Capítulo 3

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(Daniela)

Bueno les contaré que hice de lo que resto el domingo.

Después del pequeño incidente con aquel hombrecito, fui hacia mi departamento. Llegando deje mis pertenencias sobre el sofá y me dirigí a mi habitación, me despoje de toda mi ropa para poder darme una ducha. Ya en la ducha giro la manija y empieza a caer el agua sobre mi cuerpo. Un recuerdo de mí en la ducha tratando de quitarme la sangre del cuerpo atravesó por mi mente, aparte de todos esos pensamientos de mi cabeza, me dispongo a jabonarme, una vez termino de hacer eso me enjuago por completo.

Salgo del cuarto de baño con una toalla blanca que me llega hasta los muslos, voy hacia el armario para poder elegir que ponerme, lo primero que me pongo es mi ropa interior negra de encaje seguido de unos leggins color negras, para la parte de arriba un suéter color plomo y unas zapatillas blancas.

Ya que aquel hombrecito boto mi desayuno no me queda otra que cocinarme. Opto por unos huevos revueltos con tocino y jugo de naranja recién exprimido.

- Bueno, manos a la obra Daniela - me digo.

Avanzo hacia la cocina y me pongo a preparar lo que comeré, empiezo por prender la estufa y coloque la sartén con un poco de aceite, mientras que por otro lado revuelvo muy bien los huevos, una vez hecho eso le tiro los pedazos de tocino por encima y vuelvo a revolverlos.

Me acerco a la sartén con el bol donde se encuentra los huevos y el tocino, procedo a poner todo lo del bol en la sartén. Mientras eso se hace yo me pongo a exprimir naranjas recién lavadas.

Al cabo de unos 10 minutos me encuentro sentado en la mesa con un plato de huevos revueltos con tocinos y un gran vaso de naranja, me es inevitable no sonreír un poco al pensar en aquel hombrecito que me hizo perder el desayuno.

- Que te pasa Daniela, él es un amargado - sacudo mi cabeza para alejar esas imágenes y continuo con mi rico desayuno.

Termino de comer, me levanto de mi asiento y seguido de eso llevo el plato y el vaso que use para lavarlos.

Una vez termino de ordenar mi desastre me dispongo a sentarme en el sillón y prender el televisor para vez una que otra película. Al terminar como la novena película caigo en cuenta de que ha anochecido, por lo cual decido ordenar pizza parra la cena, unos 25 minutos después llega mi pedido.

Abro la caja para observar mejor la pizza, en ese instante un exquisito aroma brota de la gran pizza americana.

- Pero que ricoooo - grito como una niña pequeña.

Me siento en la mesa y empiezo a devorar aquella delicia. Cuando termino recojo todo y lo hecho a la basura, voy hacia mi habitación con los parpados muy cansados.

Me quito toda la ropa, me coloco mi pijama y me adentro en mi camita, una vez echada no tardo en cerrar mis ojos, pero mi último pensamiento va hacia aquellos preciosos faroles verdes, y así caigo en un sueño profundo.

"POR MAS QUE ALEJAMOS EL PASADO DE NOSOTROS, SIEMPRE REGRESA"

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