Icarus #1 Bnior Got7

Final

Pasaron años desde la última vez que visité LA. Había un mundo afuera capaz de distraerme de un fracaso amoroso que me tuvo meses encerrado en una habitación en Londres que apenas sentía mía. Dicen que el amor todo lo puede, pero hoy realmente no estoy muy seguro de ello.

Im Jaebeom fue mi primer amor, tal vez no el más sano, tal vez no el más lindo pero fue uno de los más importantes. Me desgarró por dentro y por fuera, pero también me hizo querer ser una persona diferente a la que era. Pensé que Eric lo era todo. Pensé muchas cosas sobre el amor y el estar enamorado antes de conocer a quien sin dudas fue el amor de mi vida. 

La vida cambia, nosotros cambiamos. 

El funeral de la abuela no significó nada para mí más que el cierre de una vieja herida que nunca terminó de sanar. Pero acá estoy, de pie frente a su tumba junto a mis hermanas aceptando el pésame de demasiadas personas a las que sinceramente no conozco pero sé que solo están presentes hoy, no porque sientan la partida de mi abuela sino porque es lo políticamente correcto para sus negocios con nuestra familia. 

Pienso que es triste, pero no lo digo en voz alta. 

Hasta ahora me he convertido en el sueño que mi abuela creo. Me he encargado de las empresas Park tan bien como he podido, he mantenido mis romances en secreto y me hecho cargo de cada jodido desastre que los demás han creado. He vivido casi cinco años por y para los demás, pero nunca para mí. Algo que extraño de ser un joven adolescente es esa libertad que por momentos me hacía creerme imparable. Los problemas pequeños parecían enormes en aquellos momentos pero sabía que más allá de cualquier cosa que sucediera siempre habría alguien cuidándome las espaldas, que estará ahí para sostenerme. Pero al creer mis equivocaciones se volvieron solo mías, al igual que las consecuencias. Lo que me hace ir con cuidado en cada paso. No quiero que nadie más sufra por mi causa. Lo sucedido con Jaebum me había cambiado.

 El pastor termina sus plegarias, bajan el cajón, lo cubren de tierra, todos se acercan a dejar un clavel y uno a uno se van disipando. Me mantengo de pie, inmutable, esperando esconder todo lo que siento o mejor dicho lo que no siento.  Cuando el último se despide, a paso lento camino hasta la limusina. Me recuesto en el asiento y por fin me despido de mis gafas negras junto con la expresión de nada que he adoptado para la ocasión. Le estoy por ordenar al chofer que se ponga en marcha cuando a lo lejos logro ver a la abuela Im. Nunca voy a olvidar el rostro de aquella mujer. Se acerca a la tumba y en un gesto casi estoico le ofrece una rosa a quien hasta donde sé fue su mayor enemiga y su mejor amiga. 

"Realmente no entiendo como funcionan el mundo o las personas"

  Termino la noche en un bar a las afueras de la ciudad, nadie de mi circulo podría encontrarme jamás aquí y eso me alivia. Necesito dejarme ir un rato, digerir esta nueva libertad que he ganado y recordar, aunque de una forma un poco amarga, a mi abuela. Ordenó un vino, el mejor que se puede conseguir en este antro, el mozo lo descorcha delante mío y me ofrece una sonrisa llena de carisma. Es alto, morocho, bronceado y lleva unas alas tatuadas en la nuca. No es del tipo que se mata en el gymnacio pero no tiene un mal aspecto. Me he tirado a muchos tipos así en mi vida pero este no es el caso. No me apetece seducirlo sino observarlo. Tal vez sea el karma o mi propia mente, pero me recuerda demasiado a Jaebum. 
 Sonríe a todo el mundo, es carismático y seductor. Es el tipo de chico que te envuelve en su juego de seducción casi sin que te des cuenta, a base de chistes, miradas cómplices y amabilidad. En otra vida, me gustaría tener ese tipo de personalidad. 

— Si sigues mirando a Jay podría ponerte una orden de restricción.

 El vino en mi paladar se queda ahí, a mitad de camino. Mi sangre parece haberse congelado y una extraña y paralizante sensación se apodera de todo mi cuerpo.  Estadísticamente es casi imposible reconocer una voz luego de años de no escucharla, pero aquí estoy, siendo consciente de su presencia tan solo escucharlo.