15.ATRACO.15

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El sonido de las sirenas tras nosotros, el motor rugiendo, las ruedas chirriando en el asfalto, las calles estaban casi desiertas, era de madrugada, hora estratégica dada por el viejo, la música sonando como una discoteca ignorando quien nos perseguía, ignorando le mundo, las risas de Gustabo y mías fusionadas en una misma locura, podría decir que aquellos momentos tan tensos se habían hecho divertidos y emocionantes, incluso podría repetir tranquilamente. 

─Escuchad capullos ─sonó la voz de Conway por la radio, sin dejar de ver a la carretera baje el  volumen de la música, expectante a la siguiente orden que daría ─Los folla cabras estarán en el punto que os he mandado, ellos harán una barrera con un camión, cuando os acerquéis a dicho punto dar un disparo al aire ¿¡Entendido!? 

Note como Gustabo hizo un gesto de burla a medida que el hombre hablaba, sacándome una pequeña risa silenciosa no notada, gracias a los dioses, por Conway ─Tranquilízate abuelo, lo hemos entendido a la perfección ─dijo tecleando en el GPS, colocando un punto al que debía ir, mire de reojo mientras giraba bruscamente por unas calles estrechas, subiendo por las zona residencial. 

─Les he perdido de vista ─oí otra voz por la radio, aquella voz que no podía confundir, me gire a ver la radio en las manos de mi hermano por instinto, como si pudiera ver al hombre de dicha voz. 

─¡Horacio coño! ─exclamó Gustabo, negué con la cabeza auto despertándome volviendo a mirar a la carretera, subiendo por calles las cuales eran estrechas y empinadas.

No había podido tan siquiera evitar aquello por que ya le estaba mirando, ¿Qué me pasaba? ¿Estaba perdiendo aún más la cabeza? ¡Lo que me faltaba! Ahora solo debía de centrarme en salir de aquella situación sin ser detenido ni tener un accidente, por que si alguna de las dos situaciones ocurrían sabía perfectamente que nadie nos rescataría de las rejas. Y yo me negaba a terminar encerrado como un pájaro. 

¿Cómo lo sabía?

Por que eramos nuevos, dos chicos los cuales no éramos, al menos de momento, esenciales, fáciles de deshacer, aquello lo entendía, solo eramos usados por aquel hombre y sus confidentes, y por ello debíamos esforzarnos mucho más de lo que deberíamos, por que teníamos que sobrevivir.

─Gustabo estamos demasiado cerca ─le avise, indicando indirectamente que era su turno, Gustabo bajó la ventanilla, el aire frío se coló por esta enfriando todo mi cuerpo, Gustabo saco un poco de su cuerpo disparando al cielo, fue ahí cuando pude oír más disparos impactar con la carrocería.

─Mierda ─le oí quejarse adolorido entrando completamente al coche, cerró la ventanilla agachándose en el asiento.

─¿Qué? ¿Qué a...? ─intenté girarme a verme, pero me fue imposible, aquellas calles tan cerradas tenían que tener mi atención si no quería darme de lleno con una casa o montaña. 

─Me han rozado ─me avisó de nuevo con el mismo tono dolorido que había escuchado segundos atrás, antes de que pudiera hablar, o tan siquiera mirarle para verificar su estado, me fije que ya estábamos en el punto, observe en el retrovisor, expectante de lo que pasaría a continuación, un gran camión salió de uno de los parkings de una lujosa y magistral casa, este creo que los coches se chocaran entre sí, de nuevo acelere intentando salir de aquella zona residencial, en aquel momento tuve el lujo de mirarle, se sujetaba el antebrazo, salia sangre, aunque no una excesiva, su azulada mirada me miró unos segundos ─, ¿Qué me miras? 

─Eres malo hasta para disparar al aire ─me burle descaradamente agarrando la radio que había dejado en el reposa vasos. ─Acabamos de pasar el punto indicado Conway ─le avise mirando por los retrovisores ─, no parece que nadie más nos siga, así que vamos al punto de encuentro, ¿Alguien tiene vendas y cosas así?

Unos pequeños segundos de silencio hubieron hasta que una voz habló ─Volkov y yo tenemos ¿Qué pasó Horacio? ─preguntó lo último el barbudo un tanto preocupado por la situación de ambos.

─Gustabo y su pésima suerte en tiroteos ─de nuevo me burle descaradamente soltando una pequeña y breve risa.

─Vete a la mierda crestitas ─me dijo quitándome la radio con su mano sana, carraspeo para de nuevo hablar a la radio ─: No os preocupeis por mi, teneis Gustabo de sobra para todos mama vergas ─un tono arrogante, aquel tono que siempre usaba ─, ¿Quién está en el punto que nos ha puesto el viejo?

─Estamos todos menos vosotros imbéciles ─la brusca y seria voz de Conway nos recibió de nuevo. 

(......)

¡Capitulo corto y chill! Agarraos por que se vendran unos muy A. 

Avance: 

16.CARTA.16

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Damned. VOLKACIO.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora