•CAPITULO XVI•

3 0 0
                                    

Me sorprendió ver cómo Chelsea asesinó a sangre fría a dos sujetos con armas largas, solo con una pequeña navaja que ella tenía entre sus dedos ensangrentados.

Su vestimenta quedó completamente llena de sangre, sus zapatos dejan huellas del líquido que escurría de los cuerpos de esos hombres. Su rostro estaba totalmente inexpresivo, sus ojos completamente abiertos y su mirada estaba perdida.

Revisé su cuerpo de alguna herida, pero hay demasiada sangre que desconocía si era de ella.

—¿Cómo llegaste aquí sola?—Cuestioné, realmente me preocupo mucho por los míos, pero este sentimiento que siento cada vez por dentro, no me gusta.

—No debes preocuparte por mi, Asher. Estoy muy bien, solo estaba buscándote.

Harry levantó una pistola del suelo para verificar si habían más personas, pero por su reacción, parecía todo en orden. Realmente los chicos si que serán unas buenas personas en el futuro, pero tengo miedo de estar con ellos.

¿Seré una buena compañía?

Abracé a Chelsea y froté un poco la parte trasera de su cráneo. Sin duda, ya no quiero repetir aquel error que cometí con mi madre, el simple hecho de tener una conciencia intranquila, te va matando lentamente. Me está aniquilando poco a poco, lo único que quiero, es recibir el perdón, el perdón que jamás podré escuchar.

Despegué los brazos de su espalda y ella me sonrió. Retiré unos pañuelos de mi saco y empecé a limpiar sus dedos.

El ambiente en esa calle es bastante peculiar. Un lugar completamente silencioso, una noche en donde podemos ver millones de estrellas en el cielo, y mucha sangre derramada en el suelo.

—Andando, chicos. Tenemos que descansar, sin duda. Me sorprendieron el día de hoy, si no fuera por ustedes, ya hubiera muerto.—Les confesé.

Me posicioné de pie y rodeé mis brazos en sus cuellos.

A pocos metros de llegar, extendí mi brazo bloqueando el paso para que Harry no logre avanzar más. Unos ruidos extraños provenían de nuestro carro. Sacamos nuestras armas al mismo tiempo, caminamos lentamente sin causar mucho revuelo y ahuyentar quien sea que estuviera ahí.

Chelsea se fue por el lado izquierdo de la camioneta y nosotros de lado derecho. Metí mi mano en el bolsillo y tomé el silenciador de la pistola.

—¡¿Quien diablos eres tú!?—Grité mientras encendí mi lámpara para ver con mejor claridad que era eso que provocó los ruidos.

Me llevé el susto de una pequeña ardilla saliendo despavorida por aquellos árboles y pasto que había en el suelo. Me dirigí en donde estaba la ardilla para verificar el ruido, pero los sonidos eran provocados por una pequeña roca.

Suspiré hondo y subimos al auto, todos nos colocamos el cinturón de seguridad.

—Es hora de descansar, mis ojos están muriendo.—Dije exhausto.

—No te permitiré manejar hoy. Déjame a mi hacerlo.—Ordenó Chelsea fijando sus ojos en los míos.

—¿Segura, LeBlanc?

Ella asintió segura de si misma.

Desabroché el cinturón y me pasé por la puerta trasera del auto. Ella tomó el volante y aplastó levemente el acelerador.

Recosté mi cabeza en el asiento del copiloto. Harry empezó a tocar mi espalda y mirar mi cuerpo por completo.

—Solo estoy revisando que no tengas heridas de bala, puede ser por lo que estes cansado sea consecuencia de un desangrado.

T H E R E W A R D © [EN EDICIÓN]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora