(Zoro y Tashigi) One piece [Limón]

11- El seriamente

Zoro al retirarse de la habitación de Tashigui, vio que Brock caminaba por allí cerca junto a Ussop, y al no querer toparse con ellos se escabullo lo mejor que pudo, sin embargo no contó, con toparse con Franky.

-¿El? ¿De dónde cree que saliste Don Juan?

-De.. ¿Qué rayos hablas?

-Involucrarse con la marina, de cualquiera de sus formas es peligroso.

Zoro se quedó observándolo, le sorprende la gravedad con la que se dirige hacia el.

-ja, lo se... 

-Pff... Bueno con que lo recuerdas esta bien.

De repente Franky cambió su cara, y para la preocupación de Zoro comenzó a sonreír.

-¿Y bien? No me contaras como la pequeña marin maniaca por las katanas llego a conquistar ese frío y verde corazón? Supongo que entre espadachines se entienden.

-Guarda silencio, no te contare nada!- exclamo con fastidio.

-Que cruel!!! En fin tu secreto esta a salvo conmigo, te doy mi palabra como hombre.

Zoro alarmantemente y se retiró de allí
tomo una ducha rápida mientras trataba de mantener su cabeza en frío.

Sin pensar en nada más se dirige hacia la cocina, beba algo de Sáke calmaría su mente.

-¿Qué haces aquí marimo?

-Sin fastidios, solo vengo por Sáke.

-¿Él? De eso nada, estamos por comer y tenemos una invitada, no permitiré que la espuma con tu forma desagradable de beber.

-El único desagradable eres tú.

-¿Él? Mira quien habla. Dijo Sanji viéndolo de pies a cabeza. Su mirada comenzaba a ser escabrosa, como si estuviese juzgándolo.

Zoro quedó pasmado y confundido más que nada, no sabía a que se refería, ¿acaso lo había visto, al igual que Franky? ¿En verdad había sido tan idiota? No, no puede ser. ¿O si?

-Lo sabia tu expresión corporal lo dice todo

-y..yo... ¿de que hablas? ¿Cómo podrías saberlo?

-Escucha, porque solo lo diré una vez! A la próxima, que no puedas proteger a una Lady por culpa de tu borrachera te pateare el culo.

Zoro quedó sorprendido, por un momento creyó que lo había descubierto, pero se refería a otra cosa. ¿Borracho? Eso era humillante, pero no se atrevió a contradecirlo.

De todas formas los demás llegaban a la cocina tras oler la comida de Sanji la cual invitaba a entrar.

-¡Sanji huele delicioso! -Exclamo Nami.

-Por favor pasen la comida ya esta lista.

-¿Escucharon? Ya es hora de comer!!! Grito Chopper quien venia acompañado de Tashigui.

Zoro volteo y sus miradas se cruzaron.

Tashigui se veía calmada aunque en realidad hacia un esfuerzo enorme por no reaccionar ante Zoro.

Sin embargo para El, no fue igual, su rostro se enrojeció al verla dé repente, su mente pasó de estar fría a arder hasta sus orejas, y no dejaba de mirarla con sorpresa, en ese momento se dio cuenta que su reacción llama la atención de todos.

-¿Zoro te encuentras bien?

Comenzaron a preguntar, pero Zoro al ser mirado por todos allí y ver que Tashigui desvió su mirada.

-¡¡Claro que estoy bien!! ¿Por qué no lo estaría? -exclamo alzando su voz, para luego darse la vuelta y salir de allí.

-¿A donde crees que vas? ¿Estás zorro? Es hora de la comida.

Zoro lo ignora, definitivamente sintió el impulso de querer salir de allí lo más pronto posible. No podría soportar un segundo más. ¿Por qué le sucedió esto?

Fue entonces cuando se alejo, que pudo respirar tranquilamente, para luego patear un barril por no soportar la vergüenza de haberse visto tan patético frente a todos.

Se sentó en el suelo con enfado.

El entendía las consecuencias, y lo que conllevaba, creía que tenia aquello llamado sentimientos bajo control, pero en solo un segundo su mente y cuerpo lo traicionaron.

-Tashigui.... - murmuro levemente y solo eso basto para caer de nuevo en ese mar de sensaciones que chocaban fuertemente contra su pecho.

Se sentía patético mientras presionaba con fuerza sus dientes. Y llevando su mano a su corazón podía sentir que este palpitaba como después de una batalla y simplemente no podía controlarlo.

Allí se encontraba solo mirando hacia el techo en silencio esperando a calmarse, 
El rubor en su rostro no desaparecía, lo savia por que sus mejillas ardían. Y al suspirar se dio cuenta que la razón de que aún no podía calmarse es porque de alguna manera le era agradable sentirse así, y el eco de disfrutarlo lo avergonzaba más.