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Estaban los dos chicos sentados en la azotea de aquel edificio que visitaban tanto, Johnny mantenía su cabeza recargada en el hombro de Mark, en un silencio no tan incómodo pero pacífico. Sus respiraciones se mezclaban con el viento, llevándose en sí, todos los recuerdos que consideraban malos.

- Perdón por lo que viste en mi cumpleaños, de verdad lo siento, trataré de todo para que puedas olvidarlo ¿sí? -soltó el mayor para romper el hielo que lo torturaba.

- Ya Johnny, ya pasó, ya lo olvidé ¿Okay? No me tienes que pedir perdón cada segundo, sólo deja de hablar sobre ese tema.

- Está bien, cariño -Separó su cabeza y volteó hacia su novio para depositar un suave beso en la mejilla y volver a su posición anterior. - ¿Que te parece escribir una canción nueva? -Buscó la mano del menor y empezó a jugar con sus dedos, quería distraerlo de cualquier pensamiento intruso.

- Tratando sobre ese tema, te quería decir que ya no podré escribir canciones contigo.

Rápidamente su novio captó toda atención con un semblante sorprendido, pero su mandíbula estaba tensa. Negó creyendo que lo que decía era mentira pero el tono de Mark era severo.

- Me quiero concentrar en una canción que estoy escribiendo... que es para tí. -Dijo avergonzado, sus mejillas se tiñeron de rosa.

- ¡Woah! eres increíble niño, ¿Me puedes dar un pequeño adelanto? por favor, amor... -su humor había cambiado de inmediato. No tenía de qué preocuparse, sólo rogarle para que le diera un pedacito de idea.

- Nop -Picó su nariz algo divertido, su sonrisita demostraba que lo hacía con todo el afán de molestarlo porque no quería contarle.

- ¿Alguna pista? -De verdad anhelaba saber algo, alguna razón que, fuera válida para perdonarle que ya no pudieran pasar tanto tiempo juntos escribiendo canciones de amor.

Todas eran románticas, todo era así, así era la rutina; se besaban, escribían, se acariciaban, escribían y se volvían a besar.

No entendía qué tenía de especial que ahora fuera una canción para él si siempre lo hacían juntos.

- Tiene que ver con mi graduación, es lo único que te puedo decir.

- ¡Que malo eres!

Su tarde se desvaneció y marchó junto al sol, entre risas con inocencia de parte del canadiense, y los dedos de su novio John haciéndole cosquillas en el costado de su torso. La sonrisa de Mark complementaba el mundo de Johnny con mucha tranquilidad y cálida felicidad. Como un rayito de sol entre la áspera lluvia.

Entre la luz de la luna y Mark, no sabía qué iluminaba más sus noches en las que su mente se bloqueaba.

Por otro lado, Mark quería un momento.

Sólo un momento más, que John esperara un poquito más y no se desesperara.

Sólo bastaba un poco para que pudiera resgarrar esos sentimientos atorados en su garganta. Esos recuerdos tan asquerosos que intentaba plasmar en algo que Johnny pudiera y quisiera entender.

Necesitaba que entendiera cuánto le dolía.

Pero también que, cuánto podía soportar gracias a él.

johnmark - two facedDonde viven las historias. Descúbrelo ahora