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— Alguien que anhela ser amado. —Soltó una risita burlona, sentándose a lado de Mark con toda confianza.—Es broma, me llamo Johnny y me gusta lo que escribiste.

— ¿Tú cómo sabes lo que escribí?

— Eres muy obvio —Señaló su libreta—No es como si la estuvieras escondiendo.

— ¿Desde cuando hablas con confianza con algún desconocido? o... ¿me conoces? —Se estaba asustando un poco por la ligereza con la que el más alto decía las cosas. Así que escondió su libreto entre sus brazos.

— Me gusta hablar con seguridad, siempre vengo a la biblioteca pero hoy te ví y escuché lo que decías, me parece increíble tu inspiración para escribir letras de canciones, si quieres te puedo ayudar a seguir escribiendo. Tienes una mentesita inteligente.

— Estoy bien, gracias. —El menor tomó sus cosas para irse de ahí, se sentía incómodo con la presencia de Johnny. No sabía porqué estaba diciendo todo eso.

— ¡Espero verte de nuevo! —Gritó Johnny cuando Mark ya se iba para que alcanzara a escuchar y lo hizo. —Eres tan lindo Mark lee, tan delicadito como una orquídea... —Susurró para él mismo mientras veía a Mark abandonar el lugar a paso apresurado.

Pensaba que no tendría que temer más al tenerlo consigo.

Aunque tal vez se había pasado de intenso...

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— Jaemin, él era raro porque empezó a hablarme sobre mi inspiración para escribir y empezó también a hablarme como si fuéramos amigos de toda la vida. ¿Y si él me observa...? ¡Ay no! me da escalofríos...

Jaemin ni siquiera le prestaba atención ya que estaba pegado a la pantalla que estaba frente a él mientras decía algunas groserías cuando lo mataban en el juego.

— Estás oyendo lo que te estoy diciendo? —Golpeó el hombro de Jae varias veces para que le prestara atención a sus preocupaciones.

— Mira Mark, deberías dejar de preocuparte por cada persona que te habla, no es mi culpa que seas un chico antisocial que le parece raro cuando alguien le habla, tal vez ese chico Johnny quería ser tu amigo, deja de ser un tonto, concéntrate en tener vida social ¡ y déjame en paz! —Jaemin volteó los ojos en forma de molestia y volvió a poner su atención a la pantalla, apretando con brusquedad el teclado.

— Idiota... aunque tal vez tengas razón. —Se recargó en su silla y se cruzó de brazos. — ¿Tienes algún amigo que me puedas presentar? Yo también quiero amigos, como tú.

— Sólo para que me dejes solo. —Tomó un papel y una pluma, anotó un número y se lo dió a Mark con una pequeña pizca de amabilidad.

— ¿Esto qué? —Analizó el número con sus ojitos curiosos.

— Háblale tú, deja de ser tan vergonzoso.

— Maldito. —Agarró sus cosas y por el último tomó el papel con el número con rabia y salió del cibercafé rodando los ojos.

Las calles estaban casi vacías, era de noche ya, no tenía ganas de ir a casa y ver a sus padres pero no tenía donde quedarse, mientras iba camino a su casa sintió de nuevo la sensación de ser observado y ya no era normal. O era paranoia o simplemente alguien sí lo estaba siguiendo.

Las intenciones malas de los demás lo hacían temblar como si fuese una hoja.

Llegó aburrido a su hogar, fue directo a su habitación y se acostó, ni ganas de escribir tenía, se quedó pensando en Johnny y en si hablarle a ese tal Ten.

Tal vez esos próximos amigos lo ayudarían a sentirse menos, o a quitarle esa histeria de que alguien lo estaba siguiendo.

Había probabilidades de que ellos sí lo escucharan. Ahora el problema era aceptar la amistad y dar un paso adelante.

johnmark - two facedDonde viven las historias. Descúbrelo ahora