Los Hijos de la Diosa Bastet: Kookmin

Capitulo IV

[Narra Jimin]

- Sentado a sola estoy ~ con mis pensamientos ~ hace cuanto estas haciéndote daño ~ ni siquiera tu lo sabes ~ - para mi no había nada mejor que ahogar la tristeza con un gran vaso de leche bien fría.

Solo han pasado horas desde que se fueron los Chou, y yo moría de aburrimiento. Me era inevitable no pensar en mi familia, sonreía y lloraba al recordar los bellos momentos en los que estuvimos juntos en familia.

- Y esta noche seras, contigo honesta ~ y ahora vas a prometer oh...~ - de pronto se escucho un ligero sonido proveniente de la planta alta.

Debido a que se supone que no hay nadie en la mansión, canto en voz muy baja, casi susurrando cuando me siento solo, pero eso no significa que no tenga un excelente oído

De inmediato y casi por reflejo regrese a mi forma gatuna y sigilosamente fui en busca de lo que provocó dicho sonido.

Ahora me encontraba en modo casería; súper silencioso, a pasos lentos y sigilosos, y un poco agachado para pasar desapercibido, y también por instinto, agudice mis sentidos al máximo, escuchaba a la perfección cada pequeño sonido proveniente de arriba.

Subí las escaleras y al estar en la planta alta mire hacia todos lados, ventaja la mía que podía ver perfecta y claramente todo a mi alrededor.

De pronto alcance a ver una pequeña luz debajo de la puerta de los papis de Tzuyu, seguida de otro sonido, el cual reconocí de inmediato.

- La caja negra fue abierta. - pensé.

Eso me pareció súper extraño, la familia Chou aun no regresaba de su viaje, era demasiado pronto para que vuelvan y papi era el único que podía abrir esa caja, entonces si el no fue el que abrió la caja negra, ¿quién fue?

Se suponía que me encontraba absolutamente solo en la mansión, ¿por qué alguien querría entrar aquí a altas horas de la noche? ¿acaso no tenían otro lugar para ir a dormir y hacer bulla?

¿O lo más raro y curioso, ¿qué tenía la caja negra de papi como para que alguien extraño entrara a la mansión solo para abrirla?

- ¿Será que papi guardaba comida allí? - pensé.

La curiosidad me devoraba por dentro, quería saber que había dentro de la caja negra, al igual que quería saber quien había ingresado a la mansión y para qué. No es que me crea sabueso, ni loco, pero la curiosidad me podía más.

Con mucho cuidado y sigilo, me acerque a la puerta de la habitación de los papis de Tzuyu, por suerte esta estaba abierta o mejor dicho, me olvide de cerrarla esta tarde.

Ingrese silenciosamente a la habitación, y lo primero que vida fue a un hombre sacando unos pequeños papeles rectangulares de adentro de la caja negra, junto a unas pequeñas cajitas y bolsitas, y colocando todo dentro de una mochila negra.

Al terminar de sacar todo lo que había dentro de la caja, el hombre se puso de pie y se dirigió hacia el tocador de mami. Allí el cogió el cofrecito en donde mami guardaba todas sus cosas brillantes, y también lo guardo en su mochila.

Por alguna razón el hombre no me inspiraba desconfianza o miedo, al contrario había algo en el que me atraía y quería estar a lado de él, lo cual hice.

Me acerque al hombre y me fue inevitable acariciarlo, incluso empecé a ronronear inconscientemente, y es que no podía negarlo aquel hombre olía tan bien que sentía unas enormes ganas de restregarme por todo su cuerpo.

- ¿Me estaré volviendo loco? - pensé

- ¡Por tu madre, me asustaste! - gritó el hombre en forma de susurro, ya que mi contacto físico hacia él lo había sobresaltado, al igual que su reacción me sobresalto a mi. - ahh pequeño no hagas eso, casi me da un infarto.

La siguiente vez que me hablo hizo que se me erizarán todos los pelos de mi cuerpo, su voz me gusto, más que eso, me fascinó.

Y cuando lo ví detenidamente a la cara quede hipnotizado, era muy guapo, incluso teniendo un moretón y una pequeña herida en su mejilla, aquel hombre se veía demasiado atractivo, y provocaba algo en mi que ni yo mismo lograba comprender.

En ese momento recordé las sabias palabras de mi mami, y supuse que ese extraño sentimiento que sentía podrían ser mis instintos diciéndome que ya había encontrado a mi futura pareja.

- ¿Oiga, quiere ser mi pareja? - le maullé al hombre y este de inmediato se volteo a verme. - ¿acaso me entendió? - pensé.

- Oye gatito, tal vez esto suene muy estúpido de mi parte, pero... ¿sabes dónde tus dueños guardan mas dinero? - me preguntó el hombre acuclillandose delante mio.

- Es muy pronto para decir esto, pero creo que estoy enamorado. - pensé, mientras estaba completamente perdido en su mirada.

- Mi hombre. Sí, mío, solo mío y para siempre mío, y yo seré solo suyo. - me dije a mi mismo, mientras él seguía esperando por mi respuesta, pero yo no tenia ni idea de lo que era "dinero", por lo que solo incliné mi cabeza en señal de confusión.

Al parecer Mi hombre comprendió que yo estaba confundido, ya que se restregó la cara con las manos varias veces, perecía cansado y un poco triste.

- ¿Qué debería hacer para que Mi hombre este feliz? - pensé.

- Ok gatito, hagamos un ultimo intento, ¿sí? - me preguntó de repente, mientras se levantaba e iba hacia su mochila y sacaba algo de esta, de inmediato regreso conmigo y retomo su posición. - ¿Sabes dónde tu dueño guarda más de estos?

El guapísimo de Mi hombre estiro sus manos y me mostró uno de los pequeños papeles rectangulares que papi siempre guardaba en la caja negra, y, en otro lugar que solo él y yo conocíamos.

- Sí, Mi hombre. - maullé y camine hacia abajo de la cama de los padres de Tzuyu. Debajo de esta justo en la parte de la cabecera, papi escondía una pequeña valija negra, a la que él llamaba "portafolio". - Aquí Mi hombre, papi tiene muchos aquí dentro.

Me subí encima del portafolio y empecé a maullarle a Mi hombre, para que él me siguiera hasta abajo de la cama.

- ¿Qué sucede, gatito? ¿Encontraste algo para mi allí abajo? - me preguntó Mi hombre, mientras se arrastraba siguiéndome debajo de la cama.

Él estiro su brazo y cuando alcanzo el maletín, yo me aferre con mis garras a este para no caerme, cuando Mi hombre jalo el portafolio hacia afuera, sacándolo de abajo de la cama.

- ¿Qué es esto?

Al parecer Mi hombre no podía ver muy bien en la oscuridad como yo, a pesar de que ingresaba un poco de luz de las farolas de la calle por la ventana.

Así que Mi hombre se levanto con el portafolio en mano, de inmediato lo solté, y él lo coloco sobre la cama, después se dirigió hacia la cómoda de mami y tomo la linterna que él mismo había dejado allí.

Rápidamente me subí a la cama y me acurruqué cerca del maletín, para ver lo que había dentro cuando Mi hombre lo abriera.

Mi hombre se acercó con la linterna hacía el portafolio y lo ilumino, colocó la pequeña linterna en su boca y procedió a abrir el maletín.

De pronto se quedó quieto, no se movía solo se quedó observando el interior del portafolio, de repente su boca se abrió más y la linterna cayo al piso, acto seguido Mi hombre gritó.

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