Nueve. Invitación

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Los días siguieron su curso. Yo volví al trabajo. Tom seguía viniendo cuando podía, pues ahora estaba rodando una película. Cosa que me alegraba, la verdad.

Aquel día en la pastelería, me llamó por teléfono. Christine cogió la llamada.
-¡Hola, Tom! ¿Cómo estás? Si... Si... Aquí está, ahora te la paso- me extendió el teléfono, y dijo:- Tu amado Romeo.
- ¡Christine!- exclamé avergonzada cogiendo el teléfono. Esperaba que Tom no lo hubiera escuchado.
-¿Sofía?- lo oí decir.
- Si, si. Dime.
- Estoy grabando y he tenido un momento para poder llamarte en el descanso. Me preguntaba algo, ¿tienes algo que hacer este fin de semana?
- Eh... No, nada, ¿Por qué?
- Tengo una semana libre, un compañero se ha lastimado un pie y sin él no podemos terminar de grabar. Me gustaría llevarte a París, ¿Qué te parece?
- Tom... Yo...
- Nada, necesitas despejarte un poco. Prepara una maleta y listo. Te recojo el viernes a las tres de la tarde.
-Gracias, Tom.- no sabía qué decir.
- A ti por aparecer en mi vida.- dijo y colgó.
Me quedé mirando, como tonta, el teléfono.
-¿Qué te ha dicho?- preguntó Chris acercándose a mí.
- Me acaba de invitar a ir a París este fin de semana.
Mi amiga se llevó las manos a la boca. Sabía que estaba sorprendida.
-¿A París?
- Si.
- ¿Con Tom Felton?
- Ajá.
Soltó un grito y me abrazó. Yo la abracé y empezamos a reírnos.
- Esto parece de revista. El título sería algo así "Famoso actor británico se enamora de una joven pastelera".- dijo haciendo las comillas con los dedos.
- Que exagerada eres, tía.- dije aún riéndome.
- ¡Jo, tía! Es que parece que me hace más ilusión a mí que a ti que Tom te haya invitado a París.
- Claro que me hace ilusión, Chris, pero me da miedo. Ya sé que no se me va a tirar al cuello ni mucho menos, él no es así. Pero no sé...
- Sofía- mi amiga me agarró de los hombros-, disfruta simplemente. Sea lo que sea lo que pase, sabes que yo estoy aquí para ti. Tienes que relajarte, has pasado mucho en muy poco tiempo. Llevas casi dos años sin apenas disfrutar de nada. Sacate los miedos de esa preciosa cabeza que tienes y disfruta del momento, amiga.
- Desde luego, no sé qué haría sin ti, Chris.
- Morirte del asco, seguro. - dijo ella sacándome la lengua.
Me reí, desde luego que era única.
- Pues nada. Mañana que es jueves, dejas tu maleta preparada. El viernes, cerramos a la una del mediodía para que te dé tiempo a ducharte y a prepararte para que ese guaperas te recoja. Y nada, disfruta del viaje con Tom. Y no me discutas.- añadió cuando vio que abría la boca para contestar.
Me rendí, Christine era maravillosa, pero tenía un carácter muy grande. Si se le plantaba algo en la cabeza, sería mejor arrancarle la cabeza antes que la idea. Pero aún así, la queria a rabiar.
- Unos días de descanso no me vendrían mal, la verdad.- dije suspirando.
- Eso queria escucharte decir.- volvió a abrazarme- Bueno, vamos a terminar esto que aquí magia hay poca.
Asentí y volvimos al trabajo. En mi cara, apareció una sonrisa, que no desapareció en todo el día.
Iba a ir a París, una ciudad preciosa que siempre quise visitar. Pero nunca lo había hecho. No por culpa de aquel tiempo tan malo...
Pero era hora, por fin, de empezar de nuevo. Como decía Chris, debía de empezar a disfrutar de mi vida sin miedos.

Dulce Amor (Completa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora