(Zoro y Tashigi) One piece [Limón]

14 - El no resiste 🔥

- También deseo hablar contigo desde aquella noche.

Zoro quedó suspendido entre su mirada y lo que ella dijo desear tan apenada y al mismo tiempo directa. Un latido lo estremeció.

Ella, al no recibir respuesta de su parte, comenzó a avergonzarse y fue allí que él reaccionó.

- Maldición - murmuró mientras giraba dándole la espalda y cubría su rostro, como si hubiese algo que quisiese ocultar. Y mientras se alejaba por el pasillo, alcanzó a decirle.

- Te veré afuera esta noche.

- ¡Espera!

En ese instante, Chopper y Brook entraron a toda velocidad.

- ¡Tashigi!

- ¡Mina, no se cayó del barco, aquí está!

- ¡No despegaremos la mirada otra vez de ti!

Tashigi no sabía cómo reaccionar, pero al mirar atrás, él ya no estaba.

Zoro se retiró para no ser visto por los demás. Al mismo tiempo, sintió que el escándalo de todos fue oportuno para escapar de ella, ya que su propio cuerpo lo había traicionado otra vez, ya que solo unas tontas palabras bastaron para terminar ridículamente excitado.

- ¡Maldición, ¿y ahora qué haré con esto? - dijo mientras miraba hacia abajo y sujetaba con fuerza su espada.

Él se encontraba oculto, con su espalda contra la pared, mirando hacia arriba y sentía que esa vez no podría evitarlo, necesitaba quitarse esa presión, necesitaba alivio.

- Mierda.

En ese momento, sin bajar su mirada, sujetó su miembro, lo cual hizo que todo su cuerpo estremeciera.

- Eres patético - susurró para sí mismo.

Era como si no quisiese aceptar que eso se podía sentir tan bien. En ese momento, respiró profundamente, acomodó sus ropas, sacó su miembro fuera y con una de sus manos lo sujetó y estiró lentamente. Estaba demasiado excitado, no quería producir sonido alguno y hacía un esfuerzo por mantenerse callado. Comenzó a jalar con más intensidad. Su respiración comenzó a acelerarse, al igual que su pulso. No estaba cómodo y eso lo molestaba, pero evitó pensar en ello y se enfocó en aquella noche, mientras perdía su mirada en el techo. Su cuerpo, su aroma, la sensación de su piel con la suya, su calor y, sobre todo, su voz. Esos quejidos y jadeos que produjo cuando estaba dentro de ella, entre vaivenes y vaivenes. Parecía imposible, pero pensar en ello lo excitaba más.

Se detenía brevemente para tomar un respiro y continuaba. No fue difícil caer en ese trance de placer, ya que se sentía demasiado bien. Poco a poco, sin darse cuenta, el sudor recorría su rostro, su respiración no era algo que pudiera controlar. Ya era suficiente mantenerse callado como para agregar a la lista evitar respirar con intensidad.

Estaba llegando al clímax, su cuerpo comenzaba a sentirse electrificante. Esa sensación sucedió en todo su cuerpo, tanto fue así que de repente Zoro se corrió sin anticiparlo. Esa descarga lo estremeció, pero no terminó allí, siguió eyaculando hasta que la última gota salió con fuerza de su interior.

Eso lo dejó totalmente agotado, vencido. Su respiración era cortada y apenas podía mantenerse en pie.

Había experimentado una sensación tan placentera que se demoró varios minutos en poder recuperarse.