16.CARTA.16

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La cafetera y el ruido de la cerámica chocando entre sí daba el claro ambiente de una cafetería en hora punta, el bullicio de las personas hablando, la televisión hablando en un murmullo de las recientes y malas noticias, el ruido que para algunos era molesto, para mi solo era algo que me llenaba de tranquilidad, la taza de café envuelta en mis manos calentandome, el olor a café recién hecho entrando por mis fosas nasales, todo me llevaba a un mundo interno tranquilo, era lo más normal que había hecho desde que estaba metido con aquel problema.

Viktor y Greco hablaban, aun que parecía que discutían, pero era la manera de hablar de ambos, se podía notar su buena amistad fusionada con el ambiente, reía ante las cosas que decía Greco y las caras de Viktor. Gustabo, Gustabo había sido atrapado por el viejo en su despacho, no sabía con exactitud qué hacían esos dos, lo que sabía es que las misiones, como la anterior de la joyería, se las daba a Gustabo y este me las comunicaba a mí, pero sabía que algo extraño había en todo eso, pero siendo completamente sinceros me negaba a descubrirlo de momento, quería aislarme de la realidad un poco, y si tenía que taparme los oídos y no mirar lo que hacían esos dos, lo haría sin dudar.

─¿...eh, Horacio?

Pestañeé varias veces volviendo a mi cuerpo y saliendo de las nubes, ambos chicos me miraban fijamente ─¿Qué? ─pregunte confundido, casi aturdido.

─Le estoy diciendo que hemos compartido momentos y ni siquiera tengo un número al que llamarle ─me recordó Greco, dejándome claro por una indirecta directa que quería mi número de télefono.

Mire a ambos unos segundos para dar un sorbo a la taza de café ─Me encantaría darte mi número Greco pero... ─antes de que continuara con lo que iba a decir, Viktor rebusco en su gabardina negra, le miré expectante a lo que haría, saco algo de su bolsillo un teléfono con una funda de colores neones, todo mi mundo parecía haberse iluminado al reconocer el aparato tecnológico que el ruso había dejado sobre la mesa sin quitarme la mirada de encima ─¡No me jodas! ─dije con ilusión excesiva dejando el café y agarrando el teléfono, había pasado tiempo desde la última vez que lo había visto, desde aquella mañana en la que ese ruso vino en busca de un "taxi" y termine encerrado cual pájaro en jaula.

─Ya no tiene excusas, eh ─me pico con amabilidad el de la barba poblada sacando su teléfono, sonreí negando con la cabeza mientras encendía el mio, demasiadas notificaciones las cuales por ahora no le di importancia, entre en la aplicación de llamadas y le tendí el aparato al de la barba, este entendió mi gesto y lo tomo dejando el suyo en la mesa, comenzó a teclear su número.

─¿Y tu bombon? ─dije mirando a Viktor, este enarco una ceja, me acomode en la silla ─, que si me vas a dar tu número ─le explique en brevedad guiñandole el ojo sin dejar de verle, este mantuvo la mirada en mí unos largos segundos, hasta que una notificación nos sacó de aquella pequeña "guerra de miradas".

─¡Listo! ─afirmó Greco tendiendome de nuevo mi teléfono, antes de que pudiera recuperarlo Viktor ya lo había cogido, Greco me miró, como si me estuviera preguntando si aquel hombre tenía el permiso de tomarlo, simplemente le asentí, dándole a entender que aquel acto había sido permitido.

─¿Cómo quiere que me guarde? ─preguntó el ruso una vez tecleó su número, no me miraba.

─Mmmm... ─murmuré pensativo fue ahí cuando ambos me miraron atentos a lo que diría, asentí para mí mismo ya teniendo el nombre perfecto, alargue mi mano en su dirección, Greco y Volkov me miraban sumamente confundidos ─¿Qué? ─pregunte cuando el teléfono estaba en mis manos ─Le voy a poner Viktor Volkov, que es ese su nombre ─aclare con obviedad, mientras que una malvada sonrisa destapaba casi mis verdaderas acciones y pensamientos, no había que ser alguien muy listo para saber del calibre de aquella mentira.

«Gray curse»¹

─¿Cómo cojones me ha guardado? ─preguntó inclinándose para intentar arrebatarme el teléfono, antes de que lo hiciera me tira hacia atrás bloqueandolo.

─¡Atrás! ─exclamé escondiendo el teléfono entre mi espalda y silla ─¡Te he guardado por tu nombre!

─Miente ─aseguró con toda seguridad volviéndose a sentar alisando su ropa.

─Pues te jodes ─le saqué la lengua tranquilizandome y agarrando de nuevo el teléfono guardandolo en el bolsillo de la sudadera sin dejar de mirar con desconfianza al ruso, preparándome para cualquier gesto que hiciera, las risas de Greco contagiaron las miras riendome de manera suave.

─Se jode usted ─aseguro levantándose del asiento Greco le copio la acción.

─Esperadme fuera, iré al baño ─nos advirtio greco agarrando sus pertenencias y marchándose hacia el baño, Viktor me miró unos segundos, seguido de inspeccionar la cafetería, para después girarse no muy convencido e ir al mostrador, seguramente para ir a pagar, aunque se notaba diferente que las otras acciones hechas hacía unos segundos.

Como los dos hombres que había desayunado me levante igualmente, y por inercia inspecciono el lugar, aunque todo parecía demasiado común y normal por lo que deje de mirar el lugar con la intención de salir y esperarles fuera.

Sentí como era empujado haciéndome casi caer, salvado por los pelos de casi abrazar el suelo de buena mañana, me giró a ver quien había sido el o la causante de mi casi caída en publico, viendo a una mujer tapada por una capucha, era baja por lo que no pude verla muy bien.

─Cuidado muj... ─antes de continuar mi pequeña advertencia malhumorada, la desconocida tomó mi mano con disimulo, no sin antes ver a su alrededor, poniéndome un papel en esta, me hizo cerrarlo en un puño arrugando dicho papel y se marchó con un pequeño susurro de disculpa, confundido mire como se marchaba, abrí aquel papel con el matojo de nervios y desconfianza.

«Mañana mesa 16 aquí a las seis de la tarde. Se puntual H.»

─¿Qué mier...?

─¿Quién era ella? ─me asuste dando un pequeño salto arrugando el papel en mi puño, me giré a verle, estaba desbordante de desconfianza y su tono era el mismísimo ártico.

─¿Quién, quién? ─carraspee ─, ¿Esa mujer? No la conozco.

Me sentía ansioso.

Frunció su ceño señalando mi mano ─Le ha dado un papel, ¿Qué es?

─¿El papel? ─mi voz se notaba el ansia y el intento fallido de ocultarlo ─, pues su número de teléfono Volkov.

Su ceño se frunció aún más, y creo que fue ahí cuando noto que algo olía a chamusquina ─¿Ahora me llama Volkov?

(...)

«Gray curse»¹ ¬ maldición gris

Avance:

17.RIVALIDAD CONOCIDA.17

Si quereís el capitulo antes interactuar mucho y lo traeré el mismo dia. ugu

Damned. VOLKACIO.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora