¡Comentad y pronto subiré otra parte!
Supongo que aquello sentían los pequeños animales cuando estaban a punto de ser devorados de la manera más dolorosa posible por su depredador, no sabía que mas hacer, lo único que se me ocurría, y que podía hacer, era observar cómo Conway me apuntaba con el arma sin un apéndice de remordimiento, tan solo se veía dolor, un pasado dolor que había aparecido para arrastrarlo a su procedencia, el pasado.
─Estás llevando esto a un extremo el cual no se manejar ─intente calmarle de sus pensamientos internos, de sus posibles e impulsivas acciones las cuales no había que ser demasiado listo para intuir que quien saldría muy mal parado sería yo ─, ¿Me puedes dejar explicar, joder?
Un silencio entre nosotros relativamente corto, pero lo suficientemente largo como para incomodar y agobiarme aún más de lo que ya estaba.
─Conway ─una voz conocida habló a través de la puerta, noté como Conway prestó atención con disimulo a lo que esté diría ─escuche al chico hombre ─al igual que yo segundos atrás, Viktor intentó razonar con el viejo de una manera tranquila, casi llegando al aburrimiento en su voz ─, ya sabe como soy con el tema de las traiciones, por lo que ya vi y hable todo lo necesario como para saber que...
─¡Callate! ─grito de nuevo prestando la atención en mi, parecía que se debatía algo internamente. Entre los pequeños silencios se podían escuchar los golpes en la puerta y algún que otro insulto procedentes de mi rubio hermano. Sin duda una situación que si mirabas de otro ángulo podría dar incluso risa o vergüenza ajena.
─Esa mañana una desconocida me dio esa nota... ─decidí que era momento, de nuevo, de explicarle todo ─, decidí reunirme por curiosidad, lo único que sé es que era pelirroja y se llamaba Julia...
─¡Deja de hacer putas bromas o chistes relacionados a mi difunta esposa...!
Aquello era su fantasma, su tortura personal tenía el nombre de Julia,y adornaba una bella cabellera pelirroja, trague grueso dándome cuenta a lo que realmente me estaba enfrentando, a un hombre el cual no superaba un golpe tan grande como el fallecimiento de aquella mujer tan importante en su vida.
─¡Yo no bromeo hostia! ─grite tenso, quería salir corriendo, yo no tenía la culpa de nada, solo había confiado en mí ahora jefe, y lo único que me llevaría sería un tiro por su poca valentía de ver el pasado como lo que era, algo ya pasado y por lo tanto superado, o al menos convivido con ello, como todo ser humano hacía ante golpes así de duros ─, ¿Por que lo haría? ¿Acaso me ves como alguien tan estupido? ¡Si quisiera morir me habría volado yo mismo la cabeza y no montaría esta "mala broma", ¡Todos tenemos fantasmas persiguiéndonos! ¿Por que tengo que pagar yo por los suyos? ─sus gafas impedían que viera sus ojos ─¡Esa mujer se llamaba Julia! ─exclamé sin miedo ─, ¡Julia, si! Como su esposa, ¿Y? ¿No puede nadie mas llamarse de esa manera porque tu no puedas con ello? ¡Joder viejo, se suponía que tu debes de ser la puta mente fría y eres un puto desequilibrado!
Las verdades duelen. Todas te arrancan la piel, todos nos hemos sentido de esa manera, con el corazón en un puño al enterarnos de algo que no queríamos, o simplemente no esperábamos, todos hemos sentido ese sentimiento, el corazón palpitando en un fuerte y lastimero vuelco, el nudo en la garganta, como la sangre se iba a los pies sin siquiera controlarlo. Todos hemos sentido esa decepción y dolor al enterarnos de la verdad.
Sabía que así es como se sentía, y que aquello lo había experimentado cada vez que ese nombre o ese color de cabello era nombrado, esperando, seguramente, que su querida esposa no estuviera muerta por sabe que razón.
Con rapiedeza se abalanzó sobre mí, con la culata de aquella arma fui golpeado, ante dicho golpe aturdido retrocedí unos pasos, intente sujetarme a la silla en busca de la estabilidad que yo acababa de perder, más ambos caímos de bruces contra el suelo, quedándome, aún más, rendido ante él. Lleve mis dedos a la nariz, la cual dolía con toda mi alma, está sangraba casi a mares.
─¿¡Como te atreves a decir todo eso!? ─parecía el rugido de un animal enfurecido, alce el rostro viéndole ─, ¿Quién cojones te crees? ¡Vamos dime!
─¡Jack Conway como te atrevas a hacerle algo bailare sobre tu inerte cuerpo! ─podría jurar que Greco intentaba detenerlo e incluso a callarlo de la mejor manera posible, si no estuvieran ambos posiblemente habría logrado tirar la puerta.
─¡Quiere dejar de perder los estribos! ─fue un pequeño y cansado gritó, uno que remarco bien la procedencia de su nacimiento por el acento ─, No quería llegar a esto, pero mire su teléfono de una puta vez y terminemos con esto ─. El silencio inundó todo una vez más, Gustabo se había callado expectante a lo que sucedería a continuación, lo único que se escuchaba, mi agitada y lastimosa respiración, Conway dejó de apuntarme para tomar su teléfono, miro lo que, seguramente Viktor le envió, todo color desapareció de su rostro, quitó sus oscuras gafas para observar mejor aquello y ahí supe que aquella pelirroja melena me daría más problemas de los que esperaba.
(...)
¡Capitulo super corto! Sorry, not sorry. He tardado en publicar rompiendo mi racha de capítulo diario por dosa razones.
1. La fabulosa idea de ponerme uñas.
2. El poco apoyo que recibe la historía.
Si quereś capitulos hay que apoyar y los subo al instante.
Avance:
23.MICHELLE.23
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Damned. VOLKACIO.
Hayran KurguTodos alguna vez hemos dicho basta a nuestros malos vicios. Yo lo intente, quería salir de aquella vida. Los santos, lo que parecía ser mi salvación y terminó por ser mi peor tortura. Aquella ciudad sería mi antes y después. Lo sabía. ─¡Joder Gustab...