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— ¿Por qué siempre eres así conmigo? Simplemente te estoy diciendo lo que me pasó pero jamás me escuchas y sólo le pones atención a tu estúpido juego. —Dijo molesto y ya empezaba a alzar la voz.

— Porque no me importan las cosas que te pasan Mark, no te creas tan importante porque nadie está interesado en ti, siempre hablas y hablas, pareces un tonto que tiene problemas mentales, enfócate en sacar buenas calificaciones y no en malditas cosas que te suceden, te preocupas por cada mínima cosa que te ocurre. Ya basta con tu miedito.

— Parece que estoy escuchando a mi papá, eres un maldigo egoísta Na Jaemin, siempre te prefieres a ti y ni te preocupas por tu amigo, ¿te crees demasiado por tener más amigos que yo?

— No te lo tomes tan a pecho, tengo más amigos que tú porque no parezco un tonto. —Soltó una carcajada que hizo enfurecer más Mark. El ambiente cada vez se ponía más tenso.

— ¿Sabes qué? No aguantaré cada cosa que estés diciendo sobre mí, algún día te vas arrepentir, no me vuelvas a hablar hasta que sea para pedirme perdón, hijo de puta. —Empujó la silla en donde estaba Jaemin y salió de ese lugar.

Había sacado valentía incluso para maldecirlo de esa forma y darse su lugar, el que merecía.

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Mark se encontraba en una banca en la calle, ya estaba sobrepensando en porqué Jaemin se comporta así con él, ¿acaso sí es demasiado tonto? No, no dejaría que su propio amigo le lavara la cabeza haciendo que se odie a si mismo.

Mientras seguía en sus pensamientos una persona se acercó cautelosamente a él.

— ¿Mark? —El ya mencionado volteó ante la voz dulce que le resultaba familiar. — Ohh, sí eres tú, ¿qué haces por aquí tan tarde?  —Era Ten, ni se acordaba de él así que Jaemin no era su único amigo.

— H-hola, no pensé que te encontraría aquí, estaba aquí en un lugar cercano y ahora pues llegué acá...

— Ya veo... vivo a unas cuadras de aquí ¿Quieres acompañarme a mi casa? —Ten palmeó su hombro, dándole ánimos ya que se notaba más serio de lo normal.

— Bueno sí, sí, sí quiero. —Dijo Mark poniéndose rojito por tal gesto compasivo que le daba aquel, hacía que todo en él se removiera.

— Ven conmigo. —Lo jaló del brazo con confianza para levantarlo y empezar a caminar.

El mayor estaba en pijama y traía unas bolsas, al parecer había ido a una tienda cercana para comprarse unas sopas instantáneas.

Llegaron a la casa de Ten y era un muy bonita, acomodada y de colores cálidos. Mark no podía sentirse más felis ahí adentro, Ten le ofreció un café a lo que gustoso aceptó.

— Cuéntame ¿qué estabas pensando hace un rato? te veo un poco desanimado.

— Tuve una pelea con mi amigo y me dijo algunas cosas hirientes que tal vez sean ciertas, pero no tengo ni idea de porqué él se comporta así conmigo, Ten ¿Tú crees que soy tonto? —tuvo la seguridad de confiarle ese tipo de cosas así que le contó.

— No, para nada, eres un muy carismático chico, no sé porqué un supuesto amigo te trataría así pero debes esperar a que se disculpe, no te llenes la cabeza con falsas ideas de ti mismo, eres un muy buen chico, Markie.

Sintió un cosquilleo en su estómago y unos nervios lo hicieron parpadear un par de veces para experimentar que era una palpable realidad la cual podía disfrutar... de verdad Ten lo estaba haciendo sentir muy bien, ayudaba a que su corazón se calmara de toda esa aberrante angustia y latiera de forma natural.

johnmark - two facedDonde viven las historias. Descúbrelo ahora