Capítulo 4

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(Daniela)

Llego el día que la mayoría del mundo odio bueno yo también no lo negaré. Así es queridos amigos es lunes, bravo mi día preferido de la semana, nótese mi sarcasmo. La verdad no tengo ni el mas mínimo animo para ir a trabajar, muero de sueño.

- Claro quédate en esa cama y no tendrás que pagar tus gastos - dice la vocecita de mi cabeza.

A veces la detesto, pero no puedo negar que tiene toda la razón, si no voy a trabajar no tendré con que cubrir mis gastos, todo sea por sobrevivir...

Volteo la cabeza hacia la mesita que se encuentra a mi lado derecho, cojo mi teléfono y me fijo la hora,  aún es súper temprano son las 6:30 de la mañana. Tengo como una hora y media para meterme a bañar, arreglarme, tomar desayuno y salir directamente hacia el trabajo.

- Lo primero que haré será levantarme de esta cama porque si no me vuelvo a dormir - me repito hasta levantarme.

- Comencemos el día - digo con la mejor de mis sonrisas.

Rápidamente entro a la ducha, empiezo a sobarme todo el cuerpo, inconscientemente mi mano desciende hacia mi parte intima. Empiezo a estimular poco a poco mi clítoris, hace tanto tiempo que nadie me toca - pienso.

Sigo con lo mío hasta que decido introducir un dedo en mi interior, mientras se va introduciendo un gemido se escapa de mis labios y a la vez siento un pequeño dolor en mi interior, comienzo a moverlo lento y seguro haciéndome arquear la espalda. Se siente tan bien esto, en ese momento caigo en cuenta que estoy masturbándome.

- No puede ser - retiro rápidamente el dedo de mi interior y proceder a bañarme sin hacer ningún otro toque.

Al terminar salgo directamente hacia mi armario para ver cuál será el atuendo del día de hoy.

Busco y busco, pero no hay uno que me convenza del todo. Cuando estoy por rendirme mis ojos van hacia una falda negra con unos cuatro botones dorados en la parte izquierda de esta, para la de arriba opto por una blusa roja con cuello halter, manga larga que deja al descubierto mis hombros y con unas mangas al estilo campana. Decido combinarlo con unos tacones negros.

Reviso mi celular para fijarme qué hora es, al hacerlo me doy cuenta de que tarde más de lo esperado, rápidamente cojo mis pertenencias y salgo del departamento dirigiéndome hacia el ascensor, toco el botón de la parte subterránea.

Una vez abajo voy hacia mi auto, recuerdo que lo compré con los ahorros que tenía. Ese día al entrar en la tienda mis ojos dieron un pequeño auto color blanco, en ese momento me dije a mi misma que ese era el indicado y lo compré sin más.

Tomo rumbo hacia mi trabajo que la verdad queda muy cerca de mi edificio. Al paso de unos 12 minutos me encuentro estacionando mi auto en el estacionamiento de la empresa, tomo mi bolsa y voy hacia la entrada principal. Ahí veo Clara, la recepcionista de este lugar, la verdad es una chica muy simpática.

Voy hacia ella para saludarla como todos los días.

- Buenos días, querida amiga.

- Buenos días, Dani - me saluda con una sonrisa la cual se la devuelvo.

- ¿Cómo estás hoy, aparte de bonita? - alza una ceja divertida.

- Hay Clara deja de decir eso - le digo.

- Nada de eso, pero si mírate eres toda una belleza cualquier hombre quisiera estar contigo - no le doy importancia a lo último que dijo.

- ¿Ya llego al señor Blair? - trato de cambiar el tema de conversación.

- Oh no querida - niega con el dedo - no vas a cambiarme de tema, ya te dije que no descansare hasta encontrarte un galán con el que te cases y tengo cientos de hijos.

- Por que mejor no te buscamos el galán a ti Clara y a mí me  dejas seguir trabajando.

- Quién sabe si ya tengo un galán - menciona jugando sus dedos.

- No me digas que...

- Claro que no Dani, sabes muy bien que mi naturaleza no es estar atada a uno solo - ruedo los ojos.

- Si lo sé - afirmo.

- Bueno querida Clara me voy a la cafetería a comprar algo para desayunar, nos vemos luego - voy caminado hacia la cafetería.

- Seguro hermosa - me lanza un beso.

Mientras voy caminado recuerdo las palabras de Clara, si claro yo con un galán - me rio - eso es imposible.

"EN ESTÁ VIDA NADA ES IMPOSIBLE"

(Henry)

Lunes, un día más de trabajo que mas da todos los días es lo mismo ya me acostumbre a este ritmo.

Me ducho y me coloco un traje negro con una camisa blanca, algo muy básico en realidad. Rápido me encamino hacia la cocina a prepararme algo, decido hacerme unas tostadas francesas con un café negro muy cargado y sin azúcar.

Al cabo de 25 minutos termino de desayunar y ordenar todo el desorden que cause, voy hacia la cochera donde Adolfo me espera con la camioneta lista, él como siempre bien uniformado.

- Buen día señor - salud.

- Buen día Adolfo - devuelvo el saludo.

- A la empresa - ordeno.

- Claro que sí señor Bolldem - de inmediato se monta al carro.

De camino hacia la empresa solo se puede escuchar la música de fondo.

Al llegar a la empresa me dispongo a entrar de inmediato, mientras voy directo hacia el ascensor una voz me llama.

- Buenos días, señor Bolldem - saluda la recepcionista.

La veo de reojo, pero simplemente la ignoro y sigo mi camino hacia el ascensor que al entrar presiono el botón de la ultima planta donde se encuentra únicamente mi oficina y el espacio de mi secretaria.

Al llegar a mi piso puedo visualizar a mi secretaria, Juana, una mujer mayor que la verdad para su edad hace su trabajo perfectamente bien.

- Buenos días, señor Bolldem - dice.

- Buen día Juana - amablemente saludos.

- En su escritorio le deje los archivos que me pidieron - informa.

- Perfecto, gracias, Juana - asiente con la cabeza.

Me adentro en mi oficina para empezar a trabajar, en ese se basa el resto de mi dia papeles, papeles y mas papeles.

Noto que son las 11:30 pm por lo que decido irme a casa al salir el silencio abunda la planta. Sin darle importancia tomo el ascensor hacia el estacionamiento donde Adolfo me espera listo para irnos a casa.

- Vamos a casa - demando.

- Por supuesto señor.

Al llegar a casa lo único que quiero es darme una ducha y dormir. Tomo una refrescante ducha y me pongo solo unos pantalones dejando mi torso desnudo. Sin mas me meto a cama y caigo en un sueño profundo.

"A VECES CONVERTIMOS NUESTROS DIAS EN UNA SIMPLE RUTINA"


DETRÁS DE TU SONRISADonde viven las historias. Descúbrelo ahora