Nuestro dúo sin duda es uno de lo más singular, allá por donde pasan siempre una gran tormenta han de arrastrar tras de sí, aquello al mayor de ambos no le era de mayor descontento, más para nuestro querido Horacio aquello no le agradaba ni lo más mínimo, según él estaba maldito por sus impulsos y palabras suicidas. Palabras y acciones que siempre le ocasionaron problemas tan «caóticos» como aquel ejecutado la noche anterior del martes.
─Horacio... ─intento llamar al enfadado hermano, el ambiente era realmente incómodo ─, Oh, ¡Vamos! No debes de enfadarte tanto —intento que Horacio no continuara con aquel rostro de pleno desagrado a la situación.
─¡Joder Gustabo! ¡Te dije que no quería saber mas de esa vida! ─gritó el de la cresta sin un apéndice de gracia quitándome las altas plataformas
─¡Será solo una vez, lo juro! ─exclamó el rubio acuclillarse, le miraba ─, además lo único que haces es bailar en una jodida barra, no creo que por una noche que me ayudes vaya a pasar algo. Como en los viejos tiempos H. Solo esta vez.
Ambos tras aquella discusión, si eso podríamos llamarlo de tan siquiera aquella forma, accedieron a escucharse y planificar. Horacio quería salir de la situación de inmediato y si tenía que llevarse consigo a un alumno, tenía que hacerlo.
Horacio miró a su hermano entre la multitud, Gustabo simplemente asintió desde la distancia indicando que aquel sujeto que ambos estaban viendo era la víctima la cual Horacio debía abordar de inmediato, el de la cresta con una enorme sonrisa caminó hasta el alumno de policía el cual se encontraba disfrutando de sus horas libres ─. Hola ─saludo casi en un grito, el sujeto se giró levemente observando al recién llegado.
Dicen que uno debe de realizar pequeños sacrificios para hallar lo que deseas, o bueno asi pensaba Horacio, Gustabo era más de tomarlo a la fuerza o con buenas palabras teñidas de engaño.
─Mi buen hermano, tan bueno en atraer la atención como siempre ─halago el rubio, Horacio se cruzó de brazos observando como desataba el ensangrentado cuerpo, ya seguramente inerte, de la astillada silla.
─No debí haberte metido de camarero en su momento ─protesto de mal humor, como llevaba haciendo ya horas ─, creo que deberías quedarte en casa sin trabajar.
─Y yo creo que deberías ayudarme ─dijo el rubio agarrando el cuerpo con dificultad, Horacio camino hasta su hermano tomando los pies del chico, manchandose junto Gustabo de la sangre del contrario.
─¿Qué planeas hacer?
Gustabo sonrió macabramente.
Aquello la mañana siguiente salió por todos lo lugares posibles el reciente suceso, todos hablaban del acto de rebelión por parte de la mafia, indicando y reafirmando que era una guerra comenzada por aquel acto tan atroz.
Ambos hermanos caminaban despreocupados por la calle, como si aquel dia sus conciencia estuviera completamente intactas ─. ¿Ves Horacio? ─dijo Gustabo estirando sus manos a cada lado señalando nada en especifico ─, ni un patruya nos sigue, y ese viejo no se le ha visto el jodido pelo desde que nos "mandó" aquel encargo. Todo ya termino, volvemos a nuestra aburrida vida que tú has elegido.
─No lo digas muy alto, solo han pasado unas horas desde que hemos hecho eso ─murmuró el de la cresta.
─Siempre tan desconfiado ─dijo posando sus manos entrelazadas tras su nuca.
La caminata por las calles fue detenida cuando; un vehículo a toda velocidad freno casi derrapando a un lado de ambos ─, ¿Ves? ─dijo Horacio sin inmutarse del vehículo ─, "siempre tan desconfiado" ─se burló de su hermano con un tono agudo.
Las cristaleras tintadas del vehículo bajaron, dejando ver a dos idénticas personas de cabellos negros, ambos con el mismo suéter de lana ─, pero buene si son los que el viejo mando ─dijo el de suéter naranja, era el conductor, y poseía un acento gallego que se podía notar de lejos.
─Al fin pute hostie ─dijo un tanto alegre el de chaqueta azul ─, aparecisteis.
─El viejo nos manda a buscaros ─hablo con una sonrisa amable el conductor, se encontraba apoyado en el volante mirándonos ─, una putada vamos, pero ordenes.
Gustabo y yo nos miramos unos breves segundos, comenzamos a caminar dejando atrás el vehículo ─, ¡Eh! ─oi como nos gritaban desde atrás, el vehículo llegó hasta nuestro lado, iba a nuestro andar ─, dejad de hacer el gilipollas y subid ─volvió a decir el azul.
─Dile al viejo que hemos hecho el trabajo perfecto. Que nos coma los huevos.
Ambos gemelos se miraron, aquello solo saldría mal si le llevaban la contraria.
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Es corto, el capitulo que estará guapo es el próximo, el encuentro de los personajes, un Horacio sarcástico y enfadado, un Gustabo dejándose turnar por su yo. Una explosión y una decisión grande.
[Como dije algunas cosas cambiaron en mi "AU". Rogelio y Segismundo son gemelos.]
¿Impacientes por el próximo? ¡En breves!
El juego empieza.
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Damned. VOLKACIO.
FanfictionTodos alguna vez hemos dicho basta a nuestros malos vicios. Yo lo intente, quería salir de aquella vida. Los santos, lo que parecía ser mi salvación y terminó por ser mi peor tortura. Aquella ciudad sería mi antes y después. Lo sabía. ─¡Joder Gustab...