Capítulo 8

4 1 0
                                    

Corrí al auto y le dije a Orson que arrancará. Llamé a mi padre, ya no podía contener las lágrimas.

-¿Père?- "Padre" pregunté una vez que me contestaron- quiero irme a casa- dije mientras lloraba.

-Camille ¿qué sucede? ¿dónde estás?- preguntó preocupado. No podía hablar, el llanto era más fuerte. Orson frenó el auto y volteó a verme.

-Deme el teléfono, yo hablaré con su padre- expresó con parsimonia. Extendí mi mano.- Señor, soy Orson, no se preocupe, la llevaré de inmediato al hotel.

-No quiero ir al hotel, quiero ir a casa- manifeste entre lágrimas, casi en un ataque de nervios.

Orson me miró confundido, hasta que comprendió.

-¿Señor?-dijo al teléfono- no quiere ir al hotel, quiere ir a Normandie.- se hizo un silencio. Orson asintió con la cabeza, me devolvió el celular y arrancó.- ¿Necesita algo de camino?- me preguntó amable, negué con la cabeza.

Llegamos al hotel y Orson me dijo que esperara, él se bajó y entró. Yo seguía angustiada y con algo de sueño a causa del llanto. Miré por la ventana y no me moví. A los pocos minutos mi padre, Silvain y Orson aparecían en escena. Papá subió al auto, mientras Silvian y Orson acomodaban bolsos en el baúl.

-¿Qué sucede?-preguntó preocupado. Lo abrace.

-Extraño a mamá- comencé a llorar. No le estaba mintiendo, la realidad es que había visto a Ivo besar a Beatrice y algo se desencadenó. Sentí una angustia inmensa, quería ir corriendo a los brazos de mi madre, ella siempre me ayudaba.

-Oh cariño- mi padre comenzó a acariciar mi cabello- pronto estaremos en casa.

Cuando hablamos de "casa", nos referimos a la casa que tenemos en Normandie, en donde solíamos vivir con mi madre. Cuando ella murió, papá no pudo soportar su ausencia y decidió mudarse a París, él se acostumbró a que el hotel fuese su casa, pero yo, a pesar de vivir ahí hace años aun lo sentía como algo pasajero, mi casa estaba en Normandie, con los recuerdos de mi madre.

***

Luego de un viaje de dos horas y media, llegamos a nuestra casa. No era de gran tamaño, se encontraba en medio de un parque precioso, lleno de plantas y árboles, a unos metros estaba la casa donde vivían Silvain, Orson y el resto del personal, esta era un tanto más pequeña.

Nuestra casa, contaba con dos plantas, en la planta de abajo, se encontraban el escritorio de papá, la sala, el comedor, la cocina y un baño. En el piso de arriba, había tres dormitorios, el de mis padres, el mío y el de visitas, otro baño y las terrazas de los dormitorios, desde las cuales se puede apreciar el mar. Por último, la habitación secreta de mi madre.

En realidad es el ático, pero todos teníamos prohibido el acceso, incluso ahora, el único que tiene permitido entrar es Silvain, para limpiarla y revisar que todo lo que hay adentro se mantenga en buenas condiciones.

Cuando tenía 8 años, le comenté a quien en su momento era mi mejor amiga, sobre la habitación secreta de mi madre. Por supuesto tuvo la misma intriga que todos, recuerdo que me dijo que mi madre podía ser una bruja o un hada, ¡o hasta una sirena!. Vivir frente al mar, a esa edad, te hace imaginar cosas maravillosas. El punto es que luego de que esas ideas se metieran en mi cabeza, tenía que averiguarlo, ya había consagrado a mi mamá la mejor del mundo, pero si descubría que era una criatura mágica sería increíble. Así que un día, me armé de valor, reforcé mis cualidades de escurridiza y me las ingenié para entrar.

Abrir esa puerta me abrió un mundo nuevo. Todo era blanco, la luz que entraba por la ventana embellecía cada objeto, cada rincón. Mi madre no era una criatura mágica de cuentos, pero si era mágica para mi. Todas las pinturas que decoraban nuestro hogar, en realidad eran de ella, ese era su lugar, allí pintaba, escribía, bordaba, cosía, leía, disfrutaba de su música y quien sabe cuantas cosas. Ese día descubrí que ella era una artista, que disfrutaba de su compañía, que mantenía cosas maravillosas en secreto y que luego las traía a casa como "compradas", nunca pude preguntarle porque. Aquella habitación era el espíritu de mi madre, era su corazón de la manera más pura.

Ahora entendía porque papá no podía vivir aquí, era tener a mamá muy presente. Él sabía que había en esa habitación, por eso le ordenó a Silvain que una vez al mes viniera a limpiarla y demás, sin embargo le dijo que jamás le contará sobre lo que estaba dentro. Alexandre sabía perfectamente sobre las actividades de mi madre, sabía que los cuadros no eran comprados y eran de ella, sabía que esa habitación, que esas cosas, eran ella y por eso no tenía el valor de entrar o de saber que había. Yo tampoco.

Al entrar, todo estaba cubierto por sábanas y algo de polvo. Como dije, Silvain venía exclusivamente a encargarse del ático y no veníamos aquí hace mucho, ni esta fue una visita planeada, así que no tuvimos tiempo de mandar personal para que la casa esté en condiciones.

Agarré el bolso que me preparó Silvain y subí a mi habitación.

Al entrar, parecía haber viajado en el tiempo. Todo estaba como lo había dejado 3 veranos atrás, la última vez que vine. Me acerqué a un cuadro que había pintado mamá para mi y con la manga de mi camisa retire el polvo. Algunas lágrimas bajaron por mis mejillas. Me dirigí a las ventanas y las abrí para que ingresaran la luz y el aire y retiraran el olor a encierro.

Caminé hacia al baño, moje mi cara y baje.

-¿Le avisaste a Claudine?-le pregunté a mi padre. Estaba en el sillón de la sala leyendo un libro de no sé qué, pero que siempre leía cuando veníamos.

-Sí, le dije que me necesitabas y que estaríamos fuera de la ciudad por unos días. Creo que sospecha que la estoy engañando, así que si puedes llamarla y confirmar, me harías un favor- me sonrió, yo rei.

-Claro- me senté a su lado.- perderé mi excelente expediente- manifesté refiriéndome al instituto.

-No te preocupes, hablaré con la directora y veré que puede hacer. Ahora dime- me miró serio- ¿Qué sucedió para que te sintieras así?

-No quiero hablar de eso- sonó mi teléfono, Ivo me estaba llamando. Corte.

-¿"Eso" es quien acaba de llamarte?

-Papá- me queje.

-d'accord, pero algún día tendrás que contarme.-continuó leyendo y yo apoyé mi cabeza en su hombro.

***

Estuvimos en Normandie cinco días. Volvimos para el fin de semana, papá quería compensar a Claudine por haberse ido tan rápido y sin haberse despedido. Ella comprendía la situación y no le hizo ningún reclamo, al contrario se alegraba de que pasaramos tiempo juntos.

Durante esos días casi ni mire mi teléfono, Sophie y Eric llamaron, les expliqué la situación y comprendieron que necesitaba unos días sola, sospechaban que algo pasaba y que Ivo tenía que ver con esto. Ivo llamó muchas veces, pero nunca le contesté.

Llegamos a París, durante la noche del sábado. El viaje no era largo, pero yo estaba algo cansada, al entrar al penthouse saludé a mi padre con un abrazo y le agradecí, luego subí a mi habitación.

-Princesa- dijeron por detrás, con tono preocupado

Separados, pero juntos {Completa} Donde viven las historias. Descúbrelo ahora