Capítulo 25

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Capítulo 25

Llegué al Parc des Princes. No tenía idea de dónde buscar a Alan, pero haría mi mejor esfuerzo.

Comencé por caminar hacia la entrada principal, realmente no veía mucho fútbol, pero pude notar que hoy no había partido. Encontré a un guardia y le pregunté por el lugar de prueba, le di el nombre de la persona que me había invitado y el señor muy amablemente me guió hacia las gradas.

Comencé a mirar y lo vi, estaba calentando. Caminé hacia un lugar cerca y grité su nombre.

-¡Alan!- moví mi mano para saludarlo. No me vio- ¡Alan! ¡aquí!.

Me vio.

-Hey Camille- saludo sonriente en cuanto se acercó a mi lugar- pensé que no vendrías.

-Lo siento, es que tuve que resolver algo antes. ¿Ya pasaste?.

-No, aún no. La verdad no sé si fue buena idea invitarte, ahora me siento nervioso- bromeó.

-No te preocupes por mí- le sonreí- lo harás bien, tranquilo.

Estaba por decirme algo cuando lo llamaron. Era su momento.

Lo hizo realmente increíble, tanto así que el entrenador lo felicitó de manera muy efusiva, cosa que parecía no hacer con todos. Estuve unas tres horas en ese lugar, hasta que por fin Alan logró salir.

-Lamento que hayas tenido que esperar tanto, de verdad pensé que sería menos tiempo- se disculpó en cuanto me vio. Iba vestido con ropa elegante y llevaba colgando en su hombro derecho un bolso deportivo gigante.

-No te preocupes. Fue una experiencia interesante. Dime que te dijeron- le pedí emocionada.

Comenzamos a caminar hacia la salida.

-Quedé- expresó con una enorme sonrisa en su cara- pronto se discutirá cuestiones de contrato, y en cuanto eso esté hecho me acomodaré definitivamente en París y jugaré en el PSG. Me dijeron que era bastante bueno, pero que aún debería esperar, es decir, estoy en el equipo, pero seguramente estaré un tiempo en la banca.

-Claro- pretendí entender- ¿me invitaras a ver los partidos?

-Sí, por supuesto- dijo sorprendido, pero entusiasmado.

Nos subimos a su auto, él conducía. Fuimos a uno de los mejores restaurantes de la ciudad, para celebrar su triunfo. Pasamos varias horas allí, la comida estuvo estupenda y la compañía aún mejor. Realmente era agradable pasar tiempo con él, podía contarle mis cosas que me prestaría atención, no me opacaba con sus anécdotas o desatendía cuando yo hablaba.

Caminamos un poco por el lugar y luego de un rato le dije que debía volver, mañana había escuela y ya era algo tarde, asintió de inmediato y me llevó al hotel. Antes de bajar del coche le pedí su número, ambos reímos porque ninguno se había dado cuenta la noche anterior de hacer eso. Deposité un beso en su mejilla y bajé.

La verdad que pasar el día con Alan me había cambiado el ánimo, por supuesto seguía triste y cada vez que recordaba lo sucedido quería llorar, pero fue bueno haber salido y despejarme.

***

Era jueves, la chica que se encargaba de decorar mi apartamento llamó. Me informó que ya estaba listo, que nos encontraríamos para que me devolviese la llave que le había entregado el lunes y para cobrarme. Estaba demasiado emocionada, finalmente tendría mi espacio, podría ir y venir cuando quisiera. Estaba algo asustada por regresar, la realidad es que el lugar no era inseguro, yo había tenido mala suerte.

Fui hacia un café por la zona del departamento, me encontré con Diana. Fue super amable al explicarme todos los cambios y me dijo que su trabajo tenía garantía, es decir, que podía decidir modificar algo y que eso no tendría costo. Yo estaba segura que todo estaría bien, había visto su página y me encantaba su forma de trabajar y además me había ido enseñando por fotos como iban quedando los ambientes.

Una vez que terminé con ella, tomé valor y decidí visitar mi nuevo hogar.

Al entrar no lo podía creer, recorrí todo el lugar super emocionada, estaba increíble. Me senté en el sillón de la sala, tomé aire y comencé a llorar de emoción. Se sentía bien tener mi lugar, me encantaría que mi madre pudiese verlo y emocionarse conmigo. Realmente era difícil seguir el ritmo de la familia LeBlanc, en esta época el 1% de la población, aquellos que somos más que ricos, somos como una nueva monarquía, el dinero nos da poder y el poder nos permite obtener todo aquello que queramos, pero todo tiene un costo. Y aunque sé que soy muy afortunada, ese mundo y esa vida eran agotadores. Al final del día, los hijos de los denominados príncipes y princesas, teníamos los mismos problemas que el resto, solo que siempre estábamos en el ojo de la tormenta y siempre debíamos simular que todo estaba bien.

Conocí a tantas chicas con trastornos alimenticios por tener que encajar en la imagen familiar, tantos adolescentes frustrados a los 13 años por no tener la suficiente cantidad de actividades diarias que los hicieran ver interesantes, por sentir que no eran lo suficientemente brillantes, y podría seguir.

Mi padre era uno de los hombres más poderosos de todo Francia, eso implicaba que mi imagen siempre debía ser perfecta y aunque me gustase ignorarlo, había momentos específicos, determinados sitios, en donde la prensa acechaba para poder cazar a su víctima, o sea yo o alguien del entorno, en donde el más mínimo error era registrado y al otro dia seria un escandalo. Es por eso que me encantaba tener este lugar, aquí nada parecía ser así. La gente parecía tener vidas normales, monótonas, nada fuera de lo esperado, todo era tranquilo.

***

Decidí que no iba a quedarme sola, que no iba a mantener oculto este lugar. Así que organicé una merienda con Sophie y Eric, y una cena con Alan.

-¡¡¡OMG!!!- chilló Sophie en cuanto entró- C'est fantastique, j'adore- "es fantástico, me encanta". En su cara había una sonrisa gigante.

-Es increíble- repuso Eric- no puedo creer que nos ocultaste esto- dijo algo serio.

-Lo sé, lo siento.

-Está bien cariño- tomó mi mano- es solo que me apena que hayas sentido que no podías decirnos.

-No sé porque hice eso, la verdad. Quise mantenerlo en secreto de mi padre y terminé manteniendo el secreto con todos.

Nos dirigimos a la sala y nos acomodamos. Eric se sentó junto a mí.

-Salía de aquí la noche que me secuestraron- confesé con la cabeza baja- quizá, si les hubiese mostrado el lugar hubiesen sabido dónde buscar.

-Ay preciosa- Eric me miró con pena y me abrazó, yo casi me pongo a llorar.

***

Pasaron las horas y nos estábamos divirtiendo mucho. Decidimos salir al balcón y disfrutar de un lindo dia de otoño.

-Así que sale con Nate- miré sorprendida a Sophie- tú también guardas secretos.

-Ay- se quejó- no es un secreto, solo estaba esperando a confirmar la situación para poder contarles.

-¿Estás contenta? ¿Te trata bien?- le pregunté.

-Si y si- reímos- es un chico muy dulce en realidad.

-Entonces me alegro mucho- le bese la mejilla- un día podríamos hacer algo todos juntos, nosotros tres, Nate, Ed y Alan.

-Mmmm- comenzó Sophie- no creo que con Ed.- comentó con mala cara.

-¿Por qué?- pregunté confundida.

-No lo sé, Nate se distanció de Ed. Me dijo que estaba distinto, que había cambiado...En especial desde...desde tu secuestro- dijo en un tono apenas audible.

Eric quedó frío y a mí se me paró el corazón por un segundo.

-¿Qué quieres decir?- pregunté a la defensiva.

-Nada cariño, no tengo ni idea de que pasó entre esos dos, es algo que mencionó Nate. Pero no deberías darle importancia, ya sabes que los chicos apenas recuerdan su propio cumpleaños y confunden todo.- bebió de su té.

Posiblemente tenía razón, pero de igual manera una sensación extraña había quedado en mi cuerpo. 

Separados, pero juntos {Completa} Donde viven las historias. Descúbrelo ahora