Capítulo 46

99 17 25
                                    

Narra Catalella

Emmanuel sonríe de lado confundiéndome más de lo que estoy, su mira es oscura y con algo de furia presiona más su agarre

—¿realmente piensas que estás jugando conmigo? - pregunta - eres tan transparente, esta mierda te está doliendo tanto como a mi, no se por que lo haces pero créeme lo averiguare y más te vale que tus intenciones sean buenas por que de lo contrario haré que en serio te arrepientas de lo que haces - suelta su agarre con brusquedad

—créeme Emmanuel Ueder esto no me duele absolutamente nada por que no eres nadie en mi vida como ya te lo dije solo fuiste un puto juguete - coloco mis manos en mi barbilla mirándolo - o más bien un desafío y un capricho, te engañe hice que el mujeriego más cotizado ese que podía tener a cualquier chica en su cama estuviera a mis pies, al principio pensé que no te tenía ya que estabas con esa chica ¿cómo era su nombre? ¿Licha? Bueno no me interesa el nombre de lo que estoy segura es que dejaste una larga lista de chicas que estaban dispuesta a abrirte las piernas por una que jamás la has visto desnuda

—créeme que haré lo que esté en mis manos para descubrir que hay detrás de esto - sonrió al ver sus ojos aguados

—no hay nada detrás de esto ¿por qué no aceptas que solo jugué contigo tal como lo hacías con las demás chicas? - pregunto - lo se el Karma es una mierda pero existe - Emmanuel toma de mis hombros con fuerza haciendo que me acerque a él

—no entiendo por que demonios estás haciendo esta mierda - trato de zafarme de su agarre pero no puedo - ¿por qué mierda lo haces?

—no has escuchado ese dicho que dice, lastima a la chica correcta y la incorrecta te hará sufrir, en tu vida yo fui la chica incorrecta, hice lo mismo que le hiciste a las demás ¿cómo se siente que seas humillado? ¿Cómo se siente que ames a esa persona y de un momento a otro te destruya?

—no te creo, deja de mentir - abro los ojos como platos al sentir su agarre volverse más fuerte

Ni siquiera puedo reaccionar en su contra es como si estuviera congelada es como si se hubiera convertido en unas de mis debilidades

—¿qué demonios haces? suéltala - ordena Glemir empujándolo lejos de mi, mis hombros duelen, no puedo creer que no haya sido capaz de alejarlo por mi misma

—no te metas - Emmanuel es sujetado por su madre y tía

—¿estás bien? - asiento

—¿podrías sacarme de aquí? Solo llévame lejos - pido entre susurros

—seguro, nuestro avión nos espera

—Emmanuel espera - no se como demonios sucedió creo que fue por que paso muy rápido solo se que Glemir y Emmanuel están matándose a golpes

—sepárenlos - ordena la señora James

no se por que no puedo moverme, no quiero lastimar a ninguno de los dos, si defiendo a Emmanuel él sabrá que no quiero hacer esto y que deseo estar de su lado y si defiendo a Glemir tal vez encuentre algo que no quiero

—paren - susurro sintiéndome como esa niña de cinco años la cuales esta sola y desamparada, sintiéndome tan débil, odio este sentimiento tan estúpido - DEMONIOS QUE PAREN YA - ordeno llamando la atención de todos

Los dos chicos en el suelo siguen golpeándose sin importar que les haya dicho que pararan, la actitud de ambos me hace sentir algo que no había sentido hace mucho tiempo

Miedo, miedo por verlos intentar lastimarse entre ellos mismos, miedo por que se que cualquiera de los dos que termine lastimado me dolerá aunque no lo demuestre

El legado de la VenganzaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora