Capítulo 30

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(Henry)

Entramos bromeando al carro con Dani, pero de la nada se puso pálida cuando mencione que me cuente de ella y sus padres.

- ¿Estás bien princesa? - preguntó preocupado.

- Si si - luce confundida.

No dije más y seguí conduciendo hacia el lugar donde sería nuestro desayuno.

- Bolldem, este camino es muy solitario.

- No iremos a un restaurante.

Se voltea a verme.

 - ¿De qué hablas?

- Ya lo verás.

Planeé esto con mucho cuidado, estamos yendo a una especie de colina en el cual se puede observar una playa preciosa.

- Llegamos - le digo.

Al llegar a la cima Daniela tapa su boca con amabas manos. Abrazo su cintura por detrás.

- Es divino Henry, jamás visitó un lugar tan hermoso y mágico.

(Daniela)

El lugar que escogió a Henry es divino, tan precioso que estoy seguro de que ninguna cámara podría hacerle justicia.

Estábamos comiendo cuando un recuerdo paso por mi mente.

RECUERDO

- Te dije que no ibas a durar al lado de nadie por mucho tiempo - su voz es tan tranquila.

- ¿Por qué me haces esto? - Mis lágrimas no pueden detenerse.

- Solo te vi como una forma de tener la vida que quiero, pero en cambio ha sido una piedra en el camino.

- No tenías derecho a matarlo - le grito.

- me coge la barbilla con fuerza que duele - no Daniela, yo no lo mate, fuiste tú por ser terca y no entender que jamás serás feliz.

FIN DEL RECUERDO

- Llamando a tierra a Daniela Venez - Henry no para de mover su mano delante de mí.

- Disculpa - lo mire apenada - solo me perdí en mi mente.

Henry se levanta y se sienta a mi costado, está tan cerca que escuchó su corazón hacer BUM BUM. Me tomo de las manos.

- Verás Dani, no he preparado un gran discurso, pero sé lo que debo decirte.

Lo miro expectante...

- No tienes que decir que fui un idiota al principio porque lo sé muy bien, pero sabes algo, desde el primer día que chocamos en aquella cafetería. Aquella mujer que me dijo que la vida era hermosa recuerdas? - suelta una carcajada, por supuesto que lo recuerdo, ese día quedé enganchada por esos faroles hermosos que ahora me miran.

- Claro que lo recuero cielo - acaricio su mejilla, cierra los ojos ante mi toque.

- Solo puedo concluir todo el discurso con que muero por intentar entrar a tu corazón y que lata cada vez que este junto a mi princesa - me mira directamente a los ojos.

Sabía que esto pasaría, pero, no creí quedarme helado justo.

- ¿Qué me dices princesa? - No puedo responder.

No digo nada, tal vez pasen minutos en silencio y sigan sin soltar una sola palabra.

- Te daré tu espacio hasta que puedas responderme.

Se levanta dispuesto a caminar en dirección contraria.

Yo dije que quería empezar esto no tengo dudas, no puedo perder mi segunda oportunidad por quedarme calladita. Me levanto como rayo y jalo del brazo a Henry, caemos juntos al césped.

- No pienso perder mi oportunidad de amar y que me amen como sueño - no lo dejo decir nada y lo beso.

Le demuestro mis sentimientos en este beso, muchas promesas a futuro junto a él.

- Oh mi linda princesa- me acaricia la cara - ahora haré el doble, triple y cuádruple de esfuerzo si es necesario para que cada día que pueda pasar entrar de poquito a poquito a tu corazón.

- No necesito que te desgastes tampoco - nos reímos.

- Que buena para matar el romanticismo.

Nos quedamos acostados viendo las nubes.

- No creí que mi viejito amargado fuera todo un cursi.

- ¿Con qué tu viejo?

- Si solo mío - lo jalo hacia mí.

- Ahora y siempre lo seré. 

Un escalofrío registra todo mi cuerpo al escuchar esas palabras.

Me siento de golpe, sentando de lado sin ver a Henry.

- No podemos asegurar que siempre estarás a mi lado Henry.

Escucho solamente mi respiración, siento las cálidas manos de Henry tomar mis manos y girarme hacia él.

- No importa que deba hacer, pero me aseguraré de estar siempre junto a ti y no dejar que nada ni nadie nos separe - al escuchar sus palabras lo abrazo con todas mis fuerzas.

- Lo que más deseo es quedarme a tu lado - si tengo que luchar esta vez lo haré con más coraje y valentía.


DETRÁS DE TU SONRISADonde viven las historias. Descúbrelo ahora