Diez. París

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El viernes llegó y, justo cuando estaba metiendo mi monedero en el bolso, sonó mi móvil, indicando que había un mensaje de WhatsApp.
"Hola, estoy aquí abajo de tu casa. Te espero."
Tom.
Una risita salió de mi boca. Cogí mi maleta y mi bolso, y salí de casa. Debía de agradecer que Paul se quedara con Blanquito estos días. No lo iba a dejar solo al pobre gato.
Él me esperaba apoyado en el coche, pero en cuanto me vio, se acercó a ayudarme con la maleta, que metió en el maletero del coche, saludándome antes de todo.
Entramos en el coche y se dirigió hacia el aeropuerto.
-¿Qué tal la semana?- me preguntó.
- Bien, recogiendo y entregando encargos. ¿Y la tuya?
- Más o menos. Estoy acostumbrado a rodar, como ya sabes, pero cansa. Me ha venido bien que este compañero no venga unos días, así descanso y de camino, te veo.- dijo girando la cabeza hacia mí y sonriendo.
Le devolví la sonrisa, no podía contestarle. Sentí mi corazón derretirse.
Llegamos al aeropuerto, yo no había viajado nunca en avión, aunque pareciera imposible, así que Tom se ocupó de todo. Por suerte, pareció que nadie se dio cuenta de que era él. Quizás porque llevaba una gorra y gafas de sol.
Nos montamos en el avión y se dirigió hacia la zona VIP. Alcé las cejas al entrar allí. Viajábamos solos en aquella parte, allí no había nadie más que nosotros dos.
- Deberías de dormir un poco, Sofía. Aunque tardemos poco, así descansas.
- ¿Tú no dormirás?
- También, pero debería de ponerme la alarma en el móvil. No quiero que me despiertes tirandome una botella de agua.
- Tom, yo no haría eso...- dije sonrojandome.
- Tranquila, es broma. Vamos a abrocharnos los cinturones.- dijo sentándose.
Asentí y me senté a su lado. Me abroché el cinturón y lo miré.
- Estoy muy nerviosa, Tom.
-¿Por qué?- me miró preocupado.
- Es la primera vez que viajo en avión.- dije.
- No te preocupes. Estoy aquí. Hablemos y no durmamos, así se te pasa, ¿vale?- dijo y agarró mi mano.
Miré nuestras manos unidas y luego a él, sonreía. Se puso a hablar de la película que estaba grabando y de algunas anécdotas que había tenido en los rodajes de todas sus películas. Yo lo escuchaba embobada. Podría estar escuchando como hablaba por horas.
Cuando me quise dar cuenta, habíamos llegado. Salimos del avión, y a la salida del aeropuerto, nos esperaba un coche.
- Señor Felton, su coche estos días. Las maletas de ambos están en el maletero. Que disfrute de París.- dijo un hombre que nos aguardaba junto al coche.
- Muchas gracias. Vamos, Sofía.
Nos montamos en el coche y se dirigió al hotel. Llegamos, y salimos del coche. En recepción, nos dieron las llaves de nuestras habitaciones y subimos. Ambos teníamos las habitaciones enfrente del uno al otro.
"No ibais a dormir juntos", dijo aquella vocesita de mi cabeza.
Eso era obvio.
- Te espero en una hora para ir a cenar, ¿Vale?- dijo Tom abriendo su habitación.- Espero que disfrutes de las vistas.
Asentí y entré en ella. Dejé la maleta junto a la cama. Me acerqué a la ventana y abrí un poco las cortinas. Quedé boquiabierta al ver las vistas. Se veía la torre Eiffel desde ahí. Cogí mi móvil y le mandé una foto a mis amigos Chris y Paul.
"Vaya vistas. Disfruta mucho" Paul.
" ¿Esa habitación te la reservado Tom? Dile que me lleve a mí también, jajaja. Disfruta, cariño, te lo mereces", Christine.
Guardé el móvil en el bolsillo de mi pantalón. Saqué de la maleta un pantalón negro, una blusa color beige y los dejé encima de la cama para meterme a duchar. Tenía que prepararme para ir a cenar con Tom.
Todo aquello me parecía una auténtica maravilla. Algo que nadie lo había echo conmigo, Tom me trataba como nadie y mucho menos... Ese.
Me metí en la ducha, dejando los malos pensamientos que se fueran por el desagüe con el agua.
Sabía que me esperaban días increíbles.

Dulce Amor (Completa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora