Capítulo 47

99 16 33
                                    

Narra Catalella

Miro sin expresión alguna al hombre que está delante de mis ojos al igual que la mujer

—dame una buena razón para no odiarte – pido – solo necesito una escusa y te creeré no importa que tan estúpida sea esa escusa yo confiare en ti

Sostiene la mano de la mujer a su lado, sus manos tiemblan al igual que su cuerpo

—¿sabes? No importa lo cruel que haya sido mi crianza yo jamás lastimaría a la persona que fue mi padre, no importa lo duro que fuiste conmigo solo dime una razón para no detestar lo que le hiciste a mi hermana menor

—no te daré escusas por que eso seria de una persona cobarde – sonrió

—darte por muerto para evitar enfrentar a tus hijas ¿no te hace un cobarde? – pregunto

—se que en este momento tu estas muy enojada pero al menos escucha lo que tengo que decir – niego

—solo dime ¿por qué lo hiciste? – pregunto - ¿Por qué te alejaste de nosotras? ¿Acaso hice algo mal? ¿Te decepcione a tal punto que las dejaste solas?

—no es eso, nada de esto es tu culpa o de alguna de tus hermana solo

—solo que el amor que le tienes a esa mujer fue más grande que el amor que le tuviste a tus hijas – explico – la amas tanto que decidiste mandar a la mierda nuestra familia

—la cosas no son como piensas

—entonces dime ¿como son por que no entiendo? ¿Acaso no fuimos lo suficientemente buenas para ti? Ser las mejores no te bastó, matarnos entrenando para que estuvieras orgulloso no fue lo suficiente para ti, ellas no fueron suficiente para que te quedaras

Trata de acercarse pero lo detengo

—Catalella eres muy joven para entender esta vida así que no trates de juzgarme – suelto una pequeña carcajada

—sabes te doy las gracias a ti y a todas las personas que me criaron por que de esa manera no terminaré siendo una mierda de madre como lo fueron ustedes, sabes lo asustada que estaba cuando me enviaron a Japón, estaba asustada yo te necesitaba pero jamás estuviste, les tengo tanto miedo a mis padres japonés que ellos son la causa de la mayoría de mis ataques de Pánico, cuando solo tenía cinco malditos años me encerraron en un maldito baúl solo para superar mi miedo a la oscuridad, no tienes idea de cuántas veces fui golpeada o cortada, tampoco tienes idea de cuántas veces deseaba pegarme un puto tiro en medio de la cien para acabar con esto, cuando cumplí los doce años me separaron de mi hermano adoptivo yo realmente pensé que jamás sería feliz nuevamente pero después tuve a Caelum pase por mucho con él, después cuando supuestamente te mataste tuve que mudarme con mis hermanas ¿sabes que mamá enviaría a Raquel al puto ejército? No, no tienes una maldita idea de eso, decidí ir en su lugar y tomar tu puesto en el ejército, no sabes cuántas veces pedí por ver aunque sea una última vez a mi hijo, cuando regrese solo lo podía ver en nuestro cumpleaños, tu no tienes una puta idea de lo cruel que es la vida así que no trates de usar ese estúpido sermón de no juzgues por que no entiendo la vida, solo tengo 21 y he estado pasado por cosas que nadie a mi edad tendría que pasar, ninguno de los dos sabe el daño que el han hecho a Melin – miro a la mujer notando el parecido en sus ojos – cuando se enteró que las abandonaste entro en depresión, cuando tu fingiste tu muerte ella intentó suicidarse al menos tres veces el mismo mes, los ataques de ansiedad iban en aumento, mi hermana menor sufría mientras ustedes dos se revolcaban en una puta cama

—Catalella te pido que te calmes – sonrío

—no me pidas que me calmes no tienes el maldito derecho a pedirme eso, no sabes por todo lo que ha pasado Melin por tu culpa, las veces que entraba en ataques de ansiedad, cuando intentaba quitarse la vida, las cortadas de sus brazos y piernas, cuando piensa que no es suficiente para nadie no tienes una puta idea de lo que le hiciste con esto ¿tan difícil fue enfrentarnos a nosotras? Ella se culpa cada maldito día de su vida por no estar ahí para evitar que te mataras

El legado de la VenganzaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora