13.MARIPOSA.13

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Me encontraba rodeado por dos mexicanos, según me habían dicho eran hermanos, Emilio y Pablito así se llamaban aquellos hombres tan extraños e irascibles, pero a la vez simpáticos como ningún otro, trabajaban con el viejo, bueno aquello creo que era obvio, pues Emilio ya me lo había encontrado aquella noche, no estaban muy arriba en la cadena de aquella mafia, pero aun así pertenecían a esta y como tal, eran medianamente respetados y conocidos.

La fiesta era en una casa bastante lujosa, no podría explicar de quien era por que no lo sabía y tampoco me había querido informar mucho, me pase todo el día evitando a Gustabo, ¿Por qué? Creo que eso también era bastante obvio, muchos años con mi hermano como para saber como es él, sabía a la perfección que diría algo relacionado a lo sucedido en los vestidores, y solo de pensarlo, quería meterme bajo una piedra y no salir jamas, ¡Me sentía tan avergonzado!

De Viktor no supe mucho, se la paso con el viejo y Greco con unos asuntos de la mafia los cuales no me habían sido informados, pero que de nuevo, agradecía no sabiendo, solo quería estar tranquilo, y mas después de aquella pelea la cual me había dejado en la mierda, me dolía todo tanto, pero internamente agradecía de aquella pelea por dos factores, el dinero y aquella situación con el bello ruso. Sin duda esa noche fue todo un éxito.

Otro éxito para Horacio.

Me tiraron de mi codo hacía atrás, gire mi rostro viendo a mi querido hermano, este me sonreía macabramente, negué con la cabeza ─Oh vamos Gustabo no empieces ─le pedí en suplica antes de que hablara.

─¡Que no coño! ─exclamó arrastrándome a través de la gente, hasta llegar a una parte relativamente apartada de la muchedumbre, había un futbolin, Conway y Viktor estaban en un lado esperando a que la parte contraría llegara, Greco se reía un poco sentado en un taburete con sus pies apoyado en este ─Intenté jugar con Greco ─dijo una vez me arrastro hasta estar en el futbolin con el viejo frente a mi ─, pero el cabrón es malisimo, y como tu y yo jugábamos de puta madre, me pregunte, ¿Por que no llamar a mi querido hermano?

Mire a Greco este se reía encogiéndose de hombros ─se me da mejor el billar ─se excusó.

Crují mis dedos observando a mis contrincantes ─, un señor mayor y un ruso ─comente pensativo a mi hermano.

─Esto esta ganado ─afirmo con determinación agarrando los manillares de la defensiva.

Una partida, una cerveza, dos partidas un chupito... podría jurar que llevábamos jugando una hora y media, entre risas y maldiciones, todas las partidas ganadas por nosotros.

─¿Pero como jugáis así putos anormales? ─dijo algo furioso Conway, el de cabellos plata y él habían estado intentado ganarnos aquel largo rato, algunas personas se acercaban al futbolin a ver la partida, podríamos decir que eramos el entretenimiento de mas de uno de aquella fiesta.

─¡Así nos ganábamos la vida hace unos años, eh o no Horacio! ─exclamó entre risas dándome pequeños codazos sin dejar de defender y mirar el capo.

─¡Apostábamos con los borrachos y nos llevamos una...! ─Gustabo me paso el balón, de un movimiento brusco, pero limpio marque ─¡Chupármela! ─les grite girándome para chocar la mano con mi hermano.

─¡Joder Conway es una mierda de portero! ─se quejo el ruso con frustración casi palpable señalando el juego.

─¡Vete a la mierda! ─enfadado y frustrado comenzó a caminar entre las personas.

─¿¡A donde va!? ─exclamó entre ahogadas risas Greco al ver como su jefe se marchaba dando empujones a la gente que le estorbaba, sin duda Greco era el que mas estaba disfrutando, podría jurar que mañana aquel hombre se quedaría sin voz.

─Irá a fumar ─supuso en el mismo tono que Greco, asentí dándole la razón a mi hermano para alzar mis manos crujiendo mi espalda ─voy a robarle un cigarro al viejo y a reírme de él ─avisó comenzando a caminar pacíficamente.

Mi mirada fue al ruso ─Quite esa cara llena de prepotencia ─me amenazó mirándome con sus brazos cruzados, ambos eramos separados por el futbolin, sonreí de medio lado.

─La quitaré cuando me ganes.

─Solo tuvieron suerte ─afirmo seriamente, pero se notaba jodido por haber perdido tantas veces seguidas con los mismos.

─¿Dos horas de suerte? ─interrumpió la conversación Greco, la risa se escapo de mi tendiéndole mi mano, esta la choco y vimos al ruso como lo que era, un equivocado mal perdedor.

─Ustedes digan lo que quieran, yo tuve a Conway ─lo dijo como si aquella derrota fuera por culpa del mayor de todos, de nuevo me reí sin dejar de verle a los ojos, este frunció su ceño ─, ¿De qué se ríe?

─De ti Viktor, de ti y las malas excusas que estas dando ─le encaré con mi mentón en alto, note la mirada de Greco en la situación, la estaba disfrutando tanto como un niño en un parque de atracciones.

─¿Excusas? Yo podría ganarte sin problema ─se encogió de hombros, me acababa de retar descaradamente como si yo no fuera nada contra él, ¿Acaso no había visto la paliza que le habíamos dado?

─¿Así? ─pregunte rebuscando entre mi bolsillo, una vez halle lo que buscaba lo saque y me incline dejando la moneda en su lado del futbolin ─, ¿Qué nos apostamos?

─¿Apostar?

─Claro ─de nuevo me incline poniéndome de puntillas atrapando su corbata entre mis dedos ─¿Qué quieres de mi si pierdo?

Nuestras miradas estaban completamente conectadas, se inclino un poco a mi oído ─, quiero que me baile ─todo mi cuerpo sentido un escalofrió.

─Eso podrías haberlo... simplemente pedido ─le pique alejándome de este, haciendo que la corbata se fuera retirando lentamente de mis dedos ─Si gano nos tatuaremos algo, los dos.

─Hecho ─dijo determinado extendiéndome la mano, la observe unos segundos, en movimientos lentos le di un beso a la palma de mi mano sin dejar de verle y se la tome, acordando aquella apuesta.

¿Un tatuaje conjunto con aquel gran hombre? ¡Eso estaba mas que ganado! ¿Qué podríamos tatuarnos? Me preguntaba jugando contra el ruso, toda la fiesta nos miraba expectantes a la partida, Viktor estaba tenso jugando, no iba a darse por vencido, pero la determinación no iba a darle la victoria, primero tenía que saber jugar y aquello era algo que no tenía muy bien entrenado. Tal vez aquel hombre era una maquina de matar, pero el futbolin era mi terreno.

Las risas de Greco y el bullicio de la gente me hizo caer a la tierra, Viktor apretaba el puente de su nariz frustrado, mire a mi alrededor para darme cuenta de una cosa.

Había ganado.

Solté el manillar dando saltitos mientras gritaba alegre, sabía que iba a ganar, pero nunca venía mal festejarlo.

─¡Y lo vas a pagar tu los tatuajes! ─exclamé señalandole, este negó con la cabeza mostrándome su dedo de en medio

Pero todos sabíamos una cosa, ese tatuaje se iba a realizar esa misma noche y nada le salvaría de aquello.

Pero todos sabíamos una cosa, ese tatuaje se iba a realizar esa misma noche y nada le salvaría de aquello

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[Aquí dejó el ejemplo de lo que es, uwu.]

Damned. VOLKACIO.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora