Capítulo 17

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Parpadeé repetidas veces viendo como iba por las calles, alguien me llevaba en su espalda y me exalte al no recordar lo que había pasado

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Parpadeé repetidas veces viendo como iba por las calles, alguien me llevaba en su espalda y me exalte al no recordar lo que había pasado. Dios mío, alguien me estaba secuestrando, eso me pasaba por andar tomando de más, mi madre me lo había advertido que no debería andar poniéndome borracha, no sirvió de nada ver todos los episodios de rosa de Guadalupe, al final voy a terminar como aquellas muchachitas irresponsables que se emborrachan y las secuestran.

Me preguntó quién le rezara a la virgencita por mi y mágicamente aparece la rosa blanca y darán conmigo para meter a mi secuestrador a la cárcel y al final volveré a estar en mi casa, me dará el airecito y mi lección será que no debo beber cerveza a tal punto que pierda la noción.

O tal vez, estoy apunto de vivir mi historia de Wattpad. Este debe ser la historia donde un mafioso me ve en la fiesta y queda enamorado de mi a tal punto que decide secuestrarme, y ahora estoy siendo llevada a su gran mansión dónde me tendrá encerrada, sin embargo, yo estaré molesta con él por secuestrarme de esa manera, entonces él me comprará muchas cosas costosas hasta que lo termine aceptando y enamorando perdidamente del mafioso, viviremos muy felices.

Todo se esfumó cuando alguien carraspeo. Ese carraspeó, incluso eso le conocía a Dante, incline mi cabeza hacia un lado para mirarlo y esbozo una sonrisa tierna, me quedé mirándolo como si fuera algo irreal, como si no fuera de este planeta, en realidad no era de este planeta, el pertenecía a un libro.

—¿A dónde me llevas?

—A tú casa, no podías ni siquiera caminar —sentí como mis mejillas comenzaron a arder — ¿No recuerdas nada?

—Ya lo recuerdo —murmure.

Mordí mi labio avergonzada al recordar el beso que nos habíamos dado y todo lo que le había dicho. Definitivamente tenía que dejar de tomar, pero se había vuelto algo que me hacía olvidar  de todo lo que estaba pasando.

—Lo siento.

—Por esto.

—No pasa nada.

Él parecía estar muy tranquilo, como si yo no pesará nada. Llegamos a la casa y me baje de su espalda para abrir la puerta, moví mis manos nerviosa y aclare mi garganta para hablar.

—Entra —dije.

—¿Quieres que entre?

Asentí varias veces y me di media vuelta y cerré los ojos ante lo que había hecho, me había visto muy urgida porque él entrará. Subí las escaleras con Dante detrás de mi, al llegar a mi habitación me deje caer a la cama sintiendo como si estuviera acostada entre unas nubes, solté un suspiro y pase mis manos por mi rostro. Aún me sentía un poco mareada por el alcohol.

Mire a Dante quien estaba como una estatua, no se movía y miraba hacia otra parte que no fuera yo, estaba nervioso y me parecía graciosa su actitud.

—Siéntate conmigo —apunte el lado vacío de la cama y él se sentó tratando de fingir que no estaba nervioso.

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