Capítulo 2

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Me senté en la cama observando las cosas que estaban en el suelo, había un círculo con velas y en medio el nombre del personaje literario y la novela, la historia en la que estaba él

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Me senté en la cama observando las cosas que estaban en el suelo, había un círculo con velas y en medio el nombre del personaje literario y la novela, la historia en la que estaba él. Y si iba a intentar está tontería al menos pondría uno de mis personajes literarios y por supuesto que sería Dante. Es mi mejor personaje masculino que he escrito hasta el momento. Aunque sabía que era una tontería, no era como si mágicamente él apareciera en mi habitación, ¿Verdad?

Respiré y baje al suelo para hacer esa tontería, solo esperaba que mi madre no abriera la puerta y me encontrará así, pensaría que estoy haciendo brujería y me llevaría con un padre para que me haga un exorcismo. Cerré los ojos y respire tres veces, era parte de lo que se decía en el vídeo, me quedé con los ojos cerrados por varios minutos, sentí como un escalofríos me recorría por completo y abrí los ojos de inmediato, las velas se encontraban apagadas y aquello me hizo abrir los ojos más de lo normal.

—Carajo, ya perece una película de terror —murmure — al menos ya me di cuenta que esto no funciona.

—¿Qué no funciona? —pregunto alguien.

—Ese video de YouTube…

Me gire de inmediato al darme cuenta. Solté un grito al ver a un chico parado en mi armario.

—Puedes cerrar la boca por favor —pidió tratando de tranquilizarme.

Ese chico estaba vestido como en los años 80. Era un pinche ladrón, sin más agarre lo más cercano, era una lámpara y me le subí encima para comenzarlo a golpearlo, él comenzó a quejarse y a llamarme loca mientras se daba vueltas para que lo dejara de golpear.

—¡¿Quién chingaos eres tú?! —grite.

—¿Chingaos?

—¿Quién eres? —insistí.

—Mi nombre es Dante pero no sé que hago aquí.

—Claro y yo soy paquita la del barrio —dije con sarcasmo.

—Un placer conocerte paquita la del barrio.

—¿Qué? —esto chico no conoce el sarcasmo — Solo jugaba, me llamo Kiara.

Me bajo de él pero sin soltar la lámpara por si se llega acercar.

—Okey —dijo mirando mi habitación — estaba en mi habitación y de repente aparecí en esta habitación, vi que estabas haciendo… Tus cosas y no quise interrumpir.

—¿Eres un demonio?

—¿Eh?

—Porque si lo eres te advierto que mi mamá tiene agua bendita y no dudaré en echártela.

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