El otoño llegó y con el mis ganas de morir, solo anhelaba que me diera un infarto y morirme pero no, tendría que seguir yendo a la escuela y seguir con mi miserable vida. Esa era yo, una joven de 19 años que asistía a la universidad y que odiaba su aburrida e insignificante vida, lo único bueno en ella eran los libros que me hacían salir de mi realidad, a veces solía imaginar escenarios ficticios en los cuales era la protagonista de un libro, por un momento me hacía olvidar mi vida, luego plasmaba esa historia en mi computadora. Escribía en una aplicación de wattpad y tenía algunos lectores, no era tan famosa pero si me leían bastantes personas.
Me aferre a mis libros mientras caminaba por los pasillos de la universidad, vi como todos caminaban para llegar a sus clases, me parecía tan estúpido todo esto, por qué teníamos que asistir a la escuela, la mayor parte de nuestra vida la vivimos estresados por las tareas y exámenes para luego tener un trabajo y ser infelices hasta morir, bueno, al menos así pensaba.
—¿Estás bien? —pregunto una rubia, creo que teníamos una clase juntas aunque no estaba segura.
—Si —respondí.
Me aleje para no tener que estar en una conversación incómoda, no me gustaba que alguien me hablará porqué no era muy buena socializando, solo hablaba lo que debía. Entre al salón y me senté en el último asiento para poder ver a todos mis compañeros, la mayoría del tiempo me aburría en las clases e imaginaba la vida de cada uno de mis compañeros, no una buena vida, no, imaginaba una mala porque si la mía era miserable la de ellos también tenía que ser así, eso esperaba.
—Buenos días —saludo el maestro.
—Buenos días —contesto la joven de gafas que solía ser la compañera que hablaba hasta por los codos.
—Este es un buen momento para enterrarme el lápiz en el cuello y morir —susurre cuando vi que el maestro comenzaba su clase.
Mi compañero de asiento se alejo un poco al escuchar mi comentario patético, se había asustado por lo que dije, lo bueno era que no se podían escuchar los pensamientos de los demás porque sino ya estuviera encerrada, pero en un psiquiátrico.
Alguien se disculpo por llegar tarde y me paralice al escuchar esa voz, era él. Lo mire de reojo, llevaba puesta una chaqueta de cuero que lo hacía ver como el chico malo y si, era el chico malo de la escuela.
Moví repetidas veces mi pie, estaba impaciente, quería que la clase terminará e ir a la biblioteca para poder dormir un poco o leer, anoche me había desvelado leyendo un libro pero cuando termine de leerlo me di cuenta que era una trilogía. Ahora mismo no dejaba de pensar en Cardan y en la poderosa Jude, me hubiera gusto que llegará alguien y me llevará al mundo de las hadas pero sin que matarán a mis padres, si no fuera mucho pedir.
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Entelequia
Novela JuvenilKiara Sánchez es una joven lectora que vive entre libros huyendo de la realidad. Un día encuentra un vídeo extraño de cómo traer a la realidad un personaje literario, ella decide hacerlo pensando que es una tontería y no funcionará, sin embargo, a l...