3 .PERDIDO. 3

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✨ Comentad para el próximo sea pronto ✨

Sabía a la perfección que era un tanto duro con Gustabo, pero los sucesos del pasado que vivimos me hacía serlo casi de manera inconsciente, quería cambiar, quería una vida normal, ya no quería sostener un arma, ni robar, no quería lavar mi ropa ensangrentada en las noches más solitarias, sencillamente quería una vida normal, sin sobresaltos. Sabía que Gustabo odiaba y aborrecía completamente ese estilo de vida, y que de manera inconsciente le había obligado a pertenecer a dicha rutina, se que en algún momento decidirá soltarme y seguir con lo que quiere hacer, aunque no sea la mejor decisión. Y aunque aquello lo tenía casi al cien por cien asimilado me hacia doler el pecho, ¿Qué sería de mí sin él? ¿Qué sería él sin mi?

─Te noto preocupado ─habló el tatuado hombre de ojos celestes, su tranquila voz me hizo sonreír levemente. No le había contado a Claudio lo que hicimos días atrás con aquel pobre alumno de la policía, no debía ni lo haria, pero el aun así notaba que algo no estaba bien conmigo, me conocía demasiado ─, ¿Alguien molestandote en el club? ─indago de manera amable. Negué con la cabeza.

─Está todo bien ─le aseguré con voz relajada, me miró unos segundos, para después simplemente asentir con la cabeza. No quería seguir preguntando por algo que ya sabía que no respondería.

─¿Nos veremos esta tarde, verdad? ─preguntó.

─Si, iré a recogerte al hospital ─asegure saltando desde donde me encontraba, Claudio aun sentado en el escenario, donde pasaba la mayoría de las noches, tenía un pie en alto, apoyando en la rodilla su brazo, me observaba.

─Perfecto, esperare impaciente por ti ─me dijo para bajar del escenario, dio unos pasos hasta mi, metió la mano en el bolsillo de su pecho, estaba uniformado de doctor, me tendió una piruleta en forma de corazón, una de las que das a un niño después de una revisión médica ─, ¿No quieres que te lleve? ─pregunto una vez tome dicho «regalo». 

─Vivo cerca, así que no ─me negué, Claudio simplemente asintió caminando al exterior del lugar.

Claudio cada mañana, al terminar la jornada nocturna, aparecía por el club, según él le venía de paso hacia el hospital. Gustabo sobre estas horas ya está en casa, el cabrón salia una hora antes que yo, algunas, escasas veces, esperaba a que terminara, pero la mayoría de veces me lo encontraba en casa roncando a pierna ancha en nuestro pequeño sofá. A veces me pregunto como debe de estar su espalda, solo de ver como duerme en esa incómoda piedra me entran escalofríos. 

Cerré la mochila rosa decorada de mariposas moradas, una mochila muy bonita si no fuera por la cantidad de suciedad que poseía en ella, me la colgué al hombro dispuesto a irme a casa, quería dormir, dormir, y dormir.

Antes de dirigirme a la salida me detuve, una alta figura me daba la espalda, su ancho cuerpo me podía dejar ver o intuir que era de complexión ejercitada─. Oye tu ─le llame, el sujeto desconocido se giró de medio cuerpo, su azulada mirada me observo, me sentí levemente intimidado ─, ¿Buscas a alguien? Estamos evidentemente cerrados. 

Su mirada pareció brillar, se giró completamente para mirarme, pelo plateado, unos claros ojos azules, una belleza que no supe describir ─. Me encuentro completamente Потерянный.

¿Me acababa de insultar?

─¿Qué? ─le pregunté confundido.

─Perdido, me encuentro perdido ─su acento, aquel acento dio de lleno en mi alma ─, soy nuevo en la ciudad ─me explico brevemente, pero de una manera demasiado educada ─, ¿Podría ayudarme?

Apreté mis labios entrelazando mis manos entre si ─, veras... ─espera... ¿Iba a desperdiciar una oportunidad con aquel hombre? ─, depende ─dije al fin de manera desconfiada, continuaba debatiendome mucho mentalmente. 

─Necesito ir hasta la playa ─me pidió inclinándose un poco en mi dirección, su tono era frío, se escuchaba que intentaba forzarse para sonar imploroso, pero de aquello fracasó completamente. 

─No tengo coche para llevarte ─le dije ─, pero ahí ─señalé a un lado ─, junto la barra hay un teléfono. Puedes llamar a un taxi. 

Dicho aquello pase por un lado de él, le miré de reojo unos segundos, continúe caminando hacía afuera. Nada de él me dio buena espina desde que me pidió ayuda, ¿Cómo alguien tan bien vestido, tan refinado iba a pedir ayuda en un club erotico en vez de pedir un taxi? 

Tan rápido como salí del local el helado aire mañanero azotó mi rostro, el sol apenas había salido, los pájaros piaban sin cesar indicando un nuevo inicio del día, comencé a caminar de nuevo, esta vez en dirección a casa, Gustabo se había llevado el coche, por lo que me tocaba caminar por unos minutos hasta mi destino. No tarde muchos pasos en percatarme que por aquella desierta calle no estaba yendo solo. Tres pares de pies me seguían de cerca, y lo único que pude hacer fue girarme antes de caer ante el negror. Por que sí, aquel día no era mi dia de suerte, había sido golpeado con lo que parecía una culata de un arma. 

Damned. VOLKACIO.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora