20.CONJUNTO.20

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Mis pasos resonaban por el solitario y largo pasillo de aquella gran casa, la decoración era escasa de colores oscuros, el silencio era casi palpable, la reunión empezaría en media hora, pero antes debía acallar mis dudas, debía de ir por Claudio, debía preguntarle, debía quitarme este mal cuerpo que tenía desde anoche.

Mis piernas se detuvieron en la puerta que ya había cruzado un par de veces, tome el pomo de la puerta y con la otra llame, golpee la madera con mis nudillos, sin esperar una respuesta la abrí, mis ojos fueron a las dos personas frente a mi, Claudio al verme sonrío, pero mi mirada se desvió al hombre que quitaba su camisa dejando ver su tonificado pecho casi al descubierto ─Horacio ─me saludo el doctor. Viktor quito su camisa del todo y me miró, tenía cuatro pares de ojos mirándome sin siquiera disimularlo, por inercia retrocedí un paso aún con la puerta sujetada cerrándola un poco.

─Luego vengo si estás ocupado ─dije con la intención de cerrar, mi cuerpo estaba en un pequeño pánico, la puerta fue tirada siendo abierta y con ello llevándome con esta, Claudio me sonrió haciéndome el gesto con la cabeza para que entrara.

─Tranquilo pasa, cuentame ─di unos pasos al interior, escuche como Claudio cerraba la puerta ─, ¿Le importa que esté aquí? ─le preguntó con educación al ruso, continúe caminando hasta sentarme en el escritorio de Claudio viendo a ambos.

─Con que termine cuanto antes me da igual quien esté aquí ─le respondió impasible, tan amable como siempre.

─Siéntese en la camilla ─le pidió caminando hasta mi, Viktor se giró sentándose en esta con una tranquilidad desbordante, estábamos mirándonos sin descaro, podía notar la pequeña curiosidad en saber que buscaría por la enfermería, pero también como si no le gustará mi presencia por aquí ─¿Qué te pasa Horacio? ─preguntó Claudio poniéndose los guantes de látex posándose entre Viktor y yo impidiendo que siguiera viendo al ruso.

Dude en hacerle aquella pregunta frente al ruso, pero siendo honestos sabía que no nos juzgaría ni a mi hermano, ni a mí ─Claudio ─le llame dejando salir la preocupación que me llevaba ahogándome hacía rato ─, ¿Gustabo ha venido a pedirte pastillas... de las suyas? ─ante mi pregunta, Claudio por unos segundos hizo una cara la cual no supe identificar, pero que sin duda me alarmo por completo instalando las sirenas de alarma en todo mi ser ─, ¿Eso es que no? ─pregunté con la intención de bajarme de la mesa exaltado, este me detuvo posando las manos en mis hombros.

─Claro que ha venido ─dijo obvio separandose de mi y caminando hasta el ruso, pude ver como Viktor mirando la situación con mala cara —, si quieres espera a que termine con Volkov y continuamos hablando de esto más tranquilamente y en privado, solo tengo que revisarle — dicho aquello el doctor comenzó a inspeccionar el brazo de Volkov, era una pequeña herida como si subiera atravesado con algo, parecía ser que estaba casi sanada supuse que sería de alguna misión mandada por el viejo. Decidí dejar trabajar a Claudio sin mediar palabra, tan solo observaba como Viktor era observado y tratado por el doctor muerte, aquello era una escena que me hacía sentir cosas que no sabía especificar y que siendo completamente honestos tampoco buscaría explicar, mi mente estaba llena de pensamientos relacionados a Gustabo y aquel furtivo beso, por que si, para mi aquello era imposible olvidarlo, cuando veía aquel ruso mi mente gritaba su nombre y el recuerdo se esparcía por toda esta —. Gírese un poco para que pueda medirle la respiración —mi cuerpo volvió a la sala de Claudio, Viktor se giró un poco dejando su espalda libre, la azulada mirada del doctor fue al tatuaje.

Ese tatuaje.

Mierda, aún no le había contado nada de el tatuaje conjunto.

La sorpresa parecía ser enorme en su rostro, miró el tatuaje de este y luego a mi por varios segundos —¿Qué le pasa? —preguntó de mala gana el ruso mirándole de reojo,

—No recordaba que tuviera un tatuaje —dijo mirándome unos segundos, sentí el fugaz dolor en sus azularos ojos, quise esconderme en aquel momento —, muy bonito.

—Por supuesto que es bonito, lo eligió el mejor —dijo con evidencia mirándome sin descaro, me guiño el ojo, fue ahí cuando me sentía atrapado por cuatro ojos azules, ambos con un brillo diferente.

—Horacio siempre ha tenido buen gusto —dijo en un tono un poco ácido el doctor apartándose del ruso quitándose los guantes de látex —, no sabía que se llevarán tan bien como para compartir algo así —añadió, ahí pude saber lo mal que le había sentado aquella tinta en nuestras pieles.

—Tampoco es algo tan...

—Estamos unidos como celador y rehén —me interrumpió bromeando el ruso levantándose de la camilla, agarro la camisa y caminó hasta la mesa, donde yo estaba sentado, mientras se la ponía —, una apuesta y confianza nos ha marcado por vida, ¿Me equivoco Horacio?

Mi mirada subió al ruso, bajándose la camisa y mirando mis labios sin descaro, sentía que estaba volando en un mundo habitado por vodka y gris.

Podría morir y lo haría en paz.

—Si ya es todo puede irse Volkov, estará muy ocupado y no me gustaría quitarle tiempo —un tono amable, tranquilo, así siempre había sido Claudio, aún que llevaba tanto conociéndole que sabía lo molesto internamente que estaba, también sabía que no me diría nada más de aquello. Siempre se lo callaba todo.

—De hecho debo de irme —admitió el ruso, puso la mano en mi espalda empujándola un poco haciéndome bajar, dándome a entender que fuera con este.

—Oh Viktor, debí hablar unas cosas —le dije aun sintiendo las mano en mi espalda, poco a poco bajaba tocando toda esta en un recorrido lento, como si de un intento de avaricia se tratase.

—Tenemos que hablar seriamente su rehén y yo respecto lo anterior dicho—le recordó amablemente el doctor tirando los guantes a la papelera y caminando a la puerta para abrírsela —, no le robare mucho tiempo a Horacio, estará en la reunión en breves.

Se miraban fijamente, parecía que se estaba debatiendo algo que solo ellos comprendían, carraspee quitando la mano de Viktor disimuladamente de mi espalda y empujándole ahora a él.

—Fuera —le ordene amistosamente, bajo la mirada con su ceño fruncido a mi —, ahora iré. Fuera.

(...)

¡Hola! No he publicado por que me puse uñas y se me hizo complicado, tuve que arrancarlas DJHSJSSJJS. Ya volví a capítulo diario. Disculpad. Ugu.

Avance:

21.ESPOSA.21

Damned. VOLKACIO.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora