Capítulo 16

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Capítulo 16

Me quedé helado. Era mi oportunidad para decirle la verdad, pero quizá el momento no era el más indicado.

-No, le tengo mucho cariño, la conozco hace muchos años. Ya sabes toda la historia.- miré hacia un costado.

-Bien. Ahora vas a ir, le pedirás disculpas a tu madre y al inspector Belmont, comerás algo, te darás una ducha y te irás a descansar. Si necesitas, puedo rentar una habitación en el hotel para que puedas estar tranquilo, pero no te quiero en la sala complicando más las cosas.

-No, está bien, me quedaré en mi habitación, cualquier cosa me avisan.

Salí del estudio antes de que pudiera decir algo. Me disculpé con quien correspondía y me dirigí a mi habitación. No tenía apetito, ni ganas de ducharme. Dormir no era una posibilidad, pero sabía que debía tranquilizarme, enojandome no iba a solucionar nada.

Me quedé mirando el techo, pensaba en Camille, desde el principio. Era la niña más hermosa en todo el jardín. Recuerdo que la vi jugando, sonreía y el sol se reflejaba en su cabello, iluminaba todo el lugar. Siempre vestía bien, era educada, cariñosa y ayudaba a todo el que podía. Un día, un niño se hizo pis encima, todos nos reímos. Ella no, Camille se acercó y le ofreció su abrigo para que tapara el pantalón. Le dijo que era normal, que aun era pequeño y que esas cosas pasan, cuando todos salimos a jugar, ella se quedó con él. Me había enamorado con solo 5 años y jamás pensé que duraría tanto.

Mientras recordaba, sentía agua correr por mis mejillas. Estaba llorando. No intente frenarlo.

Luego de un rato, me dormí.

Dos días antes.

Al despertar, pude ver que entraba luz, eso quería decir que había dormido algunas horas. Cuando reaccioné, me levanté de golpe y bajé corriendo las escaleras. Una parte mía soñaba con encontrarla al final, pero no fue así. Todo seguía igual que anoche, la escena era la misma, solo que ahora había luz natural.

-Buen día mi niño- dijo mi madre al acercarse y depositar un beso en mi mejilla.- ¿quieres que te sirva el desayuno?

-No, mamá, está bien, gracias- le sonreí- ¿qué noticias hay?- pregunté esperanzado.

-Aun nada, lo siento. Belmont cree que quizá encontró el lugar donde pueden estar, pero no tiene nada confirmado, están en eso.

-Bien- me dirigí a la cocina.

Quería gritar de frustración, pero sabía que si montaba una escena como la de anoche, Alexandre me sacaría del penthouse cómo fuese. Ya me había salvado el culo una vez, no lo haría de nuevo. Por dentro estaba desesperado y hecho una furia, por fuera intentaba mostrarme calmo y educado.

-¿Quiere tomar algo?- me preguntó Silvain.

-No tienes que usar formalidades conmigo Silvain, ya te lo he dicho.- comencé a prepararme una tostada con mermelada- Si quieres ayudarme con el jugo de naranja, te agradecería- le sonreí y me serví café.

-No se preocupe que la vamos a encontrar- evitó mirarme- a diferencia del señor Alexandre, yo sí sé lo que significa Camille para usted, por eso sé que esta calma no es más que una fantochada. Pero le diré algo, es una buena estrategia.- me alcanzó el jugo.

-Las formalidades Silvain- dije algo irritado.- tengo 18 y no soy tu empleador.- asintió con su cabeza.- Yo sé que consideras a Camille como una hija, ¿cómo haces para mostrarte tan tranquilo?

-No lo estoy. Mi oficio, en especial con el señor Leblanc, me obligó a mantener el temple, a mantener la cordura y la calma, para poder pensar en situaciones que requieren solución. Pero no estoy tranquilo, temo cada minuto por esa niña y quiero traerla a casa de inmediato.

-Ah maldita Camille Leblanc, ¿qué le has hecho a nuestros corazones?- pregunté sarcástico y mordí un pedazo de tostada.

Mientras terminaba mi desayuno, escuché el teléfono. Me congele. Podían ser ellos.

Dejé todo como estaba y corrí a la sala. Todo el mundo estaba quieto, expectantes, observábamos las expresiones de Alexandre para obtener alguna pista sobre qué estaban diciendo. La ansia de saber cuál era el siguiente paso nos carcomía por dentro.

Finalmente colgó.

-Quieren un millón de euros para mañana. Los tengo que entregar solo. También quieren documentos falsos para poder salir de Francia.

-¿Hay que esperar a mañana?- pregunté frustrado.

-Sí. Tengo que comunicarme con mi abogado ahora mismo, el banco no me dejará sacar tanto dinero en tan poco tiempo.

-Yo te daré quinientos mil- manifestó mi madre- el banco tardará más de un día en autorizar la extracción del millón. Pero quinientos podremos sacar entre hoy y mañana. Habla con Paul, yo hablaré con mi contacto del banco y comenzaré el trámite.

-Muchas gracias cariño- por un momento Alexandre soltó una sonrisa y besó a mi madre.

Respire hondo y sonreí por dentro. Aún no estaba con nosotros, pero faltaba menos.

Separados, pero juntos {Completa} Donde viven las historias. Descúbrelo ahora