ayuda de los trabajadores de nuestros padres no sabes lo fantástica que me siento - es una linda y tierna chica

—¿quieres ayudar a los demás? - Catalella solo asiente

—¿podemos hacer eso? ‐ siento

—si quieres

(...)

—¿qué haces aquí? - pregunto

—voy en la misma universidad por lo tanto también tengo derecho a ir a este campamento - bufo

—solo mantente alejada - ordeno

—¿no me digas que él gran príncipe tiene miedo que su novia conozca a su amiga con derechos? - ruedo los ojos

—no me amenace y no tientes a tu suerte ya te lo había advertido no hagas que lo diga una tercera vez

—no te preocupes yo también creo que es mejor que todo quede como antes, nosotros dos siendo solo amigos con ciertos beneficios - niego

—te lo dije ayer, esa es y fue la última vez que me acostaba contigo la noche de ayer fue nuestra despedida así que olvida todo lo que sucedió

—¿qué? - la condición pinta su rostro

—Licha seamos sinceros con nosotros mismos, nuestras madres se odian a muerte y entre tu y yo jamás hubiera podido existir una relación como la que querías, jamás iría en contra de mi madre y tu jamás ira en contra de la tuya por lo tanto lo de nosotros solo fueron unos cuantos acostones

—¿unos cuantos acostones? ¿Eso es lo que piensas de mí? ¿Solo fui una chica más en tu cama? - niego

—¿irías en contra de tu tía por mi? - pregunto - ambos sabemos por lo que tu madre y tu familia hizo pasar a la mía también sabemos la manera en la que tu prima jugo con Marco y también de la rivalidad que tienes nuestros primos menores

El legado de la VenganzaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora