9.CIGARRILLO.9

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No podía describir con exactitud cómo llegamos aquel lugar, una cosa llevó a la otra, y aquel anciano le pareció buena idea tomar unas copas, la música era fuerte y animada, pero podías escuchar al contrarío si te acercabas un poco ─, pero Gustabo entiendeme... ─arrastre un poco las palabras posando una mano en su hombro intentando darle más fuerza a lo que decía ─, esto es tan repentino que solo quiero llorar, ¿Cómo he pasado de estar en una habitación encadenado a una puta discoteca bebiendo? No tiene sentido.

Gustabo se reía, uno pensaría que el rubio se reía de mí, pero en realidad la situación era graciosa ─, ¡Deja de preocuparte hombre! ─exclamó quitando la mano que tenía sobre este, y movió sus hombros de lado a lado bailando ─, ¿Qué más da dónde estabas o donde dejas de estás? Disfruta coño.

Sonreí negando con la cabeza dándole un pequeño empujón ─, ¿Por qué todo te da igual?

─La pregunta es... ¿Por que todo de preocupa tanto? ─me miró con una sonrisa gamberra, antes de poder responderle note como alguien se dejaba caer sobre mis hombros, eran unos brazos bronceados y tatuados.

─¡Bla bla bla! ─exclamó una voz que conocía ─, ¿Qué hacen tanto hablar? Vamos a bailar coño ─el peso de su cuerpo se apartó posandome a un lado de mi con el brazo en mis hombros ─Además usted es bailarín y el que mas quieto esta.

Se apartó de mí, para agarrar mi muñeca y la de Gustabo, sin piedad a nuestras demandas siendo arrastrados al centro del lugar donde algunas personas bailaban despreocupadamente, las risas brotaban de mí mientras observaba como el barbudo se movía y me retaba a una batalla de baile.

Mi verdadera pregunta era ¿Qué hacía alguien como Greco con personas como Conway?

¿Qué historia estaba tras Greco para que sus caminos se cruzaran y terminaran juntándose? Aunque no lo parecía, aquellas preguntas me ocasionaban una curiosidad casi infantil por saber la respuesta que tenían. Miré a Greco, tan alegre bailando "obligándome" a seguirle el paso, que no pude decirle ni una sola pregunta, ¿Por qué no las hacías aun esta curiosidad era tan grande? Por que sabía que tras todas las personas tenemos una historia y la mayoría de veces no es bonita, podía imaginarme una trágica historia en la sonrisa de aquel hombre, me negaba a robarle aquel momento feliz que sentía en ese instante.

Mis movimientos poco a poco se fueron deteniendo ─¿Ya te has cansado? ─preguntó en un tono lleno de juego cerca de mi para que le escuchara.

─Voy a fumar ─exclamé alto, tal vez demasiado, pero temía que no me oyera ─, cuida de mi hermano, ya vuelvo ─le prometí para comenzar a caminar entre la gente hacía la salida.

Empuje la puerta con fuerza y fue ahí cuando noté el frío nocturno de aquella gran ciudad, la discoteca estaba en el paseo marítimo, desde aquí podía verse la playa, las personas al igual que yo habían salido a fumar o simplemente despejarse, tampoco es que hubieran muchas, un pequeño grupo que hablaba y reía, se notaba que llevaban un par de bebidas encima, inspeccionando donde ponerme observe al hombre que se había vuelto mi celador, su larga gabardina negra y pelo plateado le hacía irreconocible.

Con pasos un tanto torpes caminé hasta este, se encontraba un poco alejado de la puerta, fumando apoyado de la grafiteada pared ─¿Me das uno? ─le pregunté señalando su mano izquierda, entre sus dedos estaba un cigarrillo por la mitad, el de ojos azulado bajo la mirada observando su mano y lo que tenía en esta, de nuevo la alzó mirándome ─, venga que se lo devolveré ─Volkov solo negó con la cabeza seguido de encogerse de hombros.

─No ─dijo simplemente ante mi pregunta, aunque parecía que jugaba descaradamente conmigo.

Me sentí ofendido ─¿No me vas a dar uno, enserio? ─mi tono era un tanto dramático, el ruso me ignoro dándole una calada a su cigarro ─, Pues se lo pediré a ese grupo ─me encogí de hombros girándome para ir, pero su mano me detuvo.

─Negativo, ¿Quien me garantiza a mi que no heches a la fuga? ─de nuevo seguía jugando conmigo, me gire para verle una vez mas, agarre la manga de su gabardina tirando de esta inclinandolo un poco mientras que, con mi mano libre, le arrebataba el cigarrillo, una vez cumplí mi cometido, le solté dando un paso a tras, dandome un poco de distancía de este, Volkov me observaba expectante, aquel gesto no le había desagradado, parecia esperárselo.

—¿Salir a la fuga? —le pregunté recargándome en la pared a un lado de este dándole una calada —, por el momento no está en mis planes alejarme de ti Viktor —este frunció su ceño notoriamente posándose frente mi.

—Volkov para usted —me amenazó sin apartar la vista de mis ojos.

—Viktor... —no pude continuar por que fui interrumpido.

—Volkov —me corrigió, estaba tan tenso como la cuerda de un arco, parecía que nadie le llamaba por su nombre, y aún que aquello fuera el caso, yo iba a ser uno de los pocos que le llamara de aquella manera, ¿Por qué? Tal vez por el hecho de sentirme único ante aquel hombre. 

—¿Y si no me da la gana llamarte Volkov que? —me encogí de hombros dando otra calada —¿Vas a pegarme? ¿Matarme? —su mano se alargó hasta atrapar el cuello de mi camisa, con toda calma le veía, estaba de puntillas expectantes, asentí varias veces —Si no vas hacer una de esas dos opciones, disfruta hombre, que mas da, que si Viktor, que si Volkov, de todas maneras me dirijo al ruso sexy que tengo frente a mi, ¿No? —preguntó lo último con fingida inocencia dejando que el humo del tabaco saliera de mis labios en un pequeño suspiro.

Tiro de la camisa hasta que nuestros labios estuvieron demasiado cerca —Volkov —dijo entre dientes.

—Viktor —le susurré de vuelta, seguido de soplarle un poco en los labios.

Damned. VOLKACIO.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora