Final.

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Su mamá se había marchado de la nada y los había abandonado junto a su padre alcohólico. Pero el pequeño Johnny cuidaba siempre de su hermanito que tanto adoraba. Su corazón latía con fuerza cuando su "bebé" le comentaba sobre sus logros y se sentía como un papá orgulloso.

Sin embargo, el verdadero padre de John era sumamente violento y sádico. Era era la razón de que siempre que llegaba a casa, los dos hermanos se escondían debajo de la cama con terror de que les pegara hasta sangrar o que los amenazara con hacerle daño o encerrar a alguno de los dos.

John nunca conoció el verdadero amor, no conocía ni siquiera su definición porque no podía sentir esa adoración fraternal y cálida. Podía imaginarse pero jamás se iba a comparar a vivirlo en carne propia.

Siempre fue sobreprotector con su hermanito ya que era lo único que lo mantenía despierto todos los días de su pálida vida. Él era su amor, su amor más puro y tierno. Era como su hijo, su niño favorito. Tenía la necesidad de cuidarlo y protegerlo de todos los niños, de todos los adultos, de todo el material horrendo del mundo.

Aquel día no pudo esconderse junto a su hermano, ni siquiera pudo protegerlo, solamente bastó un pequeño instante de distracción.
Vió exactamente como su papá, después de reventarle un envase de vidrio en la espalda, le rajaba el cuello con una navaja a su niño favorito. Su precioso hermano que no dejaba de sangrar hasta drenarse y morir cruelmente entre sus brazos.

Sus lágrimas se acompañaban junto a la sangre de quien más adoraba.

Había llorado algunas veces, pero jamás con esa presión en su pecho y garganta. Con ese dolor ardiente queriendo cegarlo y desquiciarlo por completo.

Aquella escena se había vuelto a repetir.

Cuando murió su hermano procesó que era su culpa al no haberlo protegido lo suficientemente bien.

Cuando Johnny conoció a Mark se le hizo parecido a un niño muy bonito que deseaba desesperadamente ser amado. Johnny lo protegió sobre todo y sintió por primera vez lo que era el verdadero amor; y le entregó todo su ser, toda sus fuerzas, todos sus besos.
Pero cuando su vista se posó en notarlo caer de la azotea, sabía que de nuevo había perdido a lo que más quería en esos momentos.

Era la mismísima mierda aterradora.
Un ameno infierno que duraría en todas sus vidas.

     Fin.

johnmark - two facedDonde viven las historias. Descúbrelo ahora